Las caricias son los únicos procesos democráticos que conozco, son determinadas secuencias donde el tiempo y el espacio constituyen un solo lenguaje. Uno empieza por las manos hasta llevar a cabo un beso, persuadiendo así tu desnudez y la mía para ese país perfecto que es la cama, donde las almohadas no crean distancias y los sueños descansan en cada parpadeo, cada mirada, de frente a la vida tomados de la mano. Luis Daniel Pulido. Akumal, Q. Roo; México
domingo, 22 de marzo de 2009
Mellon Collie and the infinite sadness*
Es cierto que nos amamos,
el comernos lentamente
los restos es prueba irrefutable
de que tú me amas y yo te amo.
Algunas veces hemos ido al cine
y hasta nos escribimos mails.
Otras discutimos y me largo a bulevares
donde mis ojos aprenden a cercenar tu carne,
a olvidar tu nombre y encender cigarros
como si el amor fuera en sí una idea a medias.
Pero te amo.
No importan los excedentes
de cocaína y la literatura barata,
el pan y el reloj entre diccionarios,
que tú duermas con otro y yo contigo
en la esclerosis de mis párpados.
Es cierto que nos amamos
y prueba de ello es que compartimos
la misma soga en el cuello,
el mismo círculo de lectores
y toda esa basura luminosa
de que moriremos abrazados
y escupiendo cardúmenes de sangre
hasta que ambos, despedazados,
nos reencontremos en un motel,
una playa nudista o en ese lago
de agua cristalina como suele ser
la morgue a mitad de la noche.
Luis Daniel Pulido
*Título de una canción de los Smashing Pumpkins
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1 comentario:
Pareciera que tu poesía conoce el rumbo.
Pareciera que las palabras saben el código postal.
Y yo apenas aparezco para escribir sobrelíneas que me has robado el corazón.
Chau!
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