viernes, 24 de marzo de 2023

EL LARGO Y MELANCÓLICO CAMINO HASTA LA PUESTA EN ESCENA DE LAMENTACIÓN DE DIDO


 

Para Mónica y Lucía, por su próxima participación en escena

Hubo un tiempo –en algún lugar de mi imaginación, y no como el último horizonte de la especie humana– que estudiaba en la mejor prepa del mundo. Preservaba mi territorio, mi planeta, mi isla desierta, el silencio y su recorrido abierto: la luz del sol entre los árboles y las lindas muchachas en eso que llamaban “materias extraescolares”. El lugar existe y tiene nombre: Tec Regional. Pero lo que recuerdo –como la poesía y su luz, ocurre por dentro. Era esto un tren sin destino, un barco naufragando en el mismo sitio: en el agua, el tiempo y los espejos.

Pasaron más de treinta años para regresar a la mejor prepa del mundo. Y no fue jugando futbol. Pude, por fin, conocer a la estudiante noruega que no hablaba español. Y lee libros. Y es actriz. Y es mamá. Y tiene lindos hijos. Y sí habla español. Y no es de Noruega. Y se llama Mónica Corzo. Y ahora somos amigos. Y también pude conocer a Lucía Zambrano, con todo su talento y energía. Y su memoria –imagen de una casa en la playa donde cita a autores y hace yoga e ilumina la noche cuando se enamora, cuando se enoja, cuando dice que ya no puede, cuando abre su corazón en las redes sociales y termina cantando algo de pop de los ochenta y vuelve a ser ella, echada para adelante. Acá nadie se rinde. Por eso esta celebración de la memoria y el London Calling de The Clash y las largas jardineras donde cruzamos caminos y yo simulaba ver hacia otra parte.

Luis Daniel Pulido

jueves, 9 de marzo de 2023

MAMÁ Y PAPÁ



Mi padre tenía cincuenta y dos años
y mi mamá quince cuando se fueron a vivir juntos
a la Terra Incognita, a un cruce de senderos,
al Libro de la Selva
El amor no era un ramillete de flores,
pero sí una enorme casa de puertas abiertas:
pájaros heridos de muerte,
el silencio cómplice o de agradecimiento
de una joven huérfana
Que no sabía de abortos ni de la píldora anticonceptiva
ni de trenes que llegaron del norte
ni de exégetas de la vida moderna
Tuvo hijos de luz y sombra,
no supo evitarlos
Y siguió siendo niña y escuchaba radionovelas
y mi papá le enseñó a escribir y leer
y un día, ella, me llevó a ver películas de luchadores
No conoció a su papá ni a su mamá
ni el Empire State ni de qué iba la Segunda Guerra Mundial,
pero hacíamos aviones de papel y bombardeamos
las reglas hegemónicas de la educación pública
“Te voy a contar un cuento….” me dijo todas las noches
No tuve abuelos
Mi padre ya era viejo
Y mi madre me enseñó a pelear,
a caminar sin miedo la tierra silenciosa
que deja la muerte a los niños que son Spider Man
Y Conan El Bárbaro
Que buscan un ojo en el fulgor de las estrellas fugaces
Luis Daniel Pulido

QUERIDA MAGDA


 

He ganado porque más de una vez
me han aplaudido de pie en algún lugar de este planeta,
porque he sobrevolado tus desiertos con los audífonos puestos,
tus filiales de analfabetas
He ganado porque sobreviví al rayo de cocaína
que casi parte en dos mi corazón,
al general brigadier que a mis dieciséis años
le dije que Zapata era su padre
y dijo que iba a matarme
Cosas de adolescente, dirás. O no dirás nada
porque te fue concedida la vigilia del pensamiento,
el trino ruidoso de los pájaros ambiciosos,
que el dinero lo era todo
Y no es cierto, Magda
He ganado porque tengo dos perros,
un gato, natalicios de escritores vivaces
y majaderos, amigos que aceptan morir
por el olvido, la rutina, las cosas sencillas
Y porque nunca gritamos juntos “revolución o muerte”,
ni entendiste de qué va el moderato,
el vivace, el adagio
Me queda la luz en medio de la oscuridad
—de eso va la tristeza—
del pastel de cumpleaños y las fiestas
a las que nunca llegaste
Luis Daniel Pulido