sábado, 14 de diciembre de 2019

MEMORIAS DEL SEÑOR ROCK AND ROLL, PARTE 2

Foto: Larry Woodman

La ciudad –recuerdo– era una serpiente infinita de luces, no al margen del ruido, y rocosa en su idea de redención.

Levantamos el trigo. Las vacas pastaban en la distancia. La cocaína y sus astillas abandonaban mi cuerpo.

Y supe que había un pequeño jardín para quienes regresan de la muerte.

Escucho los caballos que cabalgan en el agua.

Luis Daniel Pulido

lunes, 9 de diciembre de 2019

MEMORIAS DEL SEÑOR ROCK AND ROLL





En aquellos años un farolito de gas
bastaba para leer –no necesitábamos
metrópolis modernas que nos iluminaran de afuera–,
niños que salían de la tierra instantes después de comprar
Kalimán o ver La Vista de Delft

Los caminos eran todos los horizontes del mundo,
y el mediodía no era la bestia que hoy cae sobre tu cabeza
¿Y las bebidas hidratantes?
agua de la llave y el tenso girasol y la libélula

No hubo clásicos de la ópera,
la Prima le parole de los poetas de la Ciudad de México;
los coros de aire puro se extinguieron con la muerte de Jun’ichiro
–a quien leíamos– y un amigo –capo en eso de caminar el inframundo maya– escuchaba un cassette de  Motorhead

Y todo, como Rilke, entre los ángeles

Mónica –ahora sé que ese es su nombre–
deja agua a los Tigres de Bengala

Luis Daniel Pulido

jueves, 12 de septiembre de 2019

LAS SIRENAS NUNCA SE FUERON




Los viejos roqueros no pernoctamos en el detalle,
nos retiramos de las fechas el año la disforia
el jardín los que guardan silencio:
los que no existieron

Quizá diga “en el Tec, aquélla prepa,
embarcaciones a la hora y pico de otro planeta”,
algo así; la sal en la herida –digamos– no es algo
que duela

Los viejos roqueros lo son por los caballos
galopados en caminos de fruta podrida,
por la Sibelius y Sérusier y Robert Johnson

El pacto con el diablo y el manuscrito medieval
–con la significativa excepción de la comida–
nos volvieron budistas

Treinta años después no dimos paz ni amor,
ni un mejor país para tus hijos

Desde un hotel en Cancún escribo esto

Luis Daniel Pulido

Foto: Larry Woodman

lunes, 2 de septiembre de 2019

SI HE REGRESADO A LA TIERRA ES POR TI, MI AMOR (Y POR ALGO DE DINERO)




Me he propuesto promover la actividad
económica de este país,
un milagro que pueda competir, pienso,
con el Arca de Noé, el pan –y sus muchos escándalos
de corrupción una vez multiplicados;
a vivir en los espacios reducidísimos de la oferta

Hice, pues, trabajos de corrección;
esos temores oscuros,
ese amasijo de entrañas en las que hay que nadar

Y ahí estuve, siete días, frente a la computadora,
en mi sillita, viendo transportes atestados de erratas,
un ventarrón que salió de no sé dónde,
un punto y coma que guardó silencio por un instante

La aleta y la cola ominosa de la ballena,
la mariposa prendida del alfiler,
el lenguaje, la cita recóndita,
la palabra: la linterna

Hombre, que está rebueno el pago –digo por teléfono

El mar está en calma

Veamos qué tan buena está la cerveza

Luis Daniel Pulido

domingo, 21 de julio de 2019

AY AMOR




Esa muchacha que camina por las calles:
agua de la fuente, puesto de arroz con leche,
zancudo de mi cisterna, quiero pan y no me das

Esa muchacha que camina por las calles:
¡Manden cámaras y micrófonos para la última
Coca Cola del desierto, bombón de mi corazón,
reina del Instagram!

Esa muchacha que camina por las calles:
luminosa bolita de estambre,
cebollita citronada en la sartén,
pirotecnia de esquina a esquina
junta tu boca con la mía

Luis Daniel Pulido

miércoles, 26 de junio de 2019

MOTLEY CRUE




Los Motley Crue no hicieron rock preciosista, sus terrenos de composición son áridos. Y la cartografía de sus discos tampoco coincide con las dimensiones de las grandes bandas, las que seguro escuchan los más cultos.

Los polvos de sus lodos son los polvos de mis lodos, de cuando en la secundaria, aun sacando dieces, renuncié a la suma de avatares, a la mórbida masa de generaciones y generaciones.

Con los años, eso sí, escuché más bandas, las preciosistas, y leí libros que nunca hubiera leído. La cocaína me arropó con su temperatura ambiente (ah) hasta que sudoroso y congestionado desperté en los brazos de mi madre. Y escribí poesía.

La vida, ya limpio, te exige protagonismo y publiqué libros. Y me reuní con las personas de aquéllos años. La niña más bonita aún lo era, pero –como si hubiera estado por años encerrada en una mazmorra– expuso temas elementales y palabras básicas. De los otros, se requirieron encender todas las luces de la memoria para reconocerlos. Pero las apagué.

Yo sigo vivo. Mi madre murió. Y la soledad tiene largas costas de playa que camino.

Y sólo perdí un ojo en la batalla.

Luis Daniel Pulido

miércoles, 12 de junio de 2019

BREAKING BAD



Las razones –que al compartirlas
se vuelven los protagonistas de la tragedia:
el Screenshot, las capturas de pantalla,
las diagonales de “likes” y comentarios,
no pueden ser falsas: metiste la pata

¡En-el-refrigerador-no-hay-cervezas!

No hubo necesidad del micrófono inalámbrico;
y para nada sirvió que alzara el ala del sombrero
con mi aire de cocinar metanfetaminas,
del señor de Malcom el de en medio

Ella lo dijo: se te está cayendo el pelo

Ya –tranquila– no subas mi foto a Facebook

Es tarde

Luis Daniel Pulido

lunes, 20 de mayo de 2019

TIBIA Y PERONÉ (DÍA DE JUEGO)



Recuerdo la hora: 2 pm. Campo Flor del Sospó
en Tuxtla Gutiérrez, minuto 15 ó 20, quizá 25
del primer tiempo

El sol era un avispero de luces
que cegaba; así la pelota filtrada,
el mano a mano: portero contra delantero

Fui con todo –ostentaba el sello imperial
de la Fuerza

El delantero estrelló la pelota contra mi cuerpo

No hubo gol

Mis defensas se llevaron las manos al rostro,
mi pierna estaba hecha pedazos

Un año de recuperación
y un río que vuelve sobre sí mismo
es lo que recuerdo

Y la muchacha más bonita de la prepa,
apenas, es notificada

Luis Daniel Pulido

*En la foto: Selección de Futbol del Instituto Tecnológico Regional de Tuxtla Gutiérrez, Can Cún, Quintana Roo, 1990.

jueves, 16 de mayo de 2019

YO QUIERO CANTAR “WE ARE THE CHAMPIONS”




No sé cómo decirle que es bonita,
que lo es cuando toma el teléfono,
cuando cae una gota de agua grande
en su cabeza,
cuando dice “arsh” y va por la vida
como si nadie la ve

Porque ser bonita no es cosa
de suerte, hay reglas: un pequeño
paso a la derecha, un guiño que merece
transmisiones en vivo,
un “no sé qué”: línea delgada entre
un ejército de abogados
y un “sí” en Instagram

Y es que no sé cómo acercarme,
me dan calambres,
me caen cubetas de agua de mi pueblo,
me congelo: mira, mira, mira

Y no me muevo

¿Hay un doctor cerca?

Luis Daniel Pulido

miércoles, 15 de mayo de 2019

YO SIEMPRE HICE REVUELTAS COMO BILLY BRAGG*




Creo –la confesión está a la altura
de las circunstancias– que en aquella prepa
de los ochenta hubiéramos asaltado a la planilla verde,
su revuelta de naciones, la resaca mitológica
por no alcanzar –nadie  lo entendió–
figuras legislativas en la pequeña corte de bribones

Y es que uno dibuja sus propias postales:
notas tenues, apagadas, sin el delirio
necrológico y en orden de las cosas,
con la puñalada en pleno pecho porque
–como en esos años– aún se es intenso,
borracho, dramático

Claro es que:

La sangre no nos hermana ni la troupe de Ginebra,
el calor del verano, las playas a las que no fuimos

Hermana el poema y su olor a barco de madera,
el arroz que se quema,  la última bengala que se apaga

A veces, como a las seis de la tarde,
cierro los ojos y sueño

Luis Daniel Pulido

*Del libro WE ARE MOTORHEAD (EVOCACIONES DEL TEC, 1986) (Tentativo)


Foto: Olivia Bee

sábado, 11 de mayo de 2019

EVOCACIÓN DEL TEC, 1986*



La adolescencia no me atrapó al vuelo
–dejaba una secundaria cuya inteligencia
se reducía al baile rural de las estrofas patrióticas–
y no era –en presencia– un corte de caja
ni una idea moral para el siglo de la propiedad privada,
la libre empresa, los poderes supranacionales

El lenguaje de aquéllos años no ensordecía
a la opinión pública, la gran incertidumbre
por los asuntos del planeta;
era yo, solo, contra el mundo en dos campos
antagonistas: el amor a una joven incapaz
de reinventar apuestas por la Historia
y la soledad estrechamente asociada
a la voluntad política y las infinitas
tragedias sociales

Tenía quince años

Y el avión de papel no deja de volar en el salón de clases

Luis Daniel Pulido

*Del libro Greatest Hits Vol. II

lunes, 29 de abril de 2019

CRUSOE EN EL CAFÉ DE LAS MAÑANAS



Uno puede ser una isla,
un pedazo de tierra sin coordenadas geográficas
harto de la propaganda sobre el hombre gregario
y las monarquías inexistentes: la cantina,
el grupo de poetas, los lunes de la CNTE

Detenerse convencido de que la mitad de personas
de este planeta no son actores sociales,
bases de un partido político,
partes de una controversia:
tendencias en blanco y negro que asisten
a la navegación de quienes exigen
el papel protagónico en los temas del día

Desaparecer de la democracia competitiva,
el tránsito autoritario del internet de las cosas
–la Hidra de Lerna, la cólera del Pélida–
la preocupación capitalista por el rendimiento

La lluvia, amigos, la lluvia que escribo es de 1971

Allá ustedes con su inicio de semana

Luis Daniel Pulido


Foto: Bernard Plossu, Mexico DF 1966, México, 1966.

domingo, 7 de abril de 2019

CONFESIÓN DE FE




El temperamento no es una ciencia política ni social: es el ser humano transfigurado, grito sordo que nos diferencia de otros.

El cerebro opera y va conformando planos, escenarios, disfunciones. Es en esto último donde hago un alto, electroencefalograma en mano, espectáculo neuronal de islas no precisadas, de subibajas, hipotermias, francotiradores.

He sido malo y violento, y lo he sido desde niño. Viví aislado, pero conforme pasaron los años encontré en el humor, la risa y el placer mi nuevo código genético.

Hice cosas buenas, no muchas, algunas en el terreno deportivo; las últimas, desafiando el poder militar de la literatura.

Soñé que soñaba que era un buen hombre y me enamoré y amé y aunque nunca tuve hijos, en la parte de una neurona sana supe decir correctamente el nombre de ellos y el de su mamá.

No pretendo disculparme por lo que hice, ya que cada modelo propuesto tiene valores y significados que suelen manejarse como ejemplos y no, no quiero eso.

Y es que no me siento mal, me siento triste y abatido y sólo quiero despistar a la mujer que amo y sembrar –en su ausencia– amor en la tierra de una lindo jardín no como resultado de tomar a la hora indicada los medicamentos, sino porque he amado desde mi corazón de niño y no desde un cerebro maltrecho, disfuncional y siniestro.

Quizá, se me ocurre, despedirme con el sonido de un libro que se cierra porque está comprobado que éstos, contrario al mundo de la medicina y la ciencia, conllevan una actitud más abierta y generosa.
Sólo espero que olviden al autor canalla que les dedicó poemas.

Luis Daniel Pulido

viernes, 5 de abril de 2019

DIME SI NO SOY LINDO, AMOR MÍO




Quedaron restos de Cheetos,
dactilares de salsa picante en botellas de cerveza,
una novela de quince capítulos,
contratos por derechos de autor
y un epílogo con su millón de misiles
a tu nombre

Ante este escenario nuestra reina
de la depresión, la oscuridad y la melancolía
por el salario mínimo no quiso hacer el aseo:
se fue cantando una canción de Amanditita
y cerró la puerta

Y ahora tengo que escribirte este mensaje:
“Amor, creo que te van a demandar por ejercer
la esclavitud en pleno siglo veintiuno”

Cumplí: me regreso a la cama

Luis Daniel Pulido

viernes, 29 de marzo de 2019

EL REIKI Y LA AMADA LÍDER




Yo no entiendo el reiki. Su cautela, primero, para romper los climas opresivos; segundo, la sumisión espiritual ante la líder. Es que sí, hay una líder que tiene los datos directos y concretos de la magnitud de tus males, dolencias, maldades, vacíos.

Por eso, imagino, el reiki también es literario, jubilosa Secretaría de Educación Pública. Eso sí, sin sindicatos chafas.

La líder es la parte más entrañable del reiki. Buena onda, gordita, como una carretera después de la lluvia que conduce a enormes ruinas prehispánicas o cipreses de una catedral barroca. Que da sombra. Que da cobijo. Que le salta el ombligo.

No sé. Igual el reiki es chamánico y uno cierra los ojos y siente cosquillas y uno dice “hazme piojitos” pero la líder te desea buen viento y sopla y uno se desintegra.

Caray.

El reiki “no es pa’ mí”, me digo a mi mismo, seguro, mientras la líder a 270 000 años luz de la Tierra se deja venir con toda la fuerza gravitacional al dedo chiquito de mi pie izquierdo.

Y grito. Y despierto.

La amada líder juega a las pizpirigañas con un montón de niños.

Sudor frío.

Luis Daniel Pulido

miércoles, 27 de marzo de 2019

VACACIONES PERMANENTES

Foto: Wilma Lorenzo

Mis problemas conyugales empezaron, o al menos me di cuenta, los domingos, cuando ya no coincidíamos en posición para ganar las mismas batallas. Ella empezó a odiar el futbol, los muros alrededor del juego, la cerveza como mero asunto de felicidad y convivencia. Y se fue al extremo: “no soy Jenny Beaujean”. Sí, Jenny Beaujean, cantante de jazz y a la que escribí un único poema a manera de homenaje, joya de la corona que usarán –sin duda–mis sucesores: otros poetas. Normal cuando la retirada es paulatina y ordenada y uno decide casarse. La vida y sus costos humanos y políticos: el matrimonio.


     Yo dejé la poesía y me embarqué con mi cariñosa y bellísima esposa a la participación activa de las luchas por los que menos tienen. El cabello me creció y también adopté nuevos hábitos, como decirle “camarada” al amigo, abrir nuevos frentes de resistencia, la mayoría en redes sociales, y desplegar enormes banderas contra el capitalismo. No fumé marihuana porque me gustaba jugar futbol por las noches y los equipos ideológicos vaya que pesan si no tienes la capacidad de deslindarte de ellos, al menos, para jugar un juego de futbol.

     Mi esposa y yo amamos el Chiapas zapatista, los viejos satélites de la Unión Soviética, los eternos enemigos potenciales, un Che Guevara sin mancha, al Subcomandante Marcos y su poesía que nunca fue gota que derramara el vaso. Y dimos todo. Pero la libertad y la justicia, en sus beneficios, trae también formas de dominio y sobre todo poder y dinero. Nadie puede prever, ni siquiera a corto plazo, la propensión a fabricarse enemigos, hasta entre sus propios beneficiarios.

     Así que dejamos Chiapas y viajamos a Playa del Carmen para retomar nuestro proyecto de vida, el amor como la gran pieza de sincretismo, en una playa que prácticamente nos convirtió en ciudadanos americanos. Pero cada vez más distantes y más ajenos entre sí.

     Yo retomé mi pasión por el futbol e hice un equipo de niños, lejos de los balcones dorados del futbol europeo, más a ras de arena del mar, y con algo de sobrepeso.

Mi esposa me pidió hijos, vocación, perspectiva, implosión espiritual. No le di nada.

     Así que los domingos nunca fueron lo mismo. Las lecturas de Coetzee, Cormac McCarthy, Carver cambiaron a escenarios distintos, al músculo de la incompatibilidad de caracteres, la construcción en metros cuadrados de disputas sobre qué programas ver, qué libros comprar, espacios libres de humo, de amigos y un refrigerador con productos únicamente vegetarianos. El amor y los estertores de la guerra, inquisición romana del siglo XVII, ya no me permitieron organizar un asado.

     Un día la estirpe de los molinos de viento a los que me enfrenté desapareció en la arena. Ella se fue y se fue para siempre. El sol ya no fue la raíz de luz hacia el infinito y las olas me llenaron de espacios vacíos. Y casi no escucho al mundo.

     Quizá, a manera de redención, me he vuelto hospitalario con los animales. Y tengo un perro.

     No, no existe el gran lugar para la revolución mexicana.

Luis Daniel Pulido