domingo, 21 de diciembre de 2008

CAMINO A CALIFORNIA



A Leti Servín



No sé cómo se mide el cariño,
si es cuestión de salud,
higiene, lógica matemática
o de cortar elotes dentro de los relojes;
generaciones de consonantes
que perdieron la guerra ante las vocales
y se transformaron en los terrenos
íntimos de una bolsa de papel:
un doble click sobre el icono
para borrar y volver a empezar.

No sé cómo ni con qué técnica
se puede decir te quiero tanto,
más ahora que vas a California
a cuidar a tu mamá y yo sólo
tengo poemas con bulbos,
luces con hojas secas,
una sucursal de minutos contados
que se convierte en un árbol de ciruela
y da sombra y también cosquillas a los pies;
porque pedir al cielo no es ningún teorema
ni camino al sol a medias: es cortar la espiga
como si se tratara de dibujar una sonrisa
a tu mamá, que nunca se enferme,
que cuando diga ¡Leti! le dé hipo
y en cada “hip” dibuje una burbuja
en forma de corazón para que yo le dispare
con mis flechas de galletas para cuando
tu mamá despierte, pregunte
“Pero, ¿Quién es ese niño vestido de apache?”

Desde Pulidín City

Chincho, Kimo Sabe (mucho)

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