Claudia:
A mí jamás me crecieron alas y a ti, cuando quise verlas, me mordiste con tantas ganas que arrasaste con todo mi orgullo vikingo.
-Condenado diablito- me dijiste para luego abrazarme, sorprendida de que los héroes a veces lloremos un poco.
Desde Pulidín City
Chincho, descubriendo la utilidad de los kleenex
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