domingo, 20 de octubre de 2024

YO SÍ LE QUIERO DAR CHICHARRÓN


 

He insistido –digo mientras descargo
canciones, le pongo mayonesa a la nariz de mi perro,
subrayo la palabra cuchitril para describir un estadio
de un equipo al que no le voy–
que deberías aceptar mi invitación,
esa jiribilla con cuatro aviones despegando,
sexual –quiero decir, la verdad,
porque el amor es coincidencia, asimetría,
valor agregado, declaración y culpa de partes,
Manhattan de Woody Allen,
Mel Brooks,
Monty Python's Flying Circus,
el sillón de atrás del auto,
amor del bueno,
vaho de la mañana,
cristales empañados
¿Aceptas?
Luis Daniel Pulido

A PROPÓSITO DE JOAQUÍN Y LOS INSOMNIOS POR CAMBIAR EL MUNDO


 

No me queda claro qué año fue,
si las plantitas germinaban en el basurero
que dejan las bodas por lo civil,
si echaron raíces los árboles que sembramos,
vamos, si caminaba largos bulevares
por el sencillo placer de alzar mi cerveza
hacia los anuncios de lencería,
mi adorable Cindy Crawford
Era joven –quizá ya no tanto,
era un exalumno de tantos oficios,
de tantas clases aburridas,
de tantos maestros que nada sabían
de dos jóvenes que revolucionaron
la literatura a los veintiún años
Shelley y Rimbaud nada les significaron
Caminaba –como dije antes,
fugitivo del heavy metal británico,
en busca de los amaneceres lentos:
beber con amigos un café,
platicar de lo burdo que son los periodistas
y los políticos y las almas en pena
en desoladas ferias del libro
Quizá todo lo que cito lo imagino,
cantautores relevantes del siglo veinte,
jóvenes discípulos de un filósofo presocrático,
una provincia donde no pasa nada,
esa canción y ese adiós
con lo que convalido mi compromiso
con el vacío
Pido disculpas a la joven más brillante de la clase,
por toparse con este loco que le dedicó
canciones de “rock en tu idioma”
y otras maromas del lenguaje:
“Morenita de fuego,
salsita de mis Cheetos,
eres mi veneno”
Me acordé de ti hoy que dice adiós Joaquín Sabina
y que sí, siempre, la pierna fue a la mano
y no al revés
Nunca, entonces, fue penal
Luis Daniel Pulido

martes, 15 de octubre de 2024

CANCIÓN PARA SOFÍA FALCONE


 

El delicado hilo de agua que se rompe
en el espejo, los destellos de luz que aletean,
murciélagos que son chispas,
se apagan
Los lobos furiosos muerden los intestinos de la presa,
insignificante detalle,
todo arde
Tus ojos grandes como el sol de los domingos por la tarde,
tus ojos negros como los gatos que ronronean,
parpadeas
No es un secreto: degollamos patos,
Sofía Falcone
Luis Daniel Pulido
Ciudad Gótica, octubre, 2024

jueves, 10 de octubre de 2024

IRSE A LA CAMA A LAS DIEZ DE LA MAÑANA


 

Tengo la misma edad de Hang Kang. Quizá yo sea más grande
por meses o días pero somos, podría decir, de la misma generación,
una generación a la que llegaron primero los argentinos,
la leyeron antes que nadie, la tradujeron
desde la educación pública y universitaria,
lo hizo Sun-Me Yoon, una coreana emigrante
Hang Kang, de mi misma edad, ganó el Nobel,
a mi amiga en el Hotel InterContinental de Monterrey
le robaron sus anillos que olvidó en una mesa,
yo fui a correr a pesar del dolor físico,
mi francés es lamentable y he dejado las clases,
pero Han Kang, de mi misma edad, ha ganado el Nobel
Hace tiempo que no me da la luz de las calles,
de las ciudades grandes,
que no platico con mis amigos,
me acomodo en los ejemplos prácticos:
leer y escuchar música,
pues extraño a los muertos,
extraño conspirar contra el sistema,
ya sea de forma ingenua:
pegar en las calles fanzines
con un manifiesto
Pero a veces, como dicen que hacen
los que estudian a los griegos,
“camino más despacio y no expreso mis sentimientos”,
apegándome a lo que dice Han Kang,
que ganó el Nobel y tiene mi edad
Mientras camino y me pierdo en un pueblo
olvidado de Dios y los rascacielos y las bibliotecas
donde una vegetariana sueña ser una planta
Quizá hoy bloqueen una carretera
o linchen a un ser humano
Hang Kang, de mi misma edad, ganó el Nobel,
y yo apenas pude correr veinte minutos
y tengo treinta pesos
y creo que así es esto de la derrota
Irse a la cama sin nada a las diez de la mañana
Luis Daniel Pulido

lunes, 7 de octubre de 2024

PORNO (BIEN PORNO) POEMA


 

Con la edad, el cálido río de la vida
reduce su cauce, pero se desempolvan
algunos huesos buenos
y se practica sexo salvaje,
lecturas fundamentales:
el Kama Sutra extremo
El de los abismos infinitos
ojitos en blanco
temblando
No faltan sobre la mesa
unos plátanos,
ocho Gatorades,
atención al flujo de sangre
De por aquí y por allá,
oxígeno
Y para la panza cinco shots de Yakult,
Lactobacillus casei Shirota,
ir al baño
Volver nacer
Sonreír como un bebé
Y saltar como un tigre sobre ella,
otra vez
Luis Daniel Pulido

CRÓNICA DE UN DOMINGO (Y DE TODOS LOS DÍAS)



Me levanto a las tres y media de la mañana,
preparo lo que utilizo para sacar a mis perros,
un reloj con cronómetro, una lámpara, bolsas para las heces,
mis goggles;
los saco uno a uno porque sus edades son voces perdidas
en la montaña y escucho los ecos,
cada luciérnaga que encienden
Primero el más viejo –viento temporal
en una lengua de fuera,
nobleza, tostada de sardinas,
luna llena
Luego el más joven, el que abandonaron,
búfalo salvaje sin patria,
extraña los túneles de arena en los ojos de su madre,
su lucha por la sobrevivencia,
ahora camina a mi lado
Al último la más consentida, la hembra,
pelos parados, zigzag sobre un pozo
infestado de pirañas,
ladra y ladra contenta,
se revuelca en la tierra
Misión cumplida –digo a las seis de la mañana,
me preparo un café, estiro las piernas,
me voy a entrenar
Imagino mujeres cayendo en paracaídas,
la memoria a corto plazo,
mi madre, mi hermano Marco,
barcos
El resto del día huérfano,
vacío y desolado, leo La niña que iluminó la noche,
leo la Dialéctica de la Ilustración
–Bradbury, Adorno y Horkheimer–
la escuela infinita,
el Correo Literario de Wislawa Szymborska
Escucho a Radiohead, trascribo algunas tareas,
vuelvo a Radiohead y me siento triste,
cambio a Sodom, su álbum en vivo One night in Bangkok
Muevo la cabeza, entran mis perros,
roqueamos
¡Headbangers!

Luis Daniel Pulido

 

viernes, 4 de octubre de 2024

DECLARACIÓN DE AMOR EN UN PAÍS EN GUERRA


 

Hay cosas –o muchas cosas–,
un Simposio sobre la Reforma Constitucional
al Poder Judicial Mexicano,
el inicio de uno de los discos más potentes
del heavy metal,
instrucciones de un entrenador de futbol
sobre cómo pararse frente a la pelota,
el musguito en los edificios viejos
de la Ciudad de México
Cosas sencillas, otras no tanto:
el alcanfor, las hierbas medicinales,
los ricos que van a yoga,
los pobres (como yo) con la congestión nasal
de las antípodas de un circo como son las cruzadas
del bienestar
Puede ser el fin de algo,
la construcción del fracaso,
las ardillas a lo alto,
el corte de luz
Y tú tan bonita con tu Spotify Premium,
resolviendo los retos de tu empresa,
viendo postales de tus abuelos que en algún lugar del mundo
hablan de los éxitos de la arquitectura,
del poder y la mercancía: el libre mercado
Cosas de las que nada sé porque nada sé
de cobrar por lo que hago:
escribir sobre viejos papeles que saco de la basura,
el olor de la vieja Arena Naucalpan,
no del Premio Nobel de Literatura,
escribir porque es mi enfermedad,
me tiemblan las manos,
tengo sangre en los ojos,
alimento padres muertos
Van por ti –me dicen los aspirantes a justicieros,
porque esa es la “voluntad mayoritaria del Pueblo de México”,
y recuerdo las películas de Buster Keaton,
las viejas series de los años 70,
los porteros argentinos que vinieron al país:
Marín, Zelada, Landaburu, Verderi, La Volpe,
y que quería atajar como ellos
Que te vas a poner un nuevo tinte
y estrenarás nuevo corte de cabello –me escribes,
y lo celebro
Porque entre tantas cosas,
tú y yo aún estamos vivos
Lo demás está fuera de nuestras manos:
la impunidad, el picorcito por el dinero,
el narcotráfico
Las pesadillas, mi linda whitexican
Luis Daniel Pulido

jueves, 3 de octubre de 2024

El intento es tratar de abrir el corazón por medio del movimiento del cuerpo. Y sí, en algún momento se escucha el esfuerzo.



Voy a empezar a hacer yoga:
picar coles de Bruselas tatemadas,
una mini siesta
Que el mugrero de cajas de vinos,
una aceituna en la mesita de centro
Yoga de a de veras,
pararme de cabeza
No importa el piso duro,
el gabinete de tuppers para venta
Meditar, conectar con cielo
y tierra,
limpiar el viejo reloj de los intestinos,
el espíritu
Hacer popó relax,
mirar la playa de enfrente,
la absurda melancolía de los veganos:
contar olitas y no comer mejillones
Voy a hacer yoga –dije,
para no encorvarme al escribir poemas,
tener una novia de 1. 80,
ser el Poseidón de Progreso,
el mero chile habanero
Yoga para principiantes,
tampoco abusen
¿Qué fue eso? –pregunta la maestra
Le echo la culpa a la compañera
Luis Daniel Pulido

 

martes, 1 de octubre de 2024

APUNTES Y SÓLO APUNTES DE UN HOMBRE SIN CASA


 

La gente celebra, dicen, un nuevo país,
el ocre otoñal de las cosas nos hace amables,
supongo;
me pasan el café, acomodan mis papeles
donde escribo, me preguntan sobre futbol,
de las palomas haciendo de las suyas
en los bastones de mando de los pueblos originarios,
el olor del óleo en el símbolo máximo de la patria,
el contingente de personalidades por Servando
Teresa de Mier
Qué sé yo,
disfruto unos huevos motuleños:
la comida como único refugio a la intemperie,
a los árboles que se secan,
a los humanos que nos pudren
Camino sin rumbo porque extraño el silencio,
esa canción de TOTO: África
Raro que lo más pobres de este país digan
“empieza una nueva era”
Y vayan al trabajo como si nada
Unos pasos más y el verdadero rostro de este país:
un niño indígena pide unas monedas
El maldito oro está en otra parte
Luis Daniel Pulido

lunes, 30 de septiembre de 2024

EN MEMORIA DE LOS ÚLTIMOS DÍAS DE FIESTA


 

En el año dos mil o dos mil uno,
ya nadie hablaba de los Kinks,
el fin del mundo había quedado atrás,
comíamos palomitas en los últimos cinemas,
el synth pop iba como un río en los últimos cassettes
A veces citabas a Oscar Wilde,
algo de su libro De profundis,
una afroamericana nos recodaba la música disco,
le subías el volumen
Mi vieja playera de Iron Maiden
ya no ocultaba mi panza,
no escribíamos libros,
tú eras una Baby Spice
De repente una duda filosófica,
hora de picar el bacalao,
duro y a la cabeza
Y vueltas y vueltas
¿por qué la deshumanización,
ese futuro de criminales irreflexivos?
Hojas y hojas escritas sobre eso
Yo quería cantar canciones
de bandas que tú desconocías,
pasar los dedos sobre una rueda
de queso Parmigiano Reggiano,
hablar de una revolución en serio
En esas andada cuando tú,
de la nada, cantabas
Yo, I'll tell you what I want, what I really, really want
So tell me what you want, what you really, really want
I'll tell you what I want, what I really, really want
So tell me what you want, what you really, really want
I wanna, (ha) I wanna, (ha) I wanna, (ha) I wanna, (ha)
I wanna really, really, really wanna zigazig ah
Y no soltabas tu cerveza
Luis Daniel Pulido

sábado, 28 de septiembre de 2024

BREVE CRÓNICA DE MATT MURDOCK


 

Viajar a Tuxtla es una aventura, una moneda al aire, por el mal estado de la carretera y su profunda oscuridad que cuelga de un látigo de agua, el sonido de un limpiaparabrisas, la lluvia que empieza. No puedo salir de noche, mis ojos son dos bichitos rojos que viven apareándose detrás de unos lentes. No veo. Pero por mis amigos, lo hago. Mi vida por un momento con ellos. Y ahí voy por las vísceras de un pueblo mágico, pateando sus desechos, abriéndome camino con un bastón para ciegos, mi gin tonic a mano. Ciego, sí; mamón, también.
El viaje es una tortura, música a alto volumen, celulares a alto volumen, instrucciones a gritos, esa especie de militarismo doméstico llamado “usos y costumbres”, oraciones que nunca llegan al final. Si fueran mudos, mudos gritarían –pienso. Es hora de hacer mi magia: me pongo mis audífonos y desaparezco.
Llego a Tuxtla y empieza la fiesta. Abrazos por aquí, por allá, conocidos, medios conocidos, no conocidos, pero “que me han leído”, una chef joven y bonita que me pregunta “¿todo bien?” y yo a punto de contestar con un piropo, “pintar el aire y el cielo” con tremendo disparate: "¿Quién fuera OVNI para el Tepoztlán de tus ojos?" No lo dije, lo pensé. Y fue suficiente.
Alfredo anuncia la tercera llamada y la obra empieza. Soy feliz.
Luis Daniel Pulido
Foto: mi mismo.