Se nos enseña que tienes
que amar la vida. Y lo haces. Creces y te das cuenta que es maravillosa.
Cuando niño haces
preguntas. No a todas te responden. No importa. Existía La Guerra Fría, una
amenaza nuclear sobre nuestras cabezas, pero te abandonabas al sonido de los
grillos, a la luz de una luciérnaga, a la primera mujer desnuda como acceso
directo a la libertad, al impacto de ver al verdadero señor de las tinieblas:
Darth Vader.
Un día esas
desobediencias personales como las de negarte a creer en los héroes de la
patria, a limitar su alcance como figuras a seguir, en leer otras cosas que no
eran precisamente las que te indicaban, te convierten casi en un criminal.
No lo niego: fui un niño
problema.
Aún así se me encargan
proyectos. Y los acepto.
Los médicos son ahora
con los que más discuto: sobre las reformas y la apropiación moral de los
individuos, de este país de triunfos desbordados y democracia para subordinados,
de ilusiones diseñadas por la tv abierta, de Pedro y el lobo y los espejismos de los gritones en
un concierto de “los recoditos”.
Amo la vida a pesar de
los peores aspectos de la naturaleza humana, de los escenarios, de los
papelitos coloridos del septiembre narcotraficante, los espacios restringidos,
de las cuerdas que nos atan.
Y amo la vida porque
acepto la responsabilidad de mis errores, todos graves.
Vivo prácticamente aislado
pero no por eso visto de negro. Incluso, a veces, soy el quarterback titular del equipo de la cuadra.
La vida sigue y acá
estoy, de pie, para lo que viene.
Luis Daniel Pulido
2 comentarios:
te amo te amo te amo te amo te amo!!!
Yo te amo más Hasta el infinito y mucho más!!!!!
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