viernes, 7 de febrero de 2025

GIRL FROM THE NORTH COUNTRY


 

Me levanté y Mikey Madison estaba conmigo en la cama;
la belleza también viene con sus cicatrices,
no indemniza, se escurre como unos bellos ojos negros,
el final de una canción de Bob Dylan
Poco a poco el volumen va a menos
y el sol atraviesa las cortinas de un cuarto que huele
a whisky, a caballos sudorosos, el aceite de los cuerpos desnudos
Al sexo que era la comida compartida con amigos
Un viejo poster de Jimi Hendrix indica que todo ha muerto:
los libros que leía Marianne Faithfull,
la docencia universitaria y su árbol de frutos:
greñudos antisistema, Akira Kurosowa,
el cartón deportivo de los domingos
Somos fantasmas: bombardearon nuestros edificios,
borraron las porterías dibujadas en paredes de ladrillos,
caminamos sobre escombros y viejos cómics,
el futuro ataque de Aliens
Un niño dice “Soy Batman”
Y sólo eso
Me levanté y Mikey Madison estaba conmigo en la cama;
y cantamos Girl from the North Country,
me dio en beso en la frente,
aparecieron los Ghostbusters
Luis Daniel Pulido
Los Angeles, California (tiempo y año desconocidos)

miércoles, 5 de febrero de 2025

DE ARANCELES Y SOLEDADES ANTIPATRIOTAS


 

Es raro que alguien tan distinto a mí me hable,
me brinde su amistad –el porcentaje es 1.2 por ciento,
según leo, similar al que un asteroide choque con la tierra;
nunca fue, pues, probabilidad cero,
platicamos
Por ejemplo, donde vivo no hay tiendas departamentales
como las que frecuentas,
no visto como la mayoría de tus amistades,
sociólogos, abogados, algunos que escriben
tesis interminables
Y suben sus fotos –dan fe,
en un Starbucks,
que es (también lo he leído)
como escupir tu bandera
Tú estás lejos de la miseria
–pienso más que por privilegios,
romerías esas de exluchadores sociales,
la muestra: sus hijos
Y te lo he dicho,
y no te ofende
Me estimas, dices, por ingenuo,
y esa palabra que odio: transparente
Dices, además, que el Renacimiento
florentino y la temporada de ballenas
coinciden en mi obra literaria,
que hay una ternura velada
propia de los hombres que son huérfanos,
que son felices con poco
Es cierto: no hay comida en la mesa
Sí migajas de pan en los calcetines
Te aclaro que poco es lo que determina
el lugar donde vivo
Niños en las calles que no tienen
que comer,
un gran río contaminado
Haciendo de la pobreza más extrema
el negocio: la violencia y su peso,
que premia
Lo subrayados son míos
Pero insistes en platicar conmigo de todo,
en jalar la cuerda de mi lado,
ser parte de mi equipo
Tú escribiendo de reformas políticas
urgentes, yendo al cine más caro,
el animalito más frágil de la noche
Comes palomitas, masticas el popote,
pasas tu lengua por tus brackets,
me mandas un mensaje
Y yo despierto y me apeno por el hueco
en el estómago,
mis huesos fracturados,
la ropa que no he lavado
Pero tú –otra vez tú,
tan linda
Y me disperso
Un día de estos te escribo un poema,
en un avión que me lleva a tu tierra
Una bolsita para ti con todas mis monedas
Luis Daniel Pulido

martes, 28 de enero de 2025

SABIDURÍA


 

Mi vida se ha reducido a un círculo o un cuadrado,
un punto, quizá, un sonido temporal en el oído,
una palabra y en automático su errata,
el mismo disco de Bob Dylan –ya sé, qué viejo,
ejercicios puntuales para las articulaciones
A veces escribo un mail, bajo por una correspondencia
inexistente, extraño los viejos periódicos
Los amigos, la música, un silencio de luz tenue
que me ayude a envejecer
No que me digan de golpe que tome Minoxidil
–granito de arena para la planicie de mi cabeza,
volver al viento, a la motocicleta, a los cien kilómetros por hora,
la “mata, la “greña”
Born to Be Wild
Pero son cosas que imagino,
y vuelvo a la laptop a trabajar en la reposición
de ochocientas palabras que no he escrito
Una sugerencia: me piden que apueste a favor
de las Águilas de Filadelfia,
pero un hombre canoso dice que no,
que a Kansas
Uno sabe que en estos casos se apuesta
a lo que diga la rubia despampanante
Luis Daniel Pulido

En la foto: Catherine Deneuve, 1964. Foto: Walter Carone

viernes, 24 de enero de 2025

FELIZ CUMPLEAÑOS, PAPÁ


 

Hoy es el cumpleaños de mi padre,
la América ignota es tema en el espiral infinito
de las reivindicaciones,
un gringo loco –como la voluntad expresa de los cónyuges
en el sacramento anglosajón de los matrimonios,
da el sí al imperio de sus descendientes
Pero es el cumpleaños de mi padre,
gran nadador y campeón de pelota vasca,
que vino del Norte con otra esposa otros hijos
que se regresaron a la Ciudad de México
Veo el reloj y el día no ha terminado
y sigue siendo el cumpleaños de mi padre
y me doy cuenta que he estado solo:
dando vueltas en mi pequeño cuarto,
rey del rock and roll ante la ínclita audiencia
plagada de dogmas irracionales
Solo, sin hablar con nadie,
con la garganta seca de sangre por cantar
canciones de Slayer:
Murder at your every foot step
A child's toy sudden death
Sniper blazes you through your knees
Falling down, can you feel the heat?
Burn!
Hoy es el cumpleaños de mi padre,
un hombre de setenta años que olía a madera y resina,
que bien pudo ser el Mil Máscaras,
legendario luchador mexicano
Que en su soledad conoció a mi madre
de quince años:
huyendo de un pueblo que se llama
San Pedro Buenavista,
huyendo de la barbarie de los pueblos de Chiapas,
una niña ya con un hijo
Y que cuando nací ya tenía treinta y un años
y amaba las radio novelas
Mi padre ya no volvió a jugar a la pelota vasca,
se quedó a vivir en Chiapas,
me heredó la soledad más grande y siniestra del mundo
Luis Daniel Pulido

lunes, 20 de enero de 2025

SHIBUYA


 


A Mónica

En la madrugada, entre dos y tres de la mañana,
a la hora que se vence el contrato con el país que me vio nacer,
recibo tres mensajes de una amiga a la que quiero mucho,
amiga que en los años de prepa me inspiró a ser el mejor portero del mundo;
“¿Adivina dónde estoy?”, me pregunta por WhatsApp;
y antes de que mis dedos acaricien la pólvora de ese cuadro de letras
de los celulares modernos,
mi amiga se adelanta y me dice “Saludos desde Japón”
Me da su ubicación por el Google Maps y camino con ella,
voy entre un montón de gente –un cielo cableado lleva
pájaros a mi pantalla,
es un video
Luego algo que parece una boda,
caballeros escoltando a una mujer que se cubre de blanco,
un policía indicando lo que entiendo como un “no hay paso”;
la gente se detiene y el contingente avanza,
mi amiga graba
Una foto y un mensaje: ¿Sabes quién es?
La imagen de Hachiko, el perro que esperó a su dueño
diez años en la estación de un tren
(Dios prende fuegos que los hombres apagan para no morir
de tristeza)
Eso hice yo
Los mensajes bonitos siguen, va en lo que parece un Ferry,
en un río cuya brisa es un gatito que se asoma,
abre los ojos
Me desea bonito día y me dice “acá son las 9 de la noche”,
y yo le digo que estoy a punto de salir a correr
y que acá son las seis de la mañana
La última foto: un gigante Mazinger Z
Tomo camino a la carretera
bajo el parpadeo del planeta Marte
Luis Daniel Pulido

domingo, 19 de enero de 2025

MI SÚPER PODER


 

Para Miguel, Sonia, Sofía y Mónica

Reconozco cosas, eventos, lo aprehendido en flagrancia: una persona que me insulta, un periodista en un hemisferio que manipula el mensaje, lo que cae en el silencio de los puntos suspensivos… Poco sé de precios, de técnicas y recursos, de habilidades sociales. En el día a día, hay un momento que mi cerebro es el set de Blade Runner, una cancha enlodada en Inglaterra, un puente intergaláctico, mi canción favorita atada a mi cinturón como un arma de fuego. En un momento todo me pasa y lo entiendo sin malicia, hasta me han dicho “tonto”, y llego puntual a citas que eran simples muletas sociales. He llegado, por ejemplo, a un juego de futbol inexistente. Y ahí estoy, sentado, solo, escuchando canciones con mis audífonos. “Cuenta con nosotros”, me han dicho, pero como quien dice algo por decir. Yo alcanzo a ver caballos salvajes en las praderas, un perro amable, la herida profunda de la tristeza: una montaña que arde. Y guardo mis monedas como lo haría un vaquero en el Viejo Oeste. Pero ese corazón que me heredó mi madre, huérfana de todo, la mujer más sola del mundo hasta que nací yo, me ha llevado a gente muy buena. Dicen que es un problema neurológico lo que provoca mis ausencias, incluso me medicaron con Tegretol… es epilepsia, me dijeron. Lo mucho que tomé fueron cuatro pastillas. Nada como lanzarse sobre una pelota, abrir y leer un libro, escribir, jugar al futbol solo. Todo lo que me sucede a partir de esa deficiencia es increíble. A veces tomo fotos. A veces, como ayer, me regalan una laptop y veo caricaturas y escribo esto y parece que todo es tan mágico y natural como la tarde y la noche, como beber agua, tirarse en la cama, estirarse, instalar programas, hasta que la publicidad –ese avión que aterriza de emergencia en la pantalla, me muestra el precio de mi lindo regalo. Hablo del precio del mundo, de esas cantidades de las que hablan abogados, funcionarios públicos, compañeros de generación, poetas rimbombantes, universitarios en el antro. Y me asusto. Pero vuelvo a ser yo y sé que su precio convoca otros horizontes, otros barcos, otros jardines, otros desiertos, al mismo, siempre al mismo, Hombre Araña. “Todo poder conlleva una responsabilidad, Peter”. Y la mía es cuidarla y escribir muchos libros. Y que la crueldad humana no pueda con mi escudo: la sonrisa de Isabella Rossellini.
¿Murió David Lynch?
Luis Daniel Pulido

jueves, 16 de enero de 2025

¿QUÉ HAGO AQUÍ?


 

Extraño los días en Tuxtla, la cercanía con los amigos,
las tardes caminando sin rumbo, topándome con gente
que alguna vez tuvimos algo en común: los viejos dibujos animados,
el coro de la canción África del grupo Toto, los aviones de papel
que cruzaban océanos, la pizarra del entrenador cuando daba indicaciones,
el esquema de juego, cenar en Las Pampas, las burbujas de jabón,
el perro que iba por ellas, las películas en los cines más bonitos
que no sobrevivieron a los incendios de la modernidad
Ver a las mujeres más bonitas que estos ojos vieron,
las batallas, verdaderas guerras contra el San Roque,
los cien años de un escritor japonés,
esas cosas extraordinarias que pasaban:
una novia en la tercera norte,
un nuevo enemigo para la Corte
Extraño lo que sé que ya no existe, lo sé;
pero lo extraño como extraño jugar futbol,
llegar a casa con las rodillas peladas,
el short pegado en lo que supuraba:
Un monstruo de pus,
pequeñas capas de merthiolate,
el grito apagado
Extraño los días en Tuxtla y su trópico reflejado
en sus calles y avenidas, el olor de sus cenadurías,
el rock and roll y el intercambio de vinilos,
la perversidad de mis intenciones:
colarme en la ventana más alta
del departamento de la muchacha más bonita
de todos los tiempos
(Ah, le llevaría un helado)
Hablar y hablar del próximo Super Bowl,
hacer cuentas y hablar como experto,
sin restricciones: manotear, eructar,
no soltar la caguama, volver a manotear,
rascarse la entrepierna, decir barbaridades,
nada de “deconstruirse”
Tirar madrazos
Sangrar
Hit the lights
Luis Daniel Pulido

LOS NUEVOS HIJOS DEL NARCOTRÁFICO


 

Qué bueno que tu madre te dio de beber leche tibia,
te la acercó a tu boca rosada, sin pecado concebido,
sin el sabor a cobre de las detenciones arbitrarias,
eras un lechocito de cuatro kilos,
muy bien amamantado
Que te acercó a los libros: Vázquez Aguilar,
Emily Dickinson,
en tu casa jamás hubo ruido
Y mírate ahora haciendo patria,
del lado de la ventana correcta,
con tu libro de poemas,
Maestría en Políticas Públicas,
llevándote dinero a los bolsillos
Qué bueno que naciste con estrella,
tu familia jamás conoció la dimisión de poderes,
eres parte de esa cadena alimenticia,
carroña y engorda para eternos principiantes
Tienes buenas articulaciones,
formas con tus dos manos un corazoncito,
Jam Ach'ulel dices a la cámara,
navegas el río Grijalva
Tu mamá te acomoda tu pelito
sacudido por el viento,
te pones tu máscara de parachico,
te pones, pues, la playera:
Jam Ach'ulel al infinito
Luis Daniel Pulido

sábado, 11 de enero de 2025

TURBO LOVER


 

Mi mejor amiga vive en Guadalajara y tiene el Síndrome de Tourette. Hace espacios de silencios entre una estrella que se difumina y un calamar gigante que sale del mar. Me cuenta: ese calamar le come un ojo a un pirata. Se ríe. Su hermetismo ilumina noches de tormenta, algo va a decir, libre. No dice nada. Está en el aeropuerto de la Ciudad de México, lejos del avión que la regresará a su tierra. Pasan unos minutos, graba un video: va en un carrito esquivando personas a las que les grita: ¡Quítense pinches pobres! Se ríe. Me manda el video por WhatsApp. Llega a Guadajalara, me manda un audio, canta: “We wish you a merry Christmas, We wish you a merry Christmas, We wish you a merry Christmas, and happy new year”…silencio… regresa: “Ah, si ya no es Navidad, puto”. Se corta el audio. La adoro. Y siempre está conmigo en los momentos más tristes.
Luis Daniel Pulido

jueves, 9 de enero de 2025

LA MUERTE NUNCA HA SIDO UNA FIESTA


 

Fue el primer gatito que adopté, su fulgor amarillo (o naranja, según la luz) despuntaba entre los arbustos del jardín, tímido y flaco. Maullaba, supongo, por hambre. Y todo semblante por hambre tiene algo que hace bello al mundo: la piedad hacia al necesitado. El amor a lo frágil, a lo que está expuesto a la crueldad de los humanos. La amistad fue recíproca. Y me trajo a sus amigos: Blanquito y Deimon, mi gatito ciego. Hoy ya no están conmigo los tres. Blanquito murió de cáncer, Deimon de viejito y mi querido gato amarillo-naranja lo tuve que dormir hoy. Lo atropelló un carro. Le hizo pedazos su mandíbula. Como pudo regresó a casa y lo curé. Dos días dándole de comer con una jeringa: leche y caldito de pollo. Pero sufría mucho y llamé al veterinario. La sugerencia fue dormirlo. Quizá el amor me hacía imaginar una operación milagrosa. No era posible. Lo acaricié lo más que pude, le hablé, me miró y yo también moría con él. La vida de por sí en este pueblo me es insoportable, y la muerte –que ofrece su amargo cielo negro todos los días– me hace sentir más solo y más triste. Lo llevé entre mis brazos a enterrarlo en el jardín. Adiós, amigo. Perdóname por no poder hacer más por ti.
Luis Daniel Pulido

KAT MOSS ESTUVO EN CASA

 




Yo siempre confiaré en un joven punk,
en sus fracturas de costas bravas,
en su grito y alto disederátum,
nada de “compañeros poetas”,
ese cinismo según revolucionario
Yo siempre confiaré en un joven punk,
en su cadena de no comidas diarias,
en su comité obrero con más derrotas
que victorias,
en su vacío de niño con sus monstruos
al lado,
acompañándolo
Yo siempre confiaré en un joven punk,
en su demiurgo de caballos cabalgando
su falsa guitarra eléctrica,
en sus movimientos de manos,
en las cosas que ocurrieron
(los oscuros murciélagos de su cerebro
dando vueltas en sus ojos en blanco)
Yo siempre confiaré en un joven punk,
en su furia de lobo ciego,
en su reloj de sobrevivencia,
su sangre
Yo siempre confiaré en un joven punk,
en su grito a la cara del sistema y sus espejos,
en los dragones que se devoraron al unicornio azul,
a los mercenarios de La Habana,
su disquera
Yo siempre confiaré en un joven punk,
que morirá solo, insuficiente,
como una carta a medias,
en la calle más sola del mundo
Luis Daniel Pulido