viernes, 29 de marzo de 2019

EL REIKI Y LA AMADA LÍDER




Yo no entiendo el reiki. Su cautela, primero, para romper los climas opresivos; segundo, la sumisión espiritual ante la líder. Es que sí, hay una líder que tiene los datos directos y concretos de la magnitud de tus males, dolencias, maldades, vacíos.

Por eso, imagino, el reiki también es literario, jubilosa Secretaría de Educación Pública. Eso sí, sin sindicatos chafas.

La líder es la parte más entrañable del reiki. Buena onda, gordita, como una carretera después de la lluvia que conduce a enormes ruinas prehispánicas o cipreses de una catedral barroca. Que da sombra. Que da cobijo. Que le salta el ombligo.

No sé. Igual el reiki es chamánico y uno cierra los ojos y siente cosquillas y uno dice “hazme piojitos” pero la líder te desea buen viento y sopla y uno se desintegra.

Caray.

El reiki “no es pa’ mí”, me digo a mi mismo, seguro, mientras la líder a 270 000 años luz de la Tierra se deja venir con toda la fuerza gravitacional al dedo chiquito de mi pie izquierdo.

Y grito. Y despierto.

La amada líder juega a las pizpirigañas con un montón de niños.

Sudor frío.

Luis Daniel Pulido

miércoles, 27 de marzo de 2019

VACACIONES PERMANENTES

Foto: Wilma Lorenzo

Mis problemas conyugales empezaron, o al menos me di cuenta, los domingos, cuando ya no coincidíamos en posición para ganar las mismas batallas. Ella empezó a odiar el futbol, los muros alrededor del juego, la cerveza como mero asunto de felicidad y convivencia. Y se fue al extremo: “no soy Jenny Beaujean”. Sí, Jenny Beaujean, cantante de jazz y a la que escribí un único poema a manera de homenaje, joya de la corona que usarán –sin duda–mis sucesores: otros poetas. Normal cuando la retirada es paulatina y ordenada y uno decide casarse. La vida y sus costos humanos y políticos: el matrimonio.


     Yo dejé la poesía y me embarqué con mi cariñosa y bellísima esposa a la participación activa de las luchas por los que menos tienen. El cabello me creció y también adopté nuevos hábitos, como decirle “camarada” al amigo, abrir nuevos frentes de resistencia, la mayoría en redes sociales, y desplegar enormes banderas contra el capitalismo. No fumé marihuana porque me gustaba jugar futbol por las noches y los equipos ideológicos vaya que pesan si no tienes la capacidad de deslindarte de ellos, al menos, para jugar un juego de futbol.

     Mi esposa y yo amamos el Chiapas zapatista, los viejos satélites de la Unión Soviética, los eternos enemigos potenciales, un Che Guevara sin mancha, al Subcomandante Marcos y su poesía que nunca fue gota que derramara el vaso. Y dimos todo. Pero la libertad y la justicia, en sus beneficios, trae también formas de dominio y sobre todo poder y dinero. Nadie puede prever, ni siquiera a corto plazo, la propensión a fabricarse enemigos, hasta entre sus propios beneficiarios.

     Así que dejamos Chiapas y viajamos a Playa del Carmen para retomar nuestro proyecto de vida, el amor como la gran pieza de sincretismo, en una playa que prácticamente nos convirtió en ciudadanos americanos. Pero cada vez más distantes y más ajenos entre sí.

     Yo retomé mi pasión por el futbol e hice un equipo de niños, lejos de los balcones dorados del futbol europeo, más a ras de arena del mar, y con algo de sobrepeso.

Mi esposa me pidió hijos, vocación, perspectiva, implosión espiritual. No le di nada.

     Así que los domingos nunca fueron lo mismo. Las lecturas de Coetzee, Cormac McCarthy, Carver cambiaron a escenarios distintos, al músculo de la incompatibilidad de caracteres, la construcción en metros cuadrados de disputas sobre qué programas ver, qué libros comprar, espacios libres de humo, de amigos y un refrigerador con productos únicamente vegetarianos. El amor y los estertores de la guerra, inquisición romana del siglo XVII, ya no me permitieron organizar un asado.

     Un día la estirpe de los molinos de viento a los que me enfrenté desapareció en la arena. Ella se fue y se fue para siempre. El sol ya no fue la raíz de luz hacia el infinito y las olas me llenaron de espacios vacíos. Y casi no escucho al mundo.

     Quizá, a manera de redención, me he vuelto hospitalario con los animales. Y tengo un perro.

     No, no existe el gran lugar para la revolución mexicana.

Luis Daniel Pulido

lunes, 11 de marzo de 2019

LOS INDIGNADOS ME HUNDEN EL BARCO




Yo opino que opinar es necesario, porque tengo inteligencia y por eso siempre opino. Yo opino que si opino un pensamiento que me venga a la cabeza hago crítica social.
Joe Pino

Sé que tengo pendientes
con el sindicalismo obrero de las letras,
con los anarquistas de la corte:
cancerberos de charamuscas sociales

El ligero temblor en los dedos
–me dicen–
es la señal para desenfundar
realidades alternas,
el lado luminoso de la réplica:
el pulgar hacia arriba o hacia abajo
como los emperadores romanos,
aumentar en la Red el número de seguidores

Y quiero dar unos pasos,
créanme: acercarme a la mesa,
restablecer con el Enter 
el paso marcial de las obligaciones

El reflejo del sol en los espejos,
el error deliberado que corta las llamadas:
la puerta de salida a un buen número
de visitantes

He construido los conductos necesarios:
desconectarme, apagar el teléfono, hacer nada

Luis Daniel Pulido

viernes, 8 de marzo de 2019

GOLPE EN EL PARIETAL CON BALÓN DE CUERO GRUESO



Mi amigo, que evita los ríos que suenan,
me habla de La Ilíada, de los parpadeos
–que algunos confunden con guiños– sobre el arte;
del asambleísmo del teatro en México,
la facilidad con la que se expone la vida privada

Yo viajo a Tuxtla por otros asuntos:
a veces a pulsar la atarraya de sus atardeceres,
a pescar un temblor de tierra,
las piezas óseas de un hombre primitivo,
los signos de septicemia en la pierna árida del estero,
la burocracia infinita vomitada por el cajero automático

Es tiempo –bromeamos mi amigo y yo–
de escribir canciones de protesta,
y cantarlas en una bohemia en una casa
de arquitectos; valores perdidos en la Cultura,
mea culpa, por los soundtracks de Wes Anderson

Sin negociar el más hostil de los entornos:
el molecular o el paleontológico,
la melodía multinacional socialista
y el clima natural del universo

No

Regresemos a jugar futbol rudo a las calles

Luis Daniel Pulido



viernes, 1 de marzo de 2019

NO PROVOQUES A UN ROLLING STONE




Dijo “viene Chayanne a la ciudad”
como si fuera, de nuevo, estudiante de secundaria,
como única república del Viejo Mundo,
con ese furor –polillas incluidas– por el cinematógrafo,
de espaldas al continente,
proteiforme diría, pero es demasiado enviarla al Wikipedia

Dijo “viene Chayanne a la ciudad”
y me señaló un poster con su corte de pubertas;
no vi, pues, un tema oceánico ni tenores
ni capos del bel canto

Reconozco que tampoco un perro flaco

Que caiga el meteorito,
el tinte rojo a los escenarios –digo

Y ella da la vuelta: va por su boleto

Una pena –pienso– que tenga un gato

Psss psss psss psss psss

Luis Daniel Pulido