domingo, 29 de diciembre de 2024

LA PROFUNDA SOLEDAD DEL QUE LLAMAN POETA


 

Por ampliar mi radio de trabajo
–ya saben, hacer un podcast, escribir guiones,
limpiar solares, pintar casas, hacer comida–
abrí cuentas en redes sociales:
domingos lluviosos, en auto por carretera,
lagos irrepetibles donde me comí un sándwich,
están ahí: en Instagram
Todo va bien: Diógenes en los ojos de mi perro,
mi mano derecha sobre el cristal de la mesa,
un habano en mi boca y las piernas estiradas
hacia el cielo enmarcado por una ventana oxidada,
un murciélago que se asusta y vuela…
Un arroyo pasa cerca
El sonido de la bandeja anuncia un nuevo mensaje:
“De Bombón delicioso…”
El asunto es cordial –demasiado, pienso:
“ESTOY RIQUÍSIMA Y PUEDO SER TUYA, COMPLACERTE,
SÓLO CONTÁCTAME”
Le respondo con mi demo de luchadores,
un guion de radio de hace años,
un doblaje donde discuten un perro y un gato,
un video donde platico con don Belisario Domínguez
brevemente…
Necesito trabajo, compláceme –le escribo
Ya no responde y le agrego ajo y mantequilla
a los camarones
Voy por el aceite
Luis Daniel Pulido

viernes, 27 de diciembre de 2024

Y NUNCA FUIMOS A BIRMINGHAM


 

Está bien que tu perfil sea un bonus de inversiones,
la misma foto sacada de la literatura alemana,
Las desventuras del joven Werther,
una larga línea de sombra, el sol de invierno,
estrellas matutinas en el alto cielo,
el vuelo de las aves a otras ciudades
Está bien que me guiñes un ojo y aparezca en tu cocina,
en las finales de torneos de bádminton,
en la simplificación de caminos para hacer los huevos estrellados,
plátanos fritos
Digo –mientras pongo una canción de Dire Straits para honrar
nuestros más de cincuenta años y las antorchas de recuerdos;
fuimos primitivos, escribimos a mano, bebimos cervezas,
eructamos, vimos Plaza Sésamo
Tus reclamos para mí por analizar todo: la mínima gota de sangre,
el gobierno del estado más pobre de México,
las felices fiestas, los parques capitalistas de la comunicación social,
el periodismo como negocio, extensión de la política,
lumpen de criminales
Está bien que no olvidemos de donde venimos,
del grito ensordecedor por los desaparecidos,
de la sala de espera de los hospitales,
de los niños analfabetas y desnutridos olvidados
en las bodegas de cruzadas y cruzadas
contra el hambre
Que tú no participes –me muestras tus botas raras
de un animal exótico o imitación o como la comida rápida,
espero que sólo sea un oscuro pasaje de mal gusto,
es tu dinero
Que yo participe –la bilis como esquirlas en los riñones,
el coraje como punzada en el estómago,
el relámpago en cada palabra,
el mismo libro bajo el brazo–
nos une
Siempre esperas a que me duerma:
apagas las luces y me dices
descansa
Descansa…
Luis Daniel Pulido

viernes, 20 de diciembre de 2024

SÓLO EL CHICHARRÓN DE PANZA SALVA


 

Ya vas a empezar con tus gringadas
D D, experiodista cultural

Es cierto que donde vivo celebran una fiesta,
o muchas fiestas, un combo de colores y ruidos;
hacen conferencias: que el natalicio de un prócer,
un santo, cita y reinterpretación de un hecho histórico,
celebración y superchería, imagen congelada
a través de los años
En esa masa de personas se renuevan contratos,
son antinazis, toman a dos manos la arrogancia europea
y la avientan al río
Mi reconocimiento
Hay Patria e Historia
Yo me hundo en un profundo silencio,
hasta febrero,
después de lo importante:
*Desde 1976 no se anotaba una fair catch free kick
en un juego de la NFL
y el último pateador que lo había conseguido
era justamente de Chargers,
se llamaba Ray Wersching y fue contra los Bills…
Hiberno
Luis Daniel Pulido
*Dato en la página de la NFL

jueves, 19 de diciembre de 2024

EL DÍA QUE ME DEPOSITARON AL DIABLO EN EL CUERPO



 

De niño no recuerdo nada,
una pequeña luz que arrojara bibliografías,
un ovni girando en el cielo,
ciudades medievales, un volcancito
en la tierra, nada, todo eso, que enumero,
lo pongo de ejemplo
Hubo –eso sí lo sé,
un rastro de sangre,
un cuerpo abierto
El hombre vampírico detrás de la puerta,
un par de gritos, quizá, pidiendo auxilio,
un barco, algo…
Una mano que me sacara de ese abismo
Llevo cuarenta y nueve años cayendo
Luis Daniel Pulido

jueves, 12 de diciembre de 2024

BETHLEHEM STEEL


 

El cansancio por la tarde dispone no más de diez minutos para decidir si ver hacia el vacío o escribir eso que duele, afluentes enormes de ríos lodosos, un barco cubierto de fósiles, pequeños hongos nucleares de otra época. ¿Dónde están mis padres?
Qué soledad. Acaricio mi garganta para ver si sale un grito.
Un recuerdo: mi padre me procreó cuando él tenía 70 años, hablamos poco, ambos nacimos muertos.
Luis Daniel Pulido
Foto: Wim Wenders. Black Square (New Mexico) (2002)

martes, 26 de noviembre de 2024

EL JOVEN ULLOA


 

Hace catorce años acompañé a una amiga al aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, aunque está en Chiapa de Corzo, camino a ejidos y rancherías, a ras de pastos amarillos y de los encuadres con mis manos para memorizar cielos celestes, planos cortos, vacas pastando. Igual, me dicen, hago de lo feo algo bonito. No sé, han pasado catorce años. Pero es cierto que lo feo fue conocer a un joven de apellido Ulloa, amigo de mi amiga, que se acercó a saludarla. A mí ni me peló. El joven Ulloa traía consigo un libro, una biografía, de muchas que hay, de Emiliano Zapata. Yo escuchaba a Eric Clapton. El joven Ulloa, luchador social, de esos que dan de beber en su ancho pecho a animales salvajes en Uganda, el Amazonas, Bolivia, y parecieran estar siempre enojados… conmigo, pues escuchaba música “yanqui”, escupía hacia arriba su soberbia. Con mi amiga actuaba diferente, y más que como Zapata actuaba como Mauricio Garcés: más que “tierra y libertad”, “arroz, las traiga muertas”. El joven Ulloa habló de justicia, obvio; de derrocar al mal gobierno, obvio; de “primero los pobres”, obvio. Y su seguridad contagiaba, como aquello que escribió Ernesto Sábato: “el mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria”. Quise saludarlo, pero me ignoró. O no tanto: vio con desprecio mi playera con logo de Iron Maiden. Mi amiga habló maravillas del joven Ulloa, que caminaba, seguro, a tomar su avión a Toluca, capital del Estado de México. Y se fue. Mi amiga, dijo, como un susurro, que hoy me parece macabro, algo así de construir “frentes de liberación socialistas”, animada desde su corazón de apenas veintiún años. Seis años después de ese evento en el aeropuerto, vi otra vez al joven Ulloa en una nota de La Jornada, liderando invasiones de terrenos. Diez años después, el joven Ulloa ya era un líder de un frente campesino, y tenía una fortuna en bienes inmuebles y apoyos del gobierno a “proyectos” para abatir la pobreza. Lo supe porque mi amiga se hizo su novia, que leía, con devoción, Pancho Villa: una biografía narrativa, obvio, de Paco Ignacio Taibo 2. Ayer me acordé de ellos porque, muy cerca de donde vivo, después de un enfrentamiento a balazos, y donde murieron, según su dicotomía, los malos, que las ideologías no abaten el rezago ni la pobreza, viven de ellas.
Luis Daniel Pulido

domingo, 24 de noviembre de 2024

I'LL BE BACK



La vida es extraña, una restauración de cuadros dañados por el tiempo, una respuesta rápida ante un asalto, una flor que sale renovada de la tierra. Uno va de aquí para allá, como en mi caso, por un plato de lentejas, un poco de silencio, una biblioteca, un amigo con quien platicar de la anatomía de las luciérnagas… lo que pasó hace un siglo, digo al azar, parado frente a un abismo de islas a las que nunca pude llegar. Un atisbo de luz: la gente se toma selfies después de un juego de futbol. Y cuando regreso del tiempo, me veo entre ese montón de gente. He jugado futbol con viejos amigos que se conocieron en una Secretaría, la del Bienestar, en este caso, mientras yo estaba en otra parte: una tienda de discos en Londres, una fiesta en un departamento con personas desconocidas, en un hospital recuperándome de un infarto. El multiverso, los universos paralelos o la magia del cine lo hicieron posible. Lo dijo Arnold Schwarzenegger, en Terminator: I'll be back. Yo también he regresado.
Luis Daniel Pulido

 

jueves, 21 de noviembre de 2024

EL PATITO


 

Agradezco a esas personas que, a pesar de haber perdido mi patito de hule en el espacio, han estado pendiente del proceso. El silencio, en estos casos, te arrastra con su fuerza a los abismos, y en los abismos, se sabe, se satura la inmensidad y no salen las palabras. Me devolvieron otro patito (sé que es otro porque este dobla en las esquinas), pero igual me comunica con esas personas que me han demostrado su cariño. Igual no estoy hablando de un patito, igual digo patito porque esa palabra oculta mi tristeza. Extraños, sí, son los caminos de la vida: Noruega, una máquina del tiempo, un vikingo chaparrito, una prepa y un pueblo en una montaña de Chiapas, muy cerca de donde nació mi mamá.
Luis Daniel Pulido

LO QUE ME DEJÓ EL 94 CHIAPANECO


 

Si extraño ir por los periódicos, caminar bajo las sombras de los árboles, unirme a los demás transeúntes, pararme en el semáforo, las preguntas abiertas de hace treinta años, mi juventud con todo el rock del mundo, arete en el oído izquierdo, playera negra de Metallica o Motorhead o de un peloncito llamado Nosferatu. Luego regresar a mi oficina de la SEP, subir los pies a la mesa de juntas, esperar a que el maestro, no recuerdo su nombre, me regresara a casa a cambiarme de ropa, porque esa era una oficina, no un lobby de un hotel para estrellas de rock. No dijo eso, pero sí me pidió de favor que usara ropa más formal. Y lo hice. Las confrontaciones estaban en otro lado, en el Chiapas analfabeta y el perro flaco que lame sus símbolos: la pobreza. Por eso extraño esos días que iba por los periódicos y los leía y toda la tarde escribía, subrayaba esas cosas que te revientan en la cara: un indígena con un balazo en la cabeza, con las vísceras de fuera y un perro a punto de comérselas. Una foto que no hizo ejemplos de conciencia ni indignación, sino escuela de fotoperiodistas, agendas para premios internacionales. O nacionales. Me volví un hombre triste. Mi novia me escondía los periódicos, insistía en que fuéramos al cine, que volviera a jugar futbol, que buscara a mis amigos. No supe sumarme al ruido, entender los mecanismos de los sistemas, que la izquierda y la derecha mexicana se parecen tanto, vamos, que son lo mismo. Que los periodistas locales se mecen en la hamaca de la infamia, de ahí, de las sobras que les avienta el poder, facturan y van por la vida con excremento entre los dientes, abrazando a su familia. Yo a veces no tengo para comer, pero siempre hay un libro que leer, un poema para abrir un nuevo camino, un perro que me espera en casa, un gatito que me recuerda a Charly García, un campo con neblina a las seis de la mañana. Y quisiera caminar para ir por los periódicos, pero el internet está ahí, donde uno lee que hay “marxistas obradoristas”, y sonrío al frente del infinito vacío que me dejó aquella novia que se fue por no hacerle caso.
Luis Daniel Pulido
Foto: Jason Larger

OBJETOS PERDIDOS


 

Con el problema de la vista –mi última trinchera de una guerra despiadada– me pasan cosas caóticas: me estrello contra la gente, tropiezo con el cielo que se desliza suave en la hoja que cae, me doy de topes contra el árbol de ruidos de ciudades que me son extrañas. Dios tiene las manos frías. Yo, que cuidaba mis cosas: mis libros, mis cómics, mi parcelita de perritos que movían la cola y no permitían que se les pararan las mariposas. Hoy no tengo nada de eso. Hoy perdí mi reloj favorito, con el que cronometraba los tiempos de entrenamiento, que tenía lucecitas, su Canto Gregoriano, cuatro botoncitos para alarma a las cuatro de la mañana, sincronización con Australia, un ratón que huía feliz de la vida, una flecha a Guadalajara… Se cayó y desapareció. Se hizo parte, como si ya no quisiera estar conmigo, de las raíces, de lo verde y amarillo del terreno… una cancha de futbol. Puse mis dos manos sobre el pasto y gateé… no puedo estar tan ciego, me dije. Pero lo estoy. Tengo una nube de ceniza en mi corazón.
Luis Daniel Pulido

martes, 19 de noviembre de 2024

BAGEL DE SALMÓN


 

Me pregunto si me recordarán las muchachas que molestaba en la secundaria, en la prepa, siempre haciendo cosas raras para llamar su atención: a Nadia le controlé un balón, más de cien golpes con ambos pies: la estética del pádel, gimnasta chino, una cosa maravillosa. A Marina le escribí poemas, tripitas de gato con hambre, puras cosas que la hicieron reír. A Magda, mi voz engolada, mi porte de Clark Gable, mi Acorazado Potemkin, películas de Chaplin, pero ella sólo escuchaba a Vicente Fernández. Y no grabé su nombre en la penca de un maguey ni cosa que se le parezca, porque era un golpe a mi inteligencia. Sí, mamón desde chiquito. A Julissa, que es tapatía, Los cuentos de Canterbury, mi solo de guitarra al aire, la canción: Every Rose Has Its Thorn, la dedicatoria en un libro mío: El apetito de los ciegos. A Adriana, un prontuario de contabilidad rayado y con fragmentos de los Versos Satánicos de Salman Rhusdie y un cassette con baladas de Skid Row, Motley Crue y Black Sabbath. A Erika, que vino de Tijuana, las mentiras más dulces, el encanto, el poder de las palabras, mi rayo es el rock y todas esas cosas que hacen los poetas que son estrellas de rock… y un pedacito de cielo… A Gina, que es tapatía también, ya grandecita, una estrellita en su frente, mi paz mental, mi dolor de rodilla, mi experiencia de todos los años de revolucionario, mi pasamontañas, mi identidad secreta… Spider Man. La que pregunta “¿Ya pudo hacer popó mi revoltoso?”
Afirmativo
Luis Daniel Pulido

miércoles, 13 de noviembre de 2024

QUE LA BELLEZA NOS SALVE


 

Te veo –a riesgo de que en los próximos segundos
esto sea historia antigua–
hojeando libros que tomas de la mesa,
evitas –y lo celebro– ver el celular,
quizá tu mente vaya por el Parque Inglés de Múnich,
en el chu chu chu a los perritos “miones” para que no te muerdan,
en la pregunta que nos hacemos todos:
¿A qué horas llegará el médico?
Afuera México siendo México,
las muertes más horrorosas,
sicarios y políticos disfrazados de gallos
en su feria de carroña y sangre,
los intestinos de fuera
Paso mis manos sobre una revista,
quizá por tedio y para no manchar tu belleza
con mi profunda tristeza
¿maestra en políticas públicas por la Universidad de Oxford?
pregunto,
como lanzarle un gato a su panza
y ella ríe y su sonrisa ilumina
no el mundo entero,
hasta la puerta,
no exageremos
Pasan –eso sí– los minutos
y el médico no aparece
y México sigue siendo un lugar horrible,
pero tú, en medio de la nada,
porque nada es imaginar playas en silencio,
bendices esta tarde que como en otras
pensaba matarme
Dios te cuide paciente del doctor irresponsable
Luis Daniel Pulido

martes, 12 de noviembre de 2024

YO SÓLO SOY UN MUCHACHO CON SU PLAYERA DE BLACK SABBATH


 

«Muchas veces, lo que pensamos que conocemos es lo que realmente nos impide aprender»
Bertrand Russell
Hoy, como en días interiores,
no supe de Eurípides ni leí a Sor Juana,
medio vi de reojo mi herida que no sana,
y que nada tiene que ver con el ganador
del Premio Cervantes 2024,
es una herida que está ahí desde niño,
un cielo que se nubla en punto de las seis de la tarde,
un cerebro con regadera de pequeños planetas
Hoy, como en días pasados,
no fui el genio de las matemáticas,
ni fui parte del historicismo en la filosofía
del siglo veinte,
ni me atreví a tanto: escribir un poema
La verdad tengo hambre y no me gusta
la comida de este lugar,
pero es el Día del Libro y lo opaca una noticia:
que atraparon a un peligroso narco
que horas después,
ya no está
Un día normal para Zlatan Ibrahimovic
es un día normal para mí
Otro día sin poder viajar a Budapest
Luis Daniel Pulido

lunes, 11 de noviembre de 2024

SPAGHETTI WESTERN


 

Algo pasó, algo que nos rebasa, querido Marco. El Spaghetti Western de papá en las montañas de Chihuahua, las bibliopatías a espaldas de dunas que brillaban, diferentes mamás –porque las epistemologías del norte son tan distintas a las del sur y porque los cacomixtles, una vez trepados al rayo, desaparecieron. Y ya no hubo nada. Aparecimos en bibliotecas particulares, tú con una familia y yo peleando, cuerpo a cuerpo, y en la torre de los pendientes, con la sombra de un gobierno que odio desde la secundaria. Papá –te doy la triste noticia– murió. Debió ser la enorme ballena de Guaymas, también que Bermondsey no es Cambridge, ni Chiapas el lugar al que jamás perteneció, su soledad: no volver a abrazarlos a ti y a Ofelia. Su herencia para mí: una ramita de “tenmeaquí”, mi puño cerrado para no perderla. Y así pasaron los días, los vagones del tren que lo regresarían al norte –en su forma de otoño más largo, es una esquela del Fondo de Cultura Económica. De1994. La recorté del periódico. Con el tiempo, y con sus dobleces, ese papelito es también mi herencia. Pensé que la soledad me replegaría para siempre a las canciones de Nick Cave, a la impronta de la melancolía y la tristeza, hasta que la literatura y las referencias históricas y el mismo apellido y todo eso que apela al valor de subirse en barcos destartalados para zarpar e ir a ver ballenas en medio de la noche, nos reunió en el mar que imaginamos, el que escribimos: tú desde tu librero con Ofelia, yo en el lugar más sórdido que nadie puede imaginar. Tardé –por desactivar las llamadas de emergencia, o distraerme en los libros que leo, o por ese acto de violencia que sufriría en mi niñez– en nacer. Pero acá estoy, querido hermano, Marco Pulido. Hoy juegan los Yankees, creo. Y compré unas cervezas.
Luis Daniel Pulido

viernes, 8 de noviembre de 2024

POEMA DE AMOR DESPUÉS DE SALIR DEL GIMNASIO*


 

Hemos envejecido, los cambios de luz
en los huesos han dejado las playas cálidas,
y llegan para enceguecernos con colegios
a los que ya no iremos
Pero eso no debe hacernos personas tristes,
compartimos el esfuerzo de levantarnos,
que entendemos la condición humana
desde aquella ballena blanca,
bajo esa tormenta de abrirle las puertas
al amor desmedido,
a que cada naufragio nos llevó a nosotros mismos
Aceptando la única realidad:
que Goethe es uno de tus autores favoritos
y que yo replico una de tantas frases escuchadas:
“el amor existe, lo que no existe es un sueldo
que lo sostenga”
Y cuento mis pesitos y te escribo,
y te lo digo y te lo firmo: qué bonita estás,
aún me inspiras a ser el mejor jugador
de futbol, guitarrista de una banda de rock:
Jimmy Page de Led Zeppelin,
José Manuel Aguilera en México
Sexy a tus cincuenta y seis años
mientras el mundo, cruel,
da otra vuelta al sol
y naufragamos de nuevo
Y te extiendo mis brazos,
mamado
Luis Daniel Pulido
*Poema para un posible libro con la diseñadora Sofía Carballo.

jueves, 7 de noviembre de 2024

RENATA


 

Mi día empieza en la madrugada,
cuatro de la mañana,
cuando en Australia Renata dice, suave,
naramză, en su clase de griego;
sí, Renata, al otro lado del cielo estrellado,
sin chilaquiles ni mezcales,
Alto Valyrio, hilito de saliva
en sus labios
Renata –nombre al azar,
ornitorrinco de flores amarillas,
limón partido a la mitad
No sé quién seas Renata,
sólo camina conmigo
y con mis perros
en el séptimo día del mes
lunar griego Thargelion
y líbrame de los sicarios
y la gentrificación
Llévame a comer cochinita
hasta Mérida, Yucatán
Luis Daniel Pulido