A Georgina Fernández
Ríos
Cada
día me enamoro más de ti;
yo,
un hombre al que le ha pasado de todo:
luminosos
mares del Caribe,
mujeres
en mi cama de Europa del Este,
bartenders
que platicaban de literatura cubana
y
hablaban francés al oído de quienes poníamos
la
cocaína y el dinero y la ortografía en los pasaportes
Yo,
un hombre que el amor le llega en números a
pagar,
postales que hacen de ciénegas o desiertos:
postales que hacen de ciénegas o desiertos:
balón
de gajos blancos en una disculpa que se quiebra
Yo,
un hombre sin el aire puro de los niños,
ciego
o casi ciego, con su propia tierra de cultivo:
astillas
de un barco de madera,
un
corazón de lobo hambriento en el pecho,
la
bilis sanguínea en copos de nieve,
un hombre
que decide no iniciar otra guerra
Luis
Daniel Pulido
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