A ti, Mayo
Salgo a caminar, no llevo bajo el brazo
la Escuela Norteamericana de Filosofía,
los hierros retorcidos de la razón;
llevo las cartas que te escribo,
apuntes con el olfato de cinco perros
rabiosos sobre papel reciclable.
No soy ecologista, zoomorfo
defensor del medio ambiente,
soy José Tomás, torero.
Aplaude bella mujer que voy a matar
al toro noble y despiadado. Aplaude,
no importa que tú no llames a esto fiesta,
no importa que mi sangre sea la de un solo
hombre frente a la muerte y no el foro patronal
de presos políticos.
Salgo a caminar porque todo es posible,
incluso la fe. Hoy es día del niño y me dirijo
a la Plaza no para que te vistas de viuda
en cada surco de tierra trazado en la faena.
Quiero, cuando el toro me parta el corazón,
que corras al perdigón de luz del árbol que se deshoja
entre los gritos de la gente y te mantengas de pie
para que me duerma bajo tu sombra.
la Escuela Norteamericana de Filosofía,
los hierros retorcidos de la razón;
llevo las cartas que te escribo,
apuntes con el olfato de cinco perros
rabiosos sobre papel reciclable.
No soy ecologista, zoomorfo
defensor del medio ambiente,
soy José Tomás, torero.
Aplaude bella mujer que voy a matar
al toro noble y despiadado. Aplaude,
no importa que tú no llames a esto fiesta,
no importa que mi sangre sea la de un solo
hombre frente a la muerte y no el foro patronal
de presos políticos.
Salgo a caminar porque todo es posible,
incluso la fe. Hoy es día del niño y me dirijo
a la Plaza no para que te vistas de viuda
en cada surco de tierra trazado en la faena.
Quiero, cuando el toro me parta el corazón,
que corras al perdigón de luz del árbol que se deshoja
entre los gritos de la gente y te mantengas de pie
para que me duerma bajo tu sombra.