domingo, 28 de diciembre de 2008

POLLITO CURSI CANTA NORTEÑO




Eres tan bonita, pero tan bonita
que no escribo poesía sino encuentros
y casualidades

Eres tan bonita que a tu lado
me siento como pollito en el granero

He intento ir a fondo y comprarte un departamento,
ponerlo a tu nombre y quitarme el sombrero
para decirte ¿Quieres ser mi esposa Karina Handall?

Y es que eres tan bonita,
pero tan bonita que las demás señoritas
son puras reminiscencias

(me cae)

He intento en mi condición
de gallito acorralarte,
besarte tus cachetitos
mientras me bordas pañuelos
y tienes mis hijitos

Y es que eres tan bonita, pero tan bonita
que sólo por ti vivo y respiro
y te juro por ésta, por la otra
y por Santa Patita que es verdad
que eres tú a la que más quiero.

¡Yija!

Quiero que me quieras
Quiero que me adores
Quiero que me sientas
Me urge que me ames

Yo mis botas lustraré
Mi sombrero me pondré
Tempranito llegaré
Si me dices que me amas*


*Gael García en la película Rudo y Cursi

1988

Hubo un tiempo que llegaron a la Prepa hermosas chicas de Montevideo. México repartía papeles políticos para las elecciones del 88, y todo estaba listo bajo el yugo Salinista. En ese entonces mi banda favorita era Motley Crüe y por esa insólita red de relativismos deportivos (sobre todo si usaban minifalda) me declaraba “hincha” de Nacional. Las uruguayas también se consolidaban como los poemas fundamentales para entender la literatura de mi generación, cuyo punto final siempre era un granito o camaradas afectos a la mano peluda.

Con la reanudación de las protestas por fraude electoral, nos abandonamos a favor del cine de Woody Allen y amar nuestra propia tumba de ciudadano sin tráiler park en el México moderno. Pero fue Karina Handall la que me dobló las orejas, y entre conciencias políticas y razones sexuales le declaré mi amor de cielo bocabajo (Hay países que no tienen remedio y México y Uruguay eran de esos).

Recuerdo que decirle si quería ser mi novia fue como si ella fuera Enzo Francescoli y yo el dueño del Olimpyque de Marsella ofreciéndole un buen contrato. No faltó para celebrar el corte argentino, postales de Punta del Este, un dossier de humillaciones contra el Atlas de Guadalajara y, por fin, el beso que a su vez es el opio de los poetas. No recuerdo si escribí alguno, pero en los entreactos de las clases eyaculé pedestales vacíos en una vagina republicana que humedecía figuras liberales. Hacíamos el amor como si ella y yo disputáramos una final de la Copa Libertadores, redimidos sólo por los penaltis y la Sheherezada de su aliento en mi rostro. No faltaron las discusiones por si el arte debía tener ojos serenos o iracundos, si Onetti era el Bukowski sudamericano y que un chingo de gracias debía de darle al pueblo uruguayo por la contratación de Robert Dante Siboldi. Entonces yo arremetía contra ella –en la privacidad de su dormitorio- con mis discos de Motley Crüe a todo volumen. Imposible olvidar su figura en la cama, de mujer tendida en la playa, con el sol y sus agujas de coser haciéndole un bikini azul que en menos de tres gaviotas al vuelo estaba en mis manos. Y faltar a clases para leer grafitis “polvo eres y en polvo te convertirás…y entre polvo y polvo nos divertimos”, “Cuauhtémoc Cardenas, Presidente”, “Chinguen a su madre los Tecos”, y después tomarle la mano y entender que el amor es lo más parecido a comer algodones de azúcar sin importar que el resto tire a quemarropa desde helicópteros de palomitas ¡plop! ¡plop! ¡plop! ¡plop!.

En 1988 la besaba bajo banderas que repicaban restos de una luna rebosante, en largos corredores de barrilitos de cerveza y jardines de crisálidas. En 1988 vimos topos cavando la libertad de un país que no quiere serlo, así también los colores del arcoíris comprimidos en bolsitas de cocaína. Y más discos de Scorpions, Slade, Uriah Heep, Iron Maiden, Metallica, Deep Purple, Ozzy Osbourne, Charly García. La bicicleta que robamos en el estadio Jalisco para llegar a ver los 35 cambios de ropa de la aspirante a top model mientras masticábamos cubitos de hielo sentados en el régimen absolutista de las pasarelas.

En Uruguay, me decía, el alba se parte en dos mitades antes de zarpar hacia los capitales europeos; en una de las mitades mamá me dejó 3 500 dólares para viajar a México.

Esa vez los líderes de la Prepa nos recordaron que las democracias en América Latina completaron su ciclo en el último disco de Silvio Rodríguez, y quienes saltaron al interior del discurso revolucionario lo hicieron para sumarse a la gran ruta de oportunistas que forjaron el estado de ánimo de lo que es la actual trova: mariposas, covers de Pandora, niños y niñas de rosa (¡Puta madre, cuánta falta me haces Motorhead!)

Pero la vida es para mí desde ese día estar a medio camino entre sus ojos verdes y los vidrios astillados de la Uruguay disidente, entre este poema y el ritmo que marco con los pies: inolvidable verano lleno de caminos de terracería reflejados en el espejo de un autobús con destino a Tuxtla Gutiérrez.

EL PEQUEÑO COSMONAUTA*






El cielo es azul

tras el corte de cabello

de muchos cosmonautas,

hoy pelones en un cuartel

donde todos avientan

bolas de papel.


El cielo,

antes bayoneta de Nixon y Lenin,

es un chisporroteo

de nieve de pistache:

papás echando harto grito

¡Come rápido las chispitas de chocolate!


El cielo tiene un alto índice

de visitas gratis,

comparte el mismo interés

por transbordadores,

cometas y pájaros.


Algunas veces

procuro triturar estrellas con mis dientes,

ponerle conitos a los sabores arrogantes

(la fresa, el melón, el coco)

porque el dinero

-dicen-

ya no ajusta como antes.


Por eso esta tesis

de niño cosmonauta:

vayamos al cielo

por el mar de Cortés

o el canal de la Mancha.


Cuéntame un cuento

buen nevero

Había una vez Plutón

o Júpiter o la Luna,

una rica comezón en las orejas


El cielo es azul

y yo tengo un casco de cartón

que me protege del frío y las alergias.


Cinco, cuatro, tres, dos, uno ¡Cero!


*Texto inspirado en la película Adiós a Lenin

BALADA DE LA TORTUGA A SU TORTUGUITA



Dime si el plenilunio de tus pasos

hacen de tu siglo hojas de hierbabuena

bajo montañas de tierra


Dime si tus ojos de celofán

envuelven al mundo en su circunferencia,

si eso basta para que el eco

de tu caparazón nos devuelva

pequeñas alas de estambre


Dime si orugas y magnolias

son testigos de nuestros besos

de ciruela pasa


Tortuguita, dime, si me amas

domingo, 21 de diciembre de 2008

EL NIÑO DE LOS OJOS FEOS

tomado de flickr.com



La distancia hasta el cielo no es constante, como creía anteriormente, sino que fluctúa dependiendo de la población de las aves
Jaspreet Singh (Diecisiete tomates y otras historias de Cachemira)




Los sonidos abren
su enorme boca de dinosaurio
y yo decido quedarme ciego
para no usar elevadores,
sino escaleras bajo los árboles

Camino como un osito sanguinolento
y reconozco los tibios listones de almendras
que se reflejan en mis lentes

Tengo ojos feos, los ojos más feos del mundo,
y por eso conservo los juegos que de niño nunca pude compartir
en los Blocksbusters de centros comerciales
o las autopistas de platino de Beirut a la medianoche.

Todo es extremadamente blanco
y todo se da a manos llenas
cuando se tienen ojos feos.

PIROPOS PARA LA MAGA KENIA

Estrella Del Valle



Maga Kenia, eres la nubecita de cereal que flota en mi Nutrileche

Maga Kenia, quién fuera tu dieta baja en grasas para abrazarme de por vida en tu cinturita de flores silvestres

Maga Kenia, quién fuera el fólder de tus poemas, ese cigarro a medio fumar en tus labios de caramelo

Maga Kenia, eres el guiño de mis bahías a eso de las siete

Maga Kenia, el día que naciste eché raíces en el “Pirata Fuente”

Desde Pulidín City

Chincho (en su papel de Pedrito Infante)

CAMINO A CALIFORNIA



A Leti Servín



No sé cómo se mide el cariño,
si es cuestión de salud,
higiene, lógica matemática
o de cortar elotes dentro de los relojes;
generaciones de consonantes
que perdieron la guerra ante las vocales
y se transformaron en los terrenos
íntimos de una bolsa de papel:
un doble click sobre el icono
para borrar y volver a empezar.

No sé cómo ni con qué técnica
se puede decir te quiero tanto,
más ahora que vas a California
a cuidar a tu mamá y yo sólo
tengo poemas con bulbos,
luces con hojas secas,
una sucursal de minutos contados
que se convierte en un árbol de ciruela
y da sombra y también cosquillas a los pies;
porque pedir al cielo no es ningún teorema
ni camino al sol a medias: es cortar la espiga
como si se tratara de dibujar una sonrisa
a tu mamá, que nunca se enferme,
que cuando diga ¡Leti! le dé hipo
y en cada “hip” dibuje una burbuja
en forma de corazón para que yo le dispare
con mis flechas de galletas para cuando
tu mamá despierte, pregunte
“Pero, ¿Quién es ese niño vestido de apache?”

Desde Pulidín City

Chincho, Kimo Sabe (mucho)

lunes, 15 de diciembre de 2008

POLLITO CONTRA DEPREDADOR (No tengas miedo Maga Kenia)

Ella es la poeta Estrella Del Valle (fiuuuuu, fiuuuuu)


Esto no es una película. Algo aguarda entre las tinieblas, un eco de sangre y cadáveres, el viento cuyo cortejo fúnebre llena de pulgas al lobo que a lo lejos aúlla. No, no son simples ojos rojos en el pantano de lirios como si un eclipse de luna regara sus cenizas sobre el lomo de un cocodrilo.

¿Han visto un fantasma de hojarasca? Dicen que crujen, que entierran sus manos de carne en las raíces de los árboles, que bajo su sombra el viento silba el ocaso ¡ay nanita!

En el siglo de las falsas barbacoas miles de pollitos se suicidaron, y el terror no sólo empapeló causas, también simulaba convertirse en un televisor donde El Santo derrotaba una y otra vez a las momias. Pero de pronto, y como si alguien recortara una figura, el monstruo avanzaba: era una serpiente retorcida en cada foco de la granja.

-¡El monstruo, el monstruo!- gritaban las dulces pollitas apoyándose en mi pecho de toneladas de varillas de acero cubiertas por mi playera del Toluca

-No teman, tengo maíz y albahaca y tremendo ingenio para derrotar a cualquier tipo de monstruo.

Y como si nos embistiera un toro de lidia, todos corríamos a la casa de Bistec, un xoloscuintle mala cara y con antecedentes penales con el que derrotábamos a los monstruos. Cabe decir que ladrar y tener pulgas de vez en cuando nos salva la vida porque es condición de todo pollito llevar, cuando así lo requiere, una vida perra.

¡guau, guau, guau! ¡grrrrrrrr!

Desde Pulidín City

Chincho, el Súper Pollito Valiente

DESIERTO Y POSGUERRA


El desierto se abre como una mujer árabe
que se desnuda y acaricia con los labios
el velo de arena de la televisión que se apaga

No es un país un conjunto de promesas
que no has de cumplir: es lo fatalista y decadente
de los días, el flujo de sangre que en dos minutos te da tu bandera

Sin ojos y sin afeitar nada me sorprende:
el coyote que se acerca es una video-instalación
(pero aún así se ve perdido por el último rave)

Con el cacto no hablo del 68 común
y su movimiento pendular de cordones umbilicales,
no hablo de las fuentes formales y de quienes nos enseñan
a jugar como niños idiotas a la “posguerra”.

Hablo de la rabia y sus inscripciones,
de lo que se interpone y no ofrece respuestas

Hablo de la vida misma

¿QUIERES ROMPER LA PIÑATA?

En la foto, la poeta Estrella del Valle (La Maga Kenia)



Estimada Maga Kenia (Estrellita del Valle):

Tú y Espirulina son bienvenidas a mi fiesta. Sé que tú y yo nunca seremos niños exploradores y que todas las asociaciones de gozo son verdaderas conspiraciones por la libertad de pensamiento. Esto como rechazo a la celebración clásica que por principio tienen “las buenas familias”.

Cuentas, acotas, explicas, lees poemas con los de “La Poquita Fe” y yo me suscribo a tus bienes sin importar que el poeta de tu lado derecho salvaguarde como cucaracha la particularísima propiedad individual de los que escriben y tienen corazón de mala madera.

Te escucho y recuerdo que uno de los dos activistas de aquel viejo partido político que vio tu mamá en la marcha del 2 de octubre era mi papá estrechándola en un guiño coqueto y suave. Y no por el hecho convencional del amor, lo cual nos haría posibles medios-hermanos, sino porque he encontrado tu poesía, ese lugar donde me calzo al revés la gorrita de los Raiders y me reflejo en las esferas del arbolito de navidad detallando con los ojos mi infancia en Orizaba, tan cerquita del cielo pero aún más de tu tierra: Córdoba.

Eres, pues, mi invitada especial. Espero, si no es mucho pedir, vengas en minifalda.

¿Quieres romper la piñata y subir escaleras?

Desde Pulidín City

Chincho

miércoles, 10 de diciembre de 2008

ARMSTRONG COWBOY


En la foto, Ava Gardner

Siempre pasa y tengo que aceptar el hecho:
nadie contesta el teléfono y los avioncitos
de papel caen al suelo escoltados
por viejas películas del Oeste

Apenas ayer tipos como yo bebíamos cerveza
y ajustábamos –un puntito a la izquierda
o un puntito a la derecha- el desierto
en sepia de relojes mal puestos

Empeñado en amarte
bajo el calor de una estrella
cerraba a puñetazos los bares
y me perdía al interior de andenes
tendidos en los restos de la cena

Siempre pasa: mis dedos encienden fogatas
en el abc de los celulares donde te aviso
que me voy –como en el año 69-
a caminar descalzo por el tablero agujerado
de la luna llena

ADULTOS JÓVENES



(…)La gente de la Luna creía que era muy especial porque podía pensar sus pensamientos con la forma que quisiese. Con la forma de una olla o con la forma de una mesa, incluso con la forma de pantalones oxford. Y así, los hombres de la Luna podían hacer a sus novias regalos originales, como un pensamiento de amor con forma de taza de café o un pensamiento de fidelidad con forma de florero (…)

(…)Fue en esa celda que él pensó para sí un último pensamiento de desesperación con la forma de una cuerda, hizo con ella un lazo y se colgó (…) La gente de la Luna se entusiasmó mucho con la idea de la cuerda de la desesperación con el lazo en el extremo, y de inmediato todos pensaron para sí un pensamiento de desesperación y se lo ataron alrededor del cuello. Así desaparecieron todos los hombres de la Luna (…)
Etgar Keret (Un pensamiento en forma de cuento)



tenemos que ponerle precio a las propiedades,
entender que Dios ha creado al hombre,
las tarjetas de crédito, los bienes raíces
y la sed de sangre


crear iniciativas, firmar cada dos horas
y alcanzar la salvación en plazos y condiciones


hablar por teléfono y organizar las palabras
en pequeños grupos: a la esposa, a la amante,
al banco, a los accionistas de tu equipo favorito


no olvidemos que cumplir 38 años exige
-como militar disidente-
evitar catástrofes propias de la genética:
cero carbohidratos y planos más íntimos
con las dietas que tu mujer anexa al refrigerador
y la cabecera de la cama


es tiempo de ser amables y dejar ese humor
a mansalva para los hijos, de reconocer la filmografía
de nuestras infidelidades pero eliminarnos como personajes


escuchar “las mañanitas” sin especular
en cuántas balas se necesitan para acabar
con un conjunto de mariachis


hacer como quien cree en Dios:
escribir poemas de amor a las jóvenes viudas,
no engordar, ser fiel, mentir como Cristo
en su infinita misericordia para salvarnos del fuego
y mandar a la chingada la paella porque desde niños
comemos barbacoa y sin cubiertos


dejar que este país nos corresponda con placeres mínimos,
beneficiarnos por unanimidad de mujeres que se desnudan
y garanticen entre sus piernas el mercado libre de amores
a precios de moteles baratos


fumar menos y mantenernos humildes
ante tanta ocurrencia


cumplir 38 años intencionalmente sin necesidad
de que en presencia del profeta Isaías me aviente desnudo a la alberca


responder con gracia y energía al imbécil instructor del gimnasio,
organizar el número de estilos con los cuales se levantan pesas
y no argumentar cansancio frente a la enorme cadena de espejos baratos


quitarnos por voluntad propia el pan de la boca,
ser adulto joven experto en inversiones y ciencias políticas:
patriota y redentor de maestrías y licenciaturas
para terminar el día escuchando el himno nacional
con su enorme corte de caja que te cubre y te aplasta.

feliz cumpleaños

FELIZ CUMPLEAÑOS, SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA




no es Marilyn quien subraya esta fecha
ni Ava Gardner quien hace el par de preguntas
“¿eres casado?”, “¿me pagas el taxi?”


veo una ciudad que se derrumba en un té de canela,
el rostro enfadado de Dámaris Disner,
las cuentas que suman en números y tinta el gato colosal de deudas,
las campanadas a lo lejos de una montaña por las mismas mentiras a Pulsi Davis:
todo bien, cero alcohol, cero cocaína


me limito al mismo pastel de zanahoria,
a salvaguardar mis derechos de propiedad
en un poema que es el único punto de encuentro
con su propietaria: Claudia, dice que se llama


pero nuestra Marilyn sigue desnuda
y me canta “happy birthday” señalando
con un dedo en los labios el beso y su colmena de morfina


algunas palabrotas por la tendencia
de cómo discuten el soccer hoy en día
los astrónomos de las estrategias


luego las llamadas y los mensajes
de los rebeldes de la orientación vocacional:
escribe pero estudia una licenciatura
¿no es más redituable ser contador público que poeta?


y los veinte mil “me vale madres” en firmas a cheques sin fondos,
el olor a cobre y cordones de tela de la cárcel,
los olivos de una jeringa para fugarme despacio


despacio
despacio
despacio
despacio

des-pa-cio


despertar fugitivo sobre cartas de amor atadas con cintas,
barrios de continentes arbitrarios que en cuestión de segundos
dejan a merced del Perfect Day de Lou Reed
el olor a tequila de los verdaderos doctorados en poesía


es Marylin la que sale de un pastel,
es Ava Gardner la que arde y soborna
y no la virgen que posees el doce de diciembre


es el semen que las ahoga en medio de esta fiesta
y la tinta que revienta como flor de algodón
por los hijos que se escapan de tu boca


no es ningún extraño el que toca a tu puerta,
es el niño que busca a su perro en la ventana abierta
de fantasmas con su peso impreciso de sabanitas de queso


es tu cumpleaños, sorprendente Hombre Araña

miércoles, 3 de diciembre de 2008

HYDE PARK



Porque me despierto
y en la relación de cosas importantes
lo primero que hago es dibujarte
con el dedo índice en una postal
del Hyde Park de Londres

JUEVES


A Claudia Pon Cáceres


En algún momento
-y eso fue ayer-
sabía que llegarían tropiezos y topes.
Algunos por la arena en los ojos
de tu anterior universidad,
otros porque te faltan palabras,
déspotas de la ortografía y el diccionario

Sé que das vueltas a una repuesta
a medias en un papel lleno de alfileres,
que separas los dedos sobre lo irritable
que pueden llegar a ser las letras:
fracturadas, sin futuro y sin plan ortopédico.

En algún momento
-y eso fue ayer-
pido que esto te haga más fuerte,
que las mariposas del diseño gráfico
y los dobladillos perfectos de tu falda
sean parte importante del arte contemporáneo.

Nada nos obliga a estudiar,
a viajar, a leer.
Nada nos obliga a retirarnos
de los frutos de la inteligencia
tras un escudo de defensa antimisiles.
Nada.

Pero regreso al amor
y enumero las veces
que un poema mío
fue puntual a congresos
donde la palabra
es el único amigo fiable.

Y por eso te escribo poemas
que no tienen problema alguno
en ser garaje o alacena:
el lobo que hace aauuuuuuu,
el gato esponjoso al que le piso la cola,
estampita sin bacterias, ajonjolí de cocoles,
tu cajita de sorpresas.

TOUCHDOWN


En la foto, Luis Daniel Pulido, con su misma pinche camisa



Bromeaba con mi sobrino, aspirante a poeta y rock-star, que el título del libro de Pablo Neruda “Confieso que he vivido”, estaba incompleto. -¿Por qué, tío?- me preguntaba entre jugada y jugada del partido del lunes por la noche de la NFL. Lo que contestaba escribiendo la siguiente sugerencia: “Confieso que he vivido (de lo contrario fuera un zombi)”. El hecho nos hacía reír mucho y comer palomitas, de paso brindar abriendo sodas dietéticas y eructando “tooouuuchdooownnnnn”.


Mi pequeño sobrino, detalles literarios más, detalles literarios menos, no asume la poesía como desdicha humana y se permite pericias que reflejan asociaciones absolutamente libres propias de la edad y sus lecturas. El ensayo que prepara, por ejemplo, se llama “Del porqué Noticias del Imperio lo escribió un señor que se llama Fernando del Paso y no Darth Vader”.


Su mamá le asegura a mi mamá que soy la peor influencia para mi sobrino. Yo, lo digo abiertamente, no estoy de acuerdo. Un día me platicó sobre un joven de apellido Nuricumbo, pinta de gordo africano y prototipo de las llantas Michelín, que abusaba de su peso y estatura. Mi experiencia, mi edad y sobre todo mi capacidad para reconciliar, puso en marcha lo que sería el himno que acompaña a ese joven por el resto de su vida:


Nuricumbo, Nuricumbo,
de un pedo te tumbo

Por supuesto mi sobrino regresó a casa con un ojo morado y algunos raspones, pero nada de cuidado. Destapamos una soda, bebimos y volvimos a eructar “toooouuuchdooownnnnn”.

MIÉRCOLES



Claudia:


Qué buena noticia
es que la ciudad te gusta
y no tienes miedo,
que duermes entre orquídeas
de sabores y haces blu-blu-blu

Déjame te cuento:
ayer hice un agujero en la pared,
un corazón con la pipí,
un dinosaurio que se llama “calcetín”

Qué buena noticia lo del clima,
que no tienes miedo,
que llegas a la universidad
con el gallito presuroso por no peinarte bien.

Y a falta de gel, salivita:
el polen de la abejita
que dice ay-ay-ay

Déjame te cuento:
que en una escalera de hojas secas
exprimo limones y alzo las cejas,
y en la almohada de mis párpados
boyas y pestañas de tu niño poeta

Qué buena noticia
la de que hoy es miércoles,
que el Capitán Trueno se cuelga
de tus pulgares y jura y patalea
porque no sabe volar.

Déjame te cuento:
que no alcanzo los pedales del piano,
pero escribo “Claudia” en un compás aterciopelado
como vals de chamoy sobre las olas
donde tarareamos ja-ja-ja

¡Qué bonita luna llena!

Desde Pulidín City

Chincho

jueves, 27 de noviembre de 2008

BE-BOP




Luis Daniel Pulido y Sonora Madaux
A Claudia


No hace falta decírtelo,
repetir lo que sabes,
clavar este poema en maderas de nogal.

Hace falta leer a Hunter S. Thompson,
tenerle miedo y asco a Las Vegas,
aprender civismo e historia en el Youtube,
firmar contratos imaginarios con el Manchester,
miss Colombia, el mismísimo Satanás.

No se trata de llegar ansioso a las plazas,
de compartir la trascripción de la novela moderna,
el horóscopo chino, el mayo francés
y lo tibio que son los fregaderos en Vallarta.

Se trata de cerrar los ojos
y escuchar el bandoneón en una vieja iglesia alemana,
de sentirme lejos de los semáforos que marcan las esquinas
y pasar por mis dedos el olor de tu piel.

No hace falta decírtelo,
estallar botellas, encender un cigarro:
hace falta el be-bop de Leonard Cohen,
un par de copas de vino tinto
y decirte que te quiero a las seis de la tarde
como quien lleva bombas en el pecho.

UN DÍA CUALQUIERA



En la foto, Karen Dianne con la pequeña Sonora



Un día cualquiera se deja de fumar
y el humo se va a pique por senderos
infestados de zombis que me confunden
con Mil Máscaras y me devuelven
en un onomatopeya el ring
donde después de cada lucha
miles de mujeres se avientan a mis brazos.

Un día cualquiera un viejo lobo
acepta vivir a nivel del mar
y se arrastra por la arena
en cada segundo que marcan
los relojes digitales

Un día cualquiera el amor
volverá con su luz de espuma
y almendras a los parques,
en la lluvia que cae sobre
el toldo de los acuarios,
en el retobo de precios
a las tienditas de las esquinas,
en las canciones que silbamos,
en croquis que facilitan la tarea,
en fila india o brincando rejas.

Un día cualquiera dejaremos de ser
referentes de “sociedades civiles”
y los derechos ciudadanos
no sólo servirán para construir
escuelas y hospitales,
también para que en sesenta centímetros
de blue-jeans no olvidemos que bajo la luz
de todos los números, todos los registros
y todos los espacios siempre hay una mujer
que redime y pinta cometas porque el misterio
más hermoso no se resuelve: es piel, mezclilla y evidencia

LUNES





Ya llegué (a Guadalajara). Un tío esperándome, muchos espectáculares, cinco vacas en el periférico y hace frío.

Claudia Pon Cáceres


Yo también siento frío como tú
y me hago bolita en mi cuarto
y el periférico que me cuentas
me pasa por dentro, incluidas
las cinco vacas con oscuras manchas.

Mi corazón tiembla
y le salen manitas de cangrejo
y le pido a Dios que los casi
ochenta mil habitantes de Guadalajara
sepan tratar a la reina
y que en la ventana del estudio
te asistan todos los angelitos de la guarda.

Porque uno es fuerte
pero a veces se llora un poquito,
a solas y comiendo yogurt con galleta;
es así que compruebo que no soy de hierro
ni nací en Noruega, pero no dejo de ser
un superhéroe que pega la nariz al cielo
de este poema que en realidad es una oración que dice:
Dios del rock, cuida siempre a Claudia

Desde Pulidín City

Chincho

Luis Daniel Pulido

jueves, 20 de noviembre de 2008

REDEMPTIO



En la foto, Claudia Pon Cáceres y sus lindos sobrinos


Debo aceptar que me haces falta

-que me harás falta-

que mientras a las siete de la mañana de un domingo

te persignas y con ello agrupas el delta de tus vírgenes y santos,

yo destapo otra cerveza y libero a la altura de mis ojos

demonios que se asolean y jamás se arrodillan


Acepto que esto no es un poema

y sí una pequeña compañía aérea comercial,

un cartel publicitario en el Metro londinense


Puedo emborracharme,

dejar que mis lágrimas se resbalen por una Fender

y este recuerdo te persiga y siempre te salga al paso,

pero no: prefiero que transites por nuevos edificios,

que el sonido muerto de las olas no me permita

robarme los tréboles de la suerte de tu falda

y con ello pise los puentes alfombrados del universo


Pero me haces falta

-me harás falta-

seguro de que tu corazón no da vueltas en “U”

porque reniegas de los disparates viales


He aprendido a quererte y a quererte tanto,

que cuando soy Chincho levanto la luz de mi linterna

y aparecen placitas donde niños en ayunas

llenan tu corazón de leche tibia…


…te quiero tanto

YOUR LOVE ALONE IS NOT ENOUGHT*


En la foto, la bellísima Claudia Pon Cáceres


No pago mis deudas con palabras,

tampoco asalto corazones con flores extrañas.

Me levanto temprano y no encuentro ningún punto de apoyo.

Por supuesto no sé volar y caigo.

No descarten ojos rojos, aliento alcohólico,

el peso de una isla solitaria,

palabras –estas palabras- que hacen

de mí un niño colérico que en la escala

social de lo incorrecto inhala cocaína

y cierra los ojos para protegerse de los alacranes

que atacarán en cualquier momento.


No digo “lo siento” ni “gracias”

y parto de la necesidad de juntar un número

considerable de monedas para cotejar

deudas locales y distritales.


Podría suicidarme,

escribir en una carta que no se culpe a nadie

y que la luz de los reflectores

-por la naturaleza autoral de esta obra-

me lleve con los ojos abiertos al cielo de los poetas.


Quizá, pero prefiero sentarme a esperar

postales con esa marca muy particular de quienes

me escriben cada veinticuatro de diciembre.


El amor puede llamarse Claudia,

Leti, Dámaris o Nadia Villafuerte

y mi vida no ser una guerra perdida.


*inspirado en la canción del mismo título de los Maniac Street Preachers

CARTA PARA LILY


En la foto, Karen Dianne y la pequeña Sonora


Estimada Lily:

Tú no me conoces pero soy implacable con la papa y el queso. Juego a ser El Hombre Araña, bucito zarabanda, a poner carita de souvenir para que tu amiga Claudia me compre y me lleve a su casa.

Sé, por los abonos chiquitos de tiendas como Elektra, que la vida es un nudo que se hace y se deshace. Yo no quiero que compres tus primeros juguetes de guerra para exigir un mundo nuevo y por consecuencia de las heridas el Instituto Nacional de Astronomía reporte bajas de constelaciones, estrellas y cometas.

Quiero para ti montoncitos de pingüinos brincando dentro de un vaso de papel, una charamusca de dragones en un barco sin timón, que lo tuyo no sea tristeza sino parpadeos que bajo el agua funden “ciudad burbuja”, donde igual baile un oso polar, un cíclope, un tigre de Bengala. Que al llegar al kiosco de la esquina despiertes de este sueño y jamás, jamás tengas miedo.

Guao, qué bonitos ojos tienes.

Con cariño

Tu amigo Chincho


GRAFFITI


En la foto, Nadia Villafuerte, desde Tijuana con amor


Lo acepto, te llevo en mi corazón como un póster de PlayBoy

Luis Daniel Pulido

jueves, 13 de noviembre de 2008

BITÁCORA DE VUELO




Fue, digámoslo así, una pancita
de medidas razonables.

Yo aseguraba que apuntaba al mar,
Karen a los Pirineos.

En el Metropolitano los médicos
encierran en un círculo la temperatura
y la hora convenida:
Se abre la pancita y nace una niña.

Karen, feliz, la abraza y la besa
al mismo tiempo que me dice al oído:
No me quedó panza ni estrías.

¡Vivan los Bísquets Obregón!

EL DRAGÓN CHIMUELO




A Sonora Madaux, niña de mis ojos y uan, tu, tri de mis poemas matinales

En un rebozo de madreselvas
Sonora sonríe a las hadas del río Santa Catarina

Su latido se desliza a la punta de mis dedos:
Aves marinas constipadas del hipo

Tembloroso me acerco al borde del agua
y compruebo que soy un dragón chimuelo

A Sonora eso no la asusta y con sus ojitos me filma,
registra y recorta: Seré, siempre, su estampita favorita.

COYOACÁN, UNDERCOVER




Hoy desperté lejos de casa. No me cuesta nada imaginar que en unas horas estaré dándole de palos a las facturas traslúcidas de hoteles que disparan al aire y ajustan cuentas mientras mis ojos desnudan a las camareras tarareando Ruby Tuesday.

Lejos de casa por una razón: un lunar de sangre en un pómulo o una nalga puede ser el taconeo de una madre que te reclama, te busca y te grita rumbo al estacionamiento: -¡Hijo, hijo mío!

Las ciudades grandes tardan minutos en reconocernos como hijos suyos, instantes donde un malherido no alcanza el auricular y se desangra y dibuja en su boca una mueca retorcida que nadie encontrará porque corre como una araña a arrinconarse detrás de la tele.

La vida: sol, álamo, relámpago, derrota, fuga, graffiti, disposición, capricho, revólver, centro comercial, zozobra, muerte chiquita, resurrección, televisión por cable, colillas de cigarros, humo, pan, misterio, resurrección, cocaína, automovilistas rabiosos, sangre en las manos, luces parpadeantes, luna ascendente, frazadas de sudor por lo que somos: escorpiones de orgasmos.

Lejos de casa y con altoparlantes donde anuncio mis crímenes recientes, y con ello la nafta y el dinosaurio prehistórico sin cabeza a causa de que la plastilina con el paso de los años es también signo de tantas equivocaciones.

Es evidente que al hablar de la familia lo inadvertido por años fue lo subversivo, la desconfianza instintiva que desarrolló en mí habilidades como las de quitar los tornillos de presión a los usos planos de mi violencia escolar, a cambiar los dogmas cristianos por el resplandor debajo de una falda donde todos los hombres se buscan (y se encuentran) vivos o muertos.


Bebí cerveza, recordé el desprecio fácil y puse valor a mi barrio humilde: una cajetilla de cigarros.

No nacemos cargados de vísperas, pero sí de geografías extrañas; por eso no acuso a nadie. Nada mejor que las máquinas inhabitadas del rock a partir de la incertidumbre y elegir libremente los caminos de la perdición. Una vez salvada la orfandad podemos –con una excelente introducción- tomar la vía más segura para escribir un buen poema y medir, en términos de velocidad, el bienestar que produce viajar por carretera.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

SÓNICO



Por Claudia, el rock y los dispositivos de emergencia,

este vocabulario de sonidos británicos,

dédalos eléctricos y viñetas de coca cola helada,

un single, un buen whisky y reactores sicalípticos

en memoria de The Who y el demonio de Tasmania.


Por Claudia, el periplo de Judas y el gusano de pólvora

que roe Euskadi, este juego luminoso, sonoro y exasperado

de subirle volumen a mi rabia.


Por Claudia, el Halcón Maltés

y los faraones de la antigua Egipto,

Motorhead, Sherpa y Phil Lynnot,

estas ganas de convertirme en los restos de mi padre.


Por Claudia, las adolescentes que fecundan,

El Club de la Pelea, corazones que dicen

más de la vida en los troncos de los árboles.

SÚPER PATITO FILLOL*



Claudia:

Ayer, como te lo prometí, estuve pateando a los bribones. Una patada fue tan dura que Tito tuvo que sacar un paraguas para no empaparse de lágrimas. Vaya fastidio soportar a todos los negritos de la Isla, chillones sin aliados, changuitos brincadores en las pestañas.

Después le atajé un penalti a Miguelín Sariñana, a tu nombre y su barra de televisores encendidos. Por supuesto puso cara de calabacita triste, de pos-halloween, de trajecito polvoriento sin monstruo y sin dueño.

Tito quiso venderme el motor completo de sus jugadas, pero le di otra patada y un piquete de ojos.

Y luego los reclamos y los clavos y los maderos y que me pongo listo y pienso en ti: Claudia, Claudia, Claudia, así todo el tiempo.

A Miguelín Sariñana se le murió su mamá y eso me puso triste. Pero le di un abrazo por los dos. Siempre he pensado que las mamás no deben morir.

Debo decirte que Tito, el diseñador gráfico derrotado, nos invitó muchos tacos.

Quizá piense que tú no me quieres ni tantito, pero el cielo y una banda de rock que se llama Judas Priest dicen lo contrario.

Desde Pulidín City

Chincho, tu Patito Fillol

*Ubaldo Matildo “El Pato” Fillol, legendario portero de River Plate, Racing de Avellaneda y la selección argentina campeona en el mundial 78.

DEL TIEMPO Y MI HUESITO DE CHABACANO



Y ahí están los tictacs del reloj

como deditos pisados por el tiempo:

ay, ay, ay, ay, ay ,ay gritan las manecillas

descolgándose de los años en las manos

del niño que hace cuernos sobre tu cabeza


Un poco de discusión

y el nudo ciego de tus licencias:

“sí, qué bueno, órale”,

otra vez “sí, qué bueno, órale”,

la última “sí, qué bueno, órale”


Después el ninja descalzo

de mi imaginación,

el hot dog sin picante,

los caminos de queso cottage

de la dieta y mi corazón, sí, mi corazón

que te amarra las agujetas

con sus manitas de salsa de tomate


Porque te quiero y por eso tiro

besos para ti desde la ventana

¡mon amour!, ¡mon amour!

mi huesito de chabacano

se llama Claudia

¡muaaaaa!


Desde Pulidín City


Chincho, que digo Chincho, Súper Chincho

jueves, 30 de octubre de 2008

SEÑOR MARVEL COMIC




Ayer, apenas, aquellos niños con los que crecí dejaron de ser los X-Men. Las niñas que se levantaban la falda dejaron de cubrirse el rostro y me dijeron sus nombres y número de móvil. La revolución, que suma ya un buen de registros de huellas dactilares para que no seamos infelices y en una de esas el IFE te confunda con un muerto, ahora es un viejo confundido, angustiado y timorato.


Ayer, apenas, mis amigos dejaron de soñar y renunciaron a ser esos niños que todo lo pueden. No más Spider Man ni irlandeses en el Ulster, reinos paralelos y el bar de malteadas que bautizamos como el “Saint Vincent’s”.


Hemos crecido y a veces olvidamos maletines llenos de registros de oficinas en el asiento trasero de un taxi. Renovamos ímpetus en el caos de las correspondencias y las suscripciones y reformulamos nuestras viejas teorías sobre el origen del universo mientras llegamos al próximo aeropuerto.


La niñez es una retina devastada que hurga en sus interiores blancos y grises, un torero que se desangra, un arete en el lóbulo izquierdo, urbanizaciones sonoras con Eleanor Rigby, un barquito de papel mal hecho.


Ayer dije adiós a mis amigos e inmediatamente escuché como crujían las ramas de los árboles; vi, también, que el pájaro de nieve en mi hombro desaparecía de su hemisferio azul y glacial mientras reservaba una mesa a nombre del hombre importante que soy, denominado así por la casualidad y un poeta mal intencionado orgulloso de su particular vanguardia maya.


Ayer mis amigos se convirtieron en adultos y se descoprometieron de los cómics para reclamar una historia propia a golpe de timón y cicatrices que arrojan un montón de sonrisas falsas a las avenidas.


Me queda poco, me queda tu nombre que me obliga a acariciar tu cabello como quien busca restaurantes en autopistas, y porque te quiero y eso es para mí la verdadera autonomía del arte y no la que me exige mi vecino, “el artista” (mezcla del Rey de Kenia y maestro budista Zen)


Y empezamos a fumar, a plantearnos el proceso de selección para escoger a qué marca le apostaremos nuestro prestigio (ya sabes, quiero tocar una Fender Stratoscaster con un cigarro en la boca)


Porque, y eso es lo único que sé, el tren eléctrico, el caballito de balancín y el pandero dejaron de ser objetos para ser atajos que me acercan a lo único que deseo: morir en los brazos de esa niña que persiste en tener un huerto de manzanas en la cadera.

HABLEMOS DE ELLA



Es Claudia esa bellísima señorita
que me trata como peón de hacienda,
quien me destina un asomo de Corn Flakes
y un poco de leche que apure el asunto
de no ser gordito para siempre.

Es Claudia quien jura en nombre
de Santa Patita y la Virgen de la Berenjena,
que los gorditos somos como gatos tuertos
o diabolus pasados de moda y en venta.

Es Claudia quien mordisquea la vida
desde su cama, sin prisas y a distancia
de los hacendistas del periférico.

Es Claudia un millón tres mil veces bien bonita,
mis ojitos tristes por el martillazo de su indiferencia
a mis deditos, que aún moraditos y azules
la buscan en el cuadrante de la revista Vanity Fair,
balcones de Palacios, el brillo de los diamantes.

SEX IN THE CITY



La amistad es un indicio,
un amor no consumado.
Se trata de escoger el disfraz
de “hombre murciélago”
para buscar, inmediatamente,
el contacto con la niña que te gusta.

Brincar, reír, apostar,
convocar a un concurso de pancitas
y rondas nocturnas de besos:
vainilla, vodka, queso, incluso,
chocolate amargo.

¿Qué hay detrás de todo gran hombre?

Un pez, un reloj de arena, una siesta,
el disco nuevo de Metallica, el Superbowl,
una autopista, un niño que cuenta de cabeza
-un, dos, tres- y grita ¡qué bonitas piernas!

SÁNDWICH DE DRAGÓN




Hola, ¿cómo está la “cruz”?
Claudia Pon Cáceres

Con Claudia sobrevuelo
(como cuando era niño)
carnavales de guitarristas
que tocaban bonitas canciones
iluminadas por fogatas.

Con Claudia, por ejemplo,
empujo la superficie azul de los lagos
para que la luna se descuelgue
y dé panzazos en la tierra.

Acepto el riesgo de que las luciérnagas
vuelen a la deriva y Claudia me jale de las orejas
y el olor a espagheti alcance sólo para alimentar
pequeños peces.

Claudia, con sus tobillos elegantes
dobla hacia calles desvencijadas
por la mano del hombre
y me busca y no me deja solo
y pregunta –juego de palabras de por medio-
que si ya dejé de beber vino con los dioses nórdicos.

Entonces el roce metálico de los mensajes de texto
construyen manecillas de un reloj que minuto a minuto
le dicen princesa.

Y yo le digo: -mi lady.
Y ella cuenta piojitos en mi cabeza.

Claudia, ¿te hago tu sándwich de dragón?
-Merci- me escribe desde Mónaco

LOS CORRIDOS DE LA REDACCIÓN (POR EDUARDO HUCHÍN)




Antonio “El jefe de jefes de redacción” y Francisco José “El príncipe encartador” son un par de cantantes norteños asentados en el Sur de la República que han revolucionado la música con sus “corridos de la prensa y del corazón”. Sus canciones, que empezaron a ser populares en las áreas de impresión de los diarios, en poco tiempo llegaron a la sección de espectáculos, convirtiéndose así en un auténtico fenómeno. El grupo -del que un periódico afirmó “Más de 200 mil oyentes no pueden estar equivocados”- ha lanzado un material recopilatorio -Amor de última hora (paren las rotativas)- que concentra lo mejor de su carrera.


Se trata de un disco maduro, que va de la nostalgia más melosa (“Un domingo sin noticias”) al vil despecho (“No quiero ningún consejo (ni siquiera editorial)”). Eso no quita que toque temas sociales, como la falta de dinero (“Descuento por falta de ortografía”) o la crítica a un mundo gobernado por la prisa (“Corro, vuelo y reporteo”). Me detendré en algunas estrofas de sus canciones para compartir con los lectores el alcance de una lírica que ha traspasado el mero día a día y se ha vuelto parte de la cultura popular de este país.


Ella dijo, opinó,
consideró, afirmó,
aseveró y señaló
que no me quería.

En respuesta, yo le indiqué,
opiné, expuse, dije, expresé,
informé, di a conocer,
que ella era todo en mi vida

(De la canción: “Y ella finalizó”)

En el párrafo anterior escuchamos la historia de un reportero enamorado de una chica de Comunicación Social de una dependencia, cuyo amor no puede realizarse al estar ella empeñada en que gobernador del estado va todo con letras mayúsculas. Durante el solo de acordeón, él le explica las reglas del Manual de Estilo, que le impiden tomar esas libertades, pero ella termina por dejarlo e irse con un abogado de la STPS que la asesora en su liquidación.


Pero la antología de estos dos compositores parece tocar todos los temas. En “Me gustas cuando callas”, un precandidato entona una canción de amor a un periódico y “Mi informante secreto” relata las vicisitudes de un romance que no puede decir su nombre.


Un claro ejemplo de la versatilidad de Antonio y Francisco José es el corrido “Más abajo del organigrama” que cuenta el triste descenso a los infiernos de un redactor en jefe que termina su vida de voceador bajo un semáforo. Esta decadencia lenta y dolorosa es descrita por los cantantes sin escatimar detalles, sobre todo en lo referente a los puestos cada vez menos importantes que ocupa el protagonista. En ese mismo tono melancólico, “La primera pre-impresión jamás se olvida” narra los recuerdos de un hombre que abandona un medio de comunicación al que vio nacer y que de repente, tras 15 años de cubrir la política local, tiene que enfrentarse a que su propio diario cambie de giro para privilegiar los choques en carretera, los deportes y las mujeres recién salidas de las albercas.


Una de mis predilectas del disco es “Errata inmunda”, debido a que se ocupa de un personaje tan insignificante como el corrector de estilo. En esta canción, un corrector llora su desgracia ante un comunicado de prensa con suficientes faltas de ortografía como para hacerlo pensar que leía una noticia en otra lengua romance. Van algunos de los versos:

Errata inmundaboletín rastreroescoria de la prisareportaje mal hechoDesinformado
lenguaje de gobiernocon mala ortografía cuánto daño me has hechocorregirte es una hazaña
palabra ponzoñosanota de policía
te odio y te desprecio

(Y ese grito del final de “¡Lo estás corrigiendo, inútil!”, realmente es una joya).

Otra de mis favoritas cuenta la historia de una joven reportera que sospecha de su marido y cada noche lo acosa con sus celos (“Quién, qué, cuándo, dónde y por qué”). Es una canción hecha sólo de inquietudes, provenientes de alguien que quiere llegar al fondo del asunto, aunque también, en su interior, tiene miedo de saber la verdad. Esta es la única rola del disco interpretada por una cantante invitada (Lupita D’Aristegui, brillante por cierto). Sin embargo, si he de elegir un corrido de Antonio y Francisco José para escuchar en una isla desierta tendría que ser “Este amor va de principal (por favor lo cabeceas)”, descrita por un crítico musical como “una auténtica canción desesperada que dice en sus tres minutos y medio lo que a cualquier poeta diría en 20 poemas de amor”. Esta pieza está dedicada a una directora editorial, incapaz de ver en su jefe de reporteros al amor de su vida. Él le llora, según nos dice, “en todos los estilos de texto posibles” y al final le confiesa: “Lo que quieras saber en mil caracteres te lo digo en cinco: te amo”. Qué puedo añadir, incluso ahora que escribo pensando en la canción, también lagrimo.


De esta manera, Amor de última hora (paren las rotativas) es el soundtrack perfecto para cualquiera que haya trabajado en un medio de comunicación impreso y sepa lo que es cubrir notas en días feriados, algo que bien resume una de sus canciones: “Desde que soy periodista extraño tanto vivir”.

jueves, 23 de octubre de 2008

WAR ESPONJA



Estimada Lily:


Vale tu carta de ayer las ofensivas de hoy: serán al oeste y por el noroeste. Tú hablarás con acento sinaloense y me darás, para no indigestarme de guerra, mi agüita de coco.


Yo compartiré la estrategia contigo, que incluye mazapanes, habas y un titipuchal de caballitos y turuletes.


Y me preguntarás: -¿Cuántos cayeron?


Y yo te diré: -ai nomás unos cuantos pelones.


Es así que regresas a casa en espera de que el amor toque otra vez a tu puerta


¡toc, toc!


¿Quién es?


¡Pos yo!


Con cariño


El War Esponja

EL AMO DEL UNIVERSO



Claudia:

Ayer se me ocurrió buscar el origen del Universo en mi ombligo. Dije “lo primero que saldrá de este agujerito serán lagartijas despavoridas”, pero no, apenas fue un hormigueo bamboleante que conforme crecía me daba la sensación de cosquilla.

El Universo, que también tiene poblaciones costeras, propone constelaciones como la del “camaroncito al mojo de ajo”, “el corredor Cancún-Tulum”, “tu sonrisa que me regala esos lindos hoyuelos” y así, por el estilo, hasta que me regocijo de ombligo.

Tu ombligo tiene su chimenea color rosa y cuelgan de el lucecitas y a tientas siento esos guiños que me tiran onda por tus clases de salsa.

Pero mi ombligo, con su luna almidonada, sabe que el origen del Universo está debajo de mi almohada y no son grandes escaleras empinadas hacia el cielo, sino un sabrosísimo sándwich de pollo sazonado con Knorr Suiza.

Desde Pulidín City

Chincho, master, master, master of the Universe

SERVICIO A LA COMUNIDAD (POR EDUARDO HUCHÍN)




¿Sientes que algo le falta a tu página cinco?


¿No sales de la postura de siempre: “Sólo publico a columnistas políticos”?


¿Estás insatisfecho con tu vida editorial, porque tus articulistas acaban demasiado pronto sin llegar a ningún lado?


¿En realidad ansías ser un editor, redactor o dueño de medio de mente más abierta?


ESTE ANUNCIO ES PARA TI

Escritor repentinamente despedido ofrece sus servicios textuales:

Textos libres y sin compromiso (artículos sueltos para tu revista o periódico).


Mensaje con “final feliz” (No le hago el feo a las historias de superación personal).


Blog Jobs (Te redacto tu bitácora para Internet).


Masajes retóricos (Retruécanos, calambures, palíndromos y otros, en sistema Braille).


Estimulación oral (Lectura en voz alta).


Corpus exquisito (Te ayudo en tus estudios de antigua lírica popular).


Surmenage a trois (Intervengo a contrarreloj en ese ensayo de la maestría que tenías que hacer junto a una amiga).


Como Escort -perdón, error de dedo- como Escritor tengo dos promociones:


El Social Only, donde presento tu libro o tu revista.


El Full Service, donde además TE HAGO tu libro o tu revista.

También ofrezco el Servicio Ejecutivo, por si necesitas redactar un proyecto turístico con que estafar al Gobierno.

Satisfacción garantizada y un solo lema:
“El que no enseña (literatura) no vende”

Nota: Soy peludito.



Contáctame en el correo:
eduardo_huchin@yahoo.com.mx

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jueves, 16 de octubre de 2008

POEMA RAIDER





En donde estaba el corazón he puesto un revólver
Jordi Soler


Qué patria recorren los trasterrados
en medio de lo que es sencillamente luminoso
como suele ser un libro con el sello hospitalario
de las bibliotecas.

Qué patria sospecha que tras de ella
se esconde el creacionismo cachivache,
el niño con su álbum de estampitas
que sorprende por el uso del lenguaje
de vendimias y vísperas.

Qué patria caminan los exiliados
y por qué comen en restaurantes
edificados en la arena;
por qué el desenterrar a sus muertos
no sólo es asunto de memoria
sino de devolverle la vista a los ciegos.

Qué patria nos espera
sin que los poetas bien nacidos
hagan esa mueca de asco
en la pantalla estática de sus banderas.

Qué patria recorren los trasterrados
cuando el único concepto de pertenencia
es calzarse al revés la gorra de los Raiders
y caminar rumbo al desierto con la flama de una lámpara
que es mi última palabra de honor en llamas.

PIROPOS




Claudia, quisiera ser el lipstick que me lleve a tus labios como pajarito con el pico abierto.


Claudia, quien fuera el taquito de barbacoa que hace apunte al cielo esa ¡mmmm! boquita.


Claudia, acá el Caribe de tus Cruceros, tus puertos, tus islas Fidji.


Claudia, quisiera ser la pelusita de tu ombligo, su zarzuela, sus buñuelos.


Claudia, quisiera hundir mi flota de barquitos en el olor a mar de tus sábanas.


Claudia, quisiera ser las semillas de girasol que enciendes en tu fogón.


Claudia, bendita tu mami que trajo al mundo la niña de mis ojos y me hizo abrillantador de escudos para merecer ser caballero de tan bonita reina.


Claudia, ¿quieres ser el cucurucho de mis garapiñados?


Claudia, quisiera ser el analista financiero de tu producto interno y nacionalizar tu sonrisa para mi solito.


Claudia, quien fuera la natita de tus bísquets.


Claudia, a qué horas desde tu arco salieron las flechas que tengo clavados en el corazón.


Claudia, eres tan bonita, pero tan bonita que cada vez que parpadeo me pone triste tu ausencia.


Claudia, quisiera ser el papel arrugadito donde polinizas tus acuarelas.


Claudia, cuéntame que hacen por las noches las abejitas.


Claudia, quien fuera la casita donde naciste para llevarte siempre en mis brazos.

PEDRITO INFANTE LE CANTA A CLAUDIA PON CÁCERES




Es cierto que intentaría no enojarte,
tan cierto como que todo universitario
egresado de la llamada “cuna de líderes”
-todos, sin excepción- escriben sin faltas
de ortografía y han leído Rayuela.

Y no lo haría porque estoy enamorado de ti,
y las declaraciones, cariño, no son acuerdos
sino rendiciones.

Y como el amor para que se propague
con mayor rapidez exige un poema de rodillas,
te escribo este con todos mis activos.

Podría decir “al carajo Alejandro Sanz”,
pero no lo haré porque, vida mía, te amo.

Y el amor es tan imprevisto en sus actos
como cuando –y te escucho claramente-
me dices que cada quien sus comas,
acentos, el bonito messenger.

Por eso, cariño, nada de homogeneizar
a los egresados de la Salazar Narváez
con los de mi universidad favorita:
la Pedrito Fernández.

Porque te amo y el amor
-este amor- de atribulada sabiduría
no es comparable con el verdugo
que en tu corazón apila un montón de cabezas.

Y es que, crucecita del juramento,
Claudia no es mala, es diva.

¿Un tequilita?


*el fondo musical de este poema es del mariachi Balas de Metallicatitlán.

SI TE CUENTAN QUE CAÍ




Siempre quise tener un lugar donde vivir,
uno donde me vieras como un niño valiente y respetuoso,
con su buzón para opiniones y sugerencias,
protegido por lonas contra el sol
y donde los besos fueran un curso intensivo
de introducción al cultivo de algodón de azúcar.
Un pequeño lugar donde el mundo sea lo menos importante
no así la manzana de Adán con vista al mar.
Un lugar, chiquito, sin sillas y ventanas
pero que con solo ir a la cama empezáramos a soñar
porque –desierto de por medio- volar no basta.

miércoles, 8 de octubre de 2008

SE TRATA DE



Se trata de pelear por el amor de la niña que te gusta,
de dibujar corazones en la arena,
de sonrojarse a medida que llega la cita del viernes por la tarde,
de ver como rodean al Palacio de Kensigton los epicentros de tu vestido,
de contar hasta cien conteniendo la respiración,
porque se trata de morir luchando,
no de fundar grandes escuelas filosóficas.
Se trata de cumplir un destino que con frecuencia
nos cuenta los días y del tres salta al diez.
Se trata, sin duda, de pelear como un león herido
y no como los poetas –pobres poetas- que dicen hablar con las piedras.