Desde hace unos días cuento
con mis dedos suites de un tal Debussy;
las cuento y aparece Mendelsohn
y carritos a escala de la Fórmula Uno.
Y cuento a partir de la música porque odio
sumar el tiempo sin antes pactar con el diablo
-tal como lo hiciera Robert Johnson en La Encrucijada-
una colección de Maxims y Haches a cambio
de una Magnum Holanda extrachocolate
y nueces Goldberg por culpa de Bach
y las valkirias del doctor Wagner.
Y pienso: Si Eva mordió la manzana
es porque ésta era de primera clase, ajá.
Y pienso: Si Hurricane Carter
salió de la cárcel es porque su pequeño
abogado era gordito e inteligente. Claro.
Desde hace unos días escucho
-sí señores, así es-
a Mozart, Brahms y Tartini
porque en tres acordes no se puede escribir
un romance que me merezca el Nobel
o mínimo el Príncipe de Asturias.
Quizá –deduzco mientras destapo mi Big helado-
sea cierto eso de que después de la caprichosa Andrómeda
lo que sigue es aterrizar con el Popotito 22 en San Miguel de Allende
-Uh, joven, ya se regresó a Campeche
-¡Chin!
con mis dedos suites de un tal Debussy;
las cuento y aparece Mendelsohn
y carritos a escala de la Fórmula Uno.
Y cuento a partir de la música porque odio
sumar el tiempo sin antes pactar con el diablo
-tal como lo hiciera Robert Johnson en La Encrucijada-
una colección de Maxims y Haches a cambio
de una Magnum Holanda extrachocolate
y nueces Goldberg por culpa de Bach
y las valkirias del doctor Wagner.
Y pienso: Si Eva mordió la manzana
es porque ésta era de primera clase, ajá.
Y pienso: Si Hurricane Carter
salió de la cárcel es porque su pequeño
abogado era gordito e inteligente. Claro.
Desde hace unos días escucho
-sí señores, así es-
a Mozart, Brahms y Tartini
porque en tres acordes no se puede escribir
un romance que me merezca el Nobel
o mínimo el Príncipe de Asturias.
Quizá –deduzco mientras destapo mi Big helado-
sea cierto eso de que después de la caprichosa Andrómeda
lo que sigue es aterrizar con el Popotito 22 en San Miguel de Allende
-Uh, joven, ya se regresó a Campeche
-¡Chin!
*Corrido escrito al ritmo de I’m Lookin Through You con The Wallflowers