Recuerdo las calles casi solitarias
a las seis de la mañana,
pequeños ciclos de vida que se llevaba
el aire: bolitas de algodón y una hoja seca
abducida en línea recta
La vida no era un latido de sangre,
renovados campos para el narcotraficante
La vida era sencilla:
un volátil árbol de frutas,
semillas con utopías y los reversos:
poetas que jamás se apegaron al poder
Recuerdo que caminaba
y sólo eso: caminaba
Y escribía contra el gobierno
como quien se está contra los ferrocarriles
de alta velocidad,
no arriba del peldaño de la pobreza
y la miseria
Nunca periodista
Mi voz era un libro en manos:
el relámpago que parte aviones a la mitad
como lo hacen los ciegos cuando tienen
sed y alcanzan el vaso y beben
y el silencio es el único cuerpo
que yace en el piso
Lo demás nunca ha sido parte de mi historia
En esa lucha contra el mundo
siempre fuimos madre e hijo
Luis Daniel Pulido
Foto: El tren. Entre Hidalgo y Tlaxcala. Roberto Bernal
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