lunes, 25 de octubre de 2021

QUÉ TRISTE NO SER EL HOMBRE ARAÑA (PARTE TRES)


 

Recuerdo las calles casi solitarias

a las seis de la mañana,

pequeños ciclos de vida que se llevaba

el aire: bolitas de algodón y una hoja seca

abducida en línea recta

 

La vida no era un latido de sangre,

renovados campos para el narcotraficante

 

La vida era sencilla:

un volátil árbol de frutas,

semillas con utopías y los reversos:

poetas que jamás se apegaron al poder

 

Recuerdo que caminaba

y sólo eso: caminaba

 

Y escribía contra el gobierno

como quien se está contra los ferrocarriles

de alta velocidad,

no arriba del peldaño de la pobreza

y la miseria

 

Nunca periodista

 

Mi voz era un libro en manos:

el relámpago que parte aviones a la mitad

como lo hacen los ciegos cuando tienen

sed y alcanzan el vaso y beben

y el silencio es el único cuerpo

que yace en el piso

 

Lo demás nunca ha sido parte de mi historia

 

En esa lucha contra el mundo

siempre fuimos madre e hijo

 

Luis Daniel Pulido

 

Foto: El tren. Entre Hidalgo y Tlaxcala. Roberto Bernal


lunes, 18 de octubre de 2021

BREVE CRÓNICA POST JUEGO DEL SÁBADO


 

El futbol traza aciertos pero también derivas: ayer batallé con el movimiento del balón, la gran extensión nevada en los googles a causa de nervios ópticos casi muertos, Antártida de luz que hace me lleve la mano a la frente en forma de improvisada vicera para ubicar a compañeros y adversarios.

 

Si no lo soy lo siento: soy el hombre más solo del campo. Noto cómo el coro de pájaros se apaga y da revancha en la siguiente jugada, un universo paralelo al margen del mundo: el niño tímido que asume la voz de mando y da cauce a nuevos intentos por el ansiado gol al rival, el empate a dos que por fin llega.

 

La tarde, el gran cisne de los subterráneos de Chaillot, es también un Dios que con su vuelo da sombra a mis héroes: todos y cada uno de mis amigos y un digno equipo contrario.

 

Hoy camino por las calles de una ciudad extraña y me pongo los audífonos. Y sonrío. En quince días, otra batalla. “Venga portero”, me dice una linda muchacha desde Guadalajara.

 

Luis Daniel Pulido


miércoles, 13 de octubre de 2021

EL POLVO BAJO LA NAVAJA


 

Me levanto y leo que hay una emergencia sanitaria,

que un hombre gordo que fue padre entre agosto y diciembre

escupe cantos de cisne, ejemplos victorianos

 

Me queda lejos la mesa,

la escena alternativa donde un hombre se ahorca,

el frac y la sombra que se retuerce:

mártires cristianos

 

Extraño las autopistas,

cazar nazis en pequeños grupos de cinco,

las islas desiertas,

el tren que pasaba en medio de la calle

 

Pero:

 

El gordo insiste en su milicia

de buenos ejemplos

 

Su pueblo es un punto en la nada

 

El gordo no sabe quién es Kafka,

Onetti, Lévi-Strauss, Vasconcelos

ni Sir Thomas Browne

 

Su fuente para el no olvido

son las redes sociales

 

Y es mi vecino y toca la puerta

 

Nunca le abro

 

Luis Daniel Pulido


miércoles, 6 de octubre de 2021

DECLARACIÓN DE FE (PARTE DOS)


 

“¿Y no te duele cuando te lanzas?”, “¿Cómo le haces para jugar si estás casi ciego?”, ¿Y sobre tu nuevo diagnóstico, te preocupa, te entristece?”, son algunas preguntas que leo por WhatsApp cuando me desaparezco y tengo que explicar cómo está el asunto. Creo que el ruido que acompaña al miedo cuando te diagnostican una enfermedad se asemeja al que, después, haces cuando escribes con furia o dolor o desesperación. Me hice solo, a golpes, me formé leyendo en bibliotecas públicas, conocí lo mejor y lo peor con la gente en la calle; en la escuela –ese código de referentes aspiracionales y ambiciosos– no me permitieron abordar los miles de barcos que imaginaba, se me obligó a pisar los paradigmas con los que se enloda al mundo, un sistema donde nadie sale limpio, que quemó alas y niños que algún día lo fueron, que se volvieron indiferentes a las cosas sencillas y fueron capaces de matar en la locura desatada por el dinero, las ofertas y las compras. Me duelen, claro, muchas cosas: el cuerpo, los ojos cuando leo, el señor que cruza la calle y me maldice porque me atravesé en su camino, cuando voy por una pelota por lo alto, mis perros cuando no los veo, mi madre rodeada de flores en algún lugar cerca del mar y a la que no puedo abrazar, mi hermano Marco convaleciendo en la Ciudad de México. Me duele saber que ya no puedo regresar a casa. Ya no tengo casa. Tengo, aún, mis manos fuertes que atajan, tengo un ojo que me guía, mucho coraje y valor, una piedra que lanzo a mi mano izquierda para ver la epifanía de surcos donde arde el destino.

 

He de salvarme en el césped de una cancha de futbol, feliz, partiendo la tempestad donde te encuentras. Porque tú eres mi hermano, mi hermana, ahora que la portería es todo lo largo de mi planeta, el que veo en la sonrisa de los niños que me chutan al terminar cada juego en el Tec de Monterrey. ¡Venga!

 

Luis Daniel Pulido


lunes, 4 de octubre de 2021

A CIELO ABIERTO CON BARCO A LO LEJOS


 

Para mi hermano Marco Pulido y mi sobrina Ana Pulido Rull

 .

 

Mi casa es el lenguaje, es lo que me heredaron, el faro cuando caminé a ciegas, solo, sin familia y amigos. Una tierra que no propicia el cinismo ni la codicia, amurallada por el silencio y el acento que reposa en un inmenso mar en calma. Que me destinó al destierro en la patria de la miseria, donde las palabras se arrastran, brotan como gusanos de sus muertos. Mi casa es el lenguaje, su horizonte de luz que se refleja en pequeños charcos de agua, lo que no me hace igual a ustedes, mi alfabeto con sus urbes y escenarios, a donde voy a jugar y donde nadie me hace daño.

 

Luis Daniel Pulido

CHAMULA`S POWER Y EL INOLVIDABLE DEBUT DE XIMENA SOSA


 

Para mi amigo Jorge Aranda

 

Somos, por historia, un equipo de memoria combativa, con la capacidad de improvisar lo táctico y donde caben mil formas de anotar los goles más bonitos; ayer fueron dos: Daniel Mora, Jerson, Gaby Constantino y nuestra joven compañera: Ximena Sosa, las puntas de lanza que hicieron posible esas anotaciones con las que empatamos el juego.

 

     La tarde, soleada, florecía con su color sobre el césped, esa alfombra que asemejaba la autopista que veíamos por la ventana del auto en los años 70. Yo, desde la portería, incluso, tarareaba una canción de Bob Dylan. No era para menos, hubo una conversación previa entre Jorge Aranda, Luis Sosa y la joven Ximena: “¿Quieres jugar, hija?”, le preguntó Jorge a Ximena. “Sí”, contestó feliz Ximena y mostró sus zapatos con los que juega fut en su equipo. Un papá preocupado por el tonelaje del contrario intentó disuadir a Jorge y Ximena: “En otra ocasión, están muy grandes, la pueden golpear”. No sé qué pasó después porque el árbitro ya nos llamaba para empezar el segundo tiempo. Corrí a mi portería y Jorge hacía lo mismo detrás de mí y escuché: “Si quieres jugar, hija, vas a jugar”. Hasta ahí mi testimonio. Lo demás fue lo más lindo que he vivido en una cancha de futbol: “¡árbitro –alguien gritó desde la banda– cambio, va a entrar la niña!”. Y así entró a la cancha Ximena. Tres desbordes y una asistencia a gol.

 

     Perdimos con un gol de último segundo, pero los gestos del esfuerzo de cada uno, asociado a los recuerdos y recuento de tantos trofeos ganados, siempre nos unen al final de cada juego en un abrazo fuerte y con palabras cálidas de agradecimiento por lo hecho en el campo.

    

     Esta vez en especial para Luis Sosa, papá orgulloso, y a mi amigo William, que después de 36 años de haber sido campeones en Cancún con el Tec Regional, volvimos a jugar juntos.

 

Gracias por tanto, Chamula`s Power.

 

Luis Daniel Pulido