Foto: Sebastião Salgado
No
es el fonema aleatorio de la violencia
por
el que paga Europa o el Pulitzer americano;
es
el borrador de la infancia en los pequeños
remolinos
de la conciencia:
la
lluvia que golpea la ventana,
NO
la persistente firma de propietario,
la
socarronería noticiosa de la tragedia
Aforismo
de luz y sombra,
NO
la civilización de espectros propios y ajenos,
los
que se olvidaron de los mundos imposibles
y se
apoltronaron en una pila de cadáveres:
animales
de carroña que no atisban límites
y
atiborran el guardarropa de denuncias sociales
Olvidaron
–una vez que ganaron premios–
los
subrayados de sensibilidad y ética:
comadrejas
del cuarto oscuro,
moscas
(y compañeritos) de la prensa
Luis
Daniel Pulido