jueves, 16 de octubre de 2008

SI TE CUENTAN QUE CAÍ




Siempre quise tener un lugar donde vivir,
uno donde me vieras como un niño valiente y respetuoso,
con su buzón para opiniones y sugerencias,
protegido por lonas contra el sol
y donde los besos fueran un curso intensivo
de introducción al cultivo de algodón de azúcar.
Un pequeño lugar donde el mundo sea lo menos importante
no así la manzana de Adán con vista al mar.
Un lugar, chiquito, sin sillas y ventanas
pero que con solo ir a la cama empezáramos a soñar
porque –desierto de por medio- volar no basta.

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