jueves, 20 de noviembre de 2008

YOUR LOVE ALONE IS NOT ENOUGHT*


En la foto, la bellísima Claudia Pon Cáceres


No pago mis deudas con palabras,

tampoco asalto corazones con flores extrañas.

Me levanto temprano y no encuentro ningún punto de apoyo.

Por supuesto no sé volar y caigo.

No descarten ojos rojos, aliento alcohólico,

el peso de una isla solitaria,

palabras –estas palabras- que hacen

de mí un niño colérico que en la escala

social de lo incorrecto inhala cocaína

y cierra los ojos para protegerse de los alacranes

que atacarán en cualquier momento.


No digo “lo siento” ni “gracias”

y parto de la necesidad de juntar un número

considerable de monedas para cotejar

deudas locales y distritales.


Podría suicidarme,

escribir en una carta que no se culpe a nadie

y que la luz de los reflectores

-por la naturaleza autoral de esta obra-

me lleve con los ojos abiertos al cielo de los poetas.


Quizá, pero prefiero sentarme a esperar

postales con esa marca muy particular de quienes

me escriben cada veinticuatro de diciembre.


El amor puede llamarse Claudia,

Leti, Dámaris o Nadia Villafuerte

y mi vida no ser una guerra perdida.


*inspirado en la canción del mismo título de los Maniac Street Preachers

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