Tuve un fin de semana agitado:
fui de compras con mi novia
Liang Cristi
En los pasillos la victoria nuestra
de cada día: el dinero alcanzó para todo,
y hasta comimos papitas
En casa Nadia Villafuerte me hizo
entrega –en ceremonia antisolemne–
de mis regalos: un libro de Brodsky,
un cd de los Pixies
Nadia partió hacia Puerto Arista:
ola de dos filos, sirena de sí misma
En Tuxtla Gutiérrez mi novia y yo
hacíamos el amor y aún tenemos
misterios que descifrar:
¿Por qué nuestros ojitos se pierden
en el infinito?
¿Por qué ella dice “Dios” si estamos
en una cama y no entre los muros
de piedra de una Iglesia?
El domingo Nadia nos invitó a comer barbacoa
Comimos barbacoa
Algunas veces hablamos de Saramago y Antunes,
en otras –estuvo también el buen Alex–
de las estadísticas antipobreza
Hablamos también de viajes,
de Buñuel y el papel reciclable
en los poemas que no provocan
dudas, sino verdades que desde
hace años cicatrizaron
Esta vez no bailamos
Mi novia y yo nos despedimos
Nadia y Alex se sirvieron botanas y cocacolas
En la noche –a las 8: 15 para ser exactos–
mi novia y yo entramos al cine
Al día siguiente el mensaje:
Ya estoy en el aeropuerto nebuloso.
Te escribo desde México.
Era lunes. El fin de semana había terminado
fui de compras con mi novia
Liang Cristi
En los pasillos la victoria nuestra
de cada día: el dinero alcanzó para todo,
y hasta comimos papitas
En casa Nadia Villafuerte me hizo
entrega –en ceremonia antisolemne–
de mis regalos: un libro de Brodsky,
un cd de los Pixies
Nadia partió hacia Puerto Arista:
ola de dos filos, sirena de sí misma
En Tuxtla Gutiérrez mi novia y yo
hacíamos el amor y aún tenemos
misterios que descifrar:
¿Por qué nuestros ojitos se pierden
en el infinito?
¿Por qué ella dice “Dios” si estamos
en una cama y no entre los muros
de piedra de una Iglesia?
El domingo Nadia nos invitó a comer barbacoa
Comimos barbacoa
Algunas veces hablamos de Saramago y Antunes,
en otras –estuvo también el buen Alex–
de las estadísticas antipobreza
Hablamos también de viajes,
de Buñuel y el papel reciclable
en los poemas que no provocan
dudas, sino verdades que desde
hace años cicatrizaron
Esta vez no bailamos
Mi novia y yo nos despedimos
Nadia y Alex se sirvieron botanas y cocacolas
En la noche –a las 8: 15 para ser exactos–
mi novia y yo entramos al cine
Al día siguiente el mensaje:
Ya estoy en el aeropuerto nebuloso.
Te escribo desde México.
Era lunes. El fin de semana había terminado
4 comentarios:
Luis Daniel:
Me da mucho gusto, yo soy feliz cuando tú lo eres
Te quiero!!
Órale, bien Luis Daniel, yo también brinco como rana de alegría. Es bueno saber que ya no te la pasas tan mal en Chiapas,je
Besos
Eres mi droga favorita
I love you
Esos misterios se transforman en bonitos sueños, así que metele enjundia y que el "super esperma" haga su trabajo,jajajaja
Besos
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