martes, 30 de noviembre de 2010

LA ÚLTIMA TRAVESURA DE BART SIMPSON

Ilustración: Edward Gorey


Lo prometo, me voy a portar bien. Me sentaré en la sillita de madera pintada de verde, ya que no toda travesura queda camino al aeropuerto, ni soy el paracaidista con trajecito del Capitán Trueno.

Soy una repetición de malos modales, el teléfono rojo en emergencia después de golpear a cinco hombres que me acusaban de robarte los treinta y nueve pesos de tu revista, cuyas líneas borrosas escritas por pensadores “transparentes” me señalan como el único culpable.

Entiendo que no puedo hacer nada contra tantos hombres atados a la cruz, acaso sembrar un árbol con mis ojos un poco tristes, y evitar que cuando se deshoje veas relámpagos y tormentas.

Puedo no moverme, empaparme de sangre y preguntarte si para el perdón celestial es suficiente, controlar a los dragones que recorren mi espina dorsal, someterlos hasta convertirlos en dendritas, esconderlos en las fundas de mis discos de Nick Cave o prenderles fuego, pero un fuego improvisado que hurgue hasta el fondo de lo que crepita: el mar que comienza a perderse por más que abra los ojos y en cada parpadeo te diga te quiero y la sillita verde no sea el veloz auto que me lleve a otra parte y siga presente y nadie me declare como desaparecido.

Lo prometo, me voy a portar bien. Al menos este día.

jueves, 25 de noviembre de 2010

RUDOS Y CURSIS

Luis Daniel Pulido, songwriter; Nadia Villafuerte, escritora


Nuestras conversaciones son maravillosas,
tienen ese olor a hogar que dan las bebidas
calientes (o como contrarréplica en un escocés
a salud de la acupuntura y el reiki)

Claro, a veces hablando en serio,
en otras no tanto; con mis manos sobre la mesa,
o bien como Conan the barbarian atraído por lo que
deja ver tu pequeña falda antes de pagar la cuenta,
lo único -y eso tienen los números- que no entran
en el imaginario de nuestras citas y mi look a la
Diego Luna

Los monocramas de las becas tienen esos detalles
significativos: un billete de quinientos pesos
y a nosotros participando -sin pausas, ni rutas,
ni reglas- de las únicas certezas que disfrutamos
como la mejor de las películas: pedir bísquets
con mole, posar para la webcam y comer
los tamales de la abuela

Y todo en tres horas y antes del resumen de la NFL



lunes, 22 de noviembre de 2010

SI ME VES EN LA CALLE, DIME GORDON BANKS


A Nadia Villafuerte, por los libros y las porras
A Marco Pulido, que pagó mi transferencia al futbol inglés


Me pegaron en las manos y me pegaron muchas veces. Leía La vida es un balón redondo de Vladimir Dimitrijevic, y platicaba que chutaba a gol en blancas paredes donde el tedio se hacía nube y dos graffitis juntaban la palabra Mexicaltzingo, aunque algunos leían “somos tus hijos muertos”, y yo, yo no entendía, jugaba para que tú me vieras.

Y buscaba los peces que extraviabas en el agua y lavaba tus manos sucias de tierra.

Me pegaron en las manos, y lo hicieron con mucha fuerza. Mis dedos se hincharon tanto, que tuve que usar guantes. Cambié los chuts por atajarlos, me volví portero y los ingleses reinventaron las apuestas: el arco se cerró para siempre. Mi nombre: Gordon, Gordon Banks.

En el mundial de México 70 le saqué una pelota, impresionante, de la base del poste derecho, a un negrito llamado Pelé. Salí en la tele. Pensaba en ti todo el tiempo.

Hoy ya no me pegan en las manos, tengo dinero y puedo llevarte pan integral, de papa, de ajonjolí, hasta espagueti y vino tinto. Soy un gran portero y no creo que deban arreglarte ese par de dientes chuequitos: me gusta ver que tu boca está a punto de expulsar una burbuja y que adentro vaya un niño dormido con sus guantes de portero.

domingo, 21 de noviembre de 2010

YO TENGO UNA CHICA GREENPEACE

Foto: Tapacholos (Simpson Sicario)


Te he visto viajar, cargar tus libros
en una pequeña mochila negra,
ya que –me dices– llevarlos en la mano
es condenarlos a la parálisis pedante
de los que sí leen desde el punto muerto
de los protagonistas

Prefieres ver bazares,
aeropuertos con un buen número
de aviones que te recuerdan un bar
con igual número de fumadores

Te he visto decirme “adiós, hasta pronto”,
abrir los brazos y regresar tres, cuatro,
cinco veces para decirme lo mismo
y recomendarme que me porte bien,
que nada de mujeres que no sepan
quién diablos es Joyce, Cortázar,
Linchtenberg, Saint John Perse

Que no te engañe, que no sea infiel,
que si lo hago pongo en riesgo la capa
de ozono, que sería antiecologista
y seguro, me partirá un rayo

Te he visto partir, cerrar los ojos
y costear kilómetros de playa
cuando te levantas desde la punta
de tus pies para darme un beso
y, en un flashback activista,
vea cómo las ballenas nos salpican
de agua a unos segundos de tu vuelo

Lo prometo: Seré fiel

Y que las ballenas tengan ballenitas
y los rayos caigan lo más lejos de mi cabeza

jueves, 18 de noviembre de 2010

LA FUGA (¿VIENES CONMIGO?)

Foto: Tapacholos

Primero rodearemos el triángulo de Afar como si fuéramos dos enormes rascacielos neoyorquinos (tu 1.75, sin zapatillas, me hacen ver desde tu vigésimo piso que no tienes ninguna zona cero, todo es carnita)

Luego tomaremos, desde un recuento netamente astrológico y matemático, la suma de todos los horóscopos para que nunca nos falten constelaciones con cientos de miles de estrellas que nos favorezcan a lo largo del viaje.

Me tendrás que dar un beso, y no porque me urja, sino porque sin ello, seguro, seré como un satélite sin radar, un osito tuerto, y eso eleva el costo de la fuga, por mucho.

Me darás tus manos, y verás fijamente el reloj con números romanos. Me dirás datos básicos, de que te gusta y que no, a qué horas el pez del légamo se transforma en dinosaurio y si ya duermes y si estás de acuerdo con este plan que termina con la cita de nuestros hijos con el pediatra y dieciocho hot cakes repartidos en partes iguales.

Sólo espero que mis clases de hipnotismo no fallen, que construyan en un radio de dos por tres, hisopos de nieve o un teleférico de nubes con la otra mitad de lo que quiero escuchar.

Es así que, juntos, a la cuenta de tres, decimos: Y seremos muy felices

Uno….Dos….¡Tres!

martes, 16 de noviembre de 2010

MI GALLETITA DE LA SUERTE

Foto: Tapacholos

Es que me gustas, me gustas mucho.
Tus ojos son bonitos, como negritos bimbo
mojados en leche, una cosa seria,
como cuando regresan los vikingos
al puerto y gritan al cielo tu nombre
y yo guardo en un pañuelo el repiquetear
de las campanas de tu pueblo

Es que me gustas mucho. Algo que no cabe
en un banjo ni en platos repletos de calabacitas,
como despertarse dentro de un círculo mágico
dibujado por tus dedos, los mismos que espolvorean
queso a los chilaquiles, a mi nariz roja, a la hojita de maple
que vino desde el cielo de Quebec

Y me gustas desde hace tiempo;
había, recuerdo, horario de verano
y no teníamos que huir de neandertales,
del agudo olfato del tiranosaurio

Me gustas, y te quiero. Lo juro por Santa Patita
y tres piruetas de motocicleta

Te quiero. Y eres lo que busco:
Mi galletita de la suerte

viernes, 12 de noviembre de 2010

NIÑO CARA PÁLIDA DECIRTE QUE TE AMA

Ilustración: Manuel Lariño



te ves linda con vestido –dije,
pero no quise que me vieras

me convertí en fantasma
cinco centímetros de tez blanca

una bolita de nieve
cuadriculado por una raqueta
de leche deslactosada
de niño tímido escondido
en la bañera

qué frío

sonríes y me derrito
soy lo que queda:
migajas de un bolillo
con crema

¡Oh, mis ojitos se cierran!

empiezan los fuegos artificiales

fiuuuuuuuu pum

fiuuuuuuuu pum

fiuuuuuuuu pum

lunes, 8 de noviembre de 2010

POSDATA: NECESITO UN SUÉTER*

Imagen: Norbi Baruch


A Ivonne Handall, que cuando éramos niños me pidió le grabara en un cassette el Defenders of the faith de Judas Priest, y con ello dejó de pensar que era un gallito de pelea


Viajaré a donde hay mucho frío. Pero antes de irme, escribiré un mensaje en el refrigerador, palabras amorosas con puertecitas para la niña que vino en avión desde Líbano porque allá había guerra.

Si ella quiere verme, leerá el mensaje y abrirá las puertecitas y yo la saludaré izando banderas parecidas a la de un país escandinavo, con mi barba roja y cantando “yo soy, yo soy el Dios del Trueno”, y no importa, ella me lo dijo, que lo haga con la pancita de fuera.

Las puertecitas se abren fácilmente y no dan tanta lata como la espada en la piedra. Así ella puede ver, cuando se prepare un sándwich o tome leche o muerda una manzana, a su explorador con ombligo de rayo epiléptico reconstruyendo su barquito apolillado.

Entonces cerraré las puertecitas, porque cuando tengo que pintar las tablitas más bajitas, mi pantalón no alcanza a taparme del todo lo que la espalda ya no carga.

Una vez terminado de reconstruir mi barco mitad delfín mitad marsopa, el mar parecerá la quinta avenida y le compraré un vestido fashion antiguerra.

Debo contarles que mi viaje es al frío porque el frío me obliga a hacer las cosas despacio, que es como quieren que haga las tareas encomendadas y no ande por ahí pisando flores, rompiendo cristales, gritando “yo sí le voy, le voy al pum pum pum pum pum” y arrancando cabelleras porque antes de ser el Dios del Trueno fui apache y les juro, no quiero sentirme culpable.

Por eso me voy a Groenlandia, y por eso llevo comiendo mole cinco días seguidos.

Pero, Ivonne ¿verdad que tú sí me quieres?

Luis Daniel Pulido

*Fragmento del libro autobiográfico Prohibido degollar patos

viernes, 5 de noviembre de 2010

EL MONSTRUO DEL FRENTE FRÍO NÚM. 28*

Imagen: Alyona (tomada de su Fotolog)


Qué duro es bañarse con agua fría. Con esa media sonrisa en los cristales como señal de que unos minutos antes mordió los dedos de algún niño que no hizo la tarea.

Y es que el frío expulsa con violencia la temperatura de nuestro cuerpo hacia las piezas dentarias del cristal empañado, y una vez en la bañera ni cómo esconderse de esa creatura que algunas personas dicen que es canadiense, pero yo digo que es discípulo de un iceberg.

Es el frío que se roba el alma y la pega como estampita en las ventanas, y te ve, sí, te ve si lloras cuando te bañas.


*Fragmento del libro autobiográfico Prohibido degollar patos