A veces no son las mañanas calurosas
con su paladar de alacranes en los valles de Tuxtla,
es la falta de detalles significativos a la hora
de reducir de diez a seis kilómetros lo que nos permitiría
vivir con decoro.
Supongo que alguien quiere guiarnos
mediante autopistas a cielos más luminosos
y al “no circula” un día a la semana.
Se trata –pienso mientras escribo el poema-
de convocar al mayor auditorio posible,
a profundizar relaciones entre todas
las cosas insignificantes, solicitar un crédito,
y si no, volvernos especialistas en marchas
A veces, de 9 a 3, eres víctima del narcisismo
de los cajeros automáticos y ves cómo Dios se dispersa
al rojo vivo de una bala que ciega todas las miradas.
Huyes.
Tuxtla Gutiérez, Chiapas; Méx.
2 comentarios:
que padre, no se por que, las "mañanas con lluvias" se buelven siempre melancolicas, aun cuando solo son palabras.
no me agas llorar
Estimada Ana Gabriela, espero que los poemas asuman las dimensiones de tu naufragio y el hilo y la aguja de tus ciudades resguarden tu melancolía en un montoncito de margaritas mientras el sol ilumina, de nuevo, tu ventana.
Un abrazo
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