A Marco Pulido, entrañable y gigante
Es cierto que he estado triste:
no leen libros en la Alameda,
bajo el temblor de las sombras
de los árboles,
en el alba de las guerras anunciadas,
en la efímera paz del mundo
Porque te pienso y te imagino
Porque me haces falta, nos haces falta
a mí, a tu esposa, a tus hijos,
a tus nietos, a las jornadas de juego,
a los resabios de mar por la mañana
Al invierno y Los Supersabios
y al cansancio que cae en picada
y se incendia
Pero también hay agradecimiento
y honor y respeto
y la vigilia con sus trinos de hojarasca
en las noches largas
Mi hermano… escribo
Y se refundan las praderas
y un gato hurta el fuego
de los supervivientes
Está panza arriba en el piso
de la casa
Luis Daniel Pulido
Foto: Roberto Bernal
No hay comentarios:
Publicar un comentario