lunes, 26 de enero de 2009

CASA DE CAMPO

Nadia Villafuerte, en Londres (Foto de Aleks G. Camacho)


Las cinco de la tarde,
un café, nada de bicicletas,
sólo el flujo informativo de los años:
la feria del libro en Guadalajara,
el pabellón Andaluz, el Metropólitan de Nueva York,
sin olvidar los maestros perversos,
Baudaleire, murciélagos gigantes, Lacan.

Un poco -quizá- de amor expuesto al ojo
de Manu y el tatuaje de la bonita mesera,
citas de Lizalde, Cortázar, Malcom Lowry,
el frío, la poca luz y medir en tus labios
la temperatura del aire.

Luego caminar por calles
de vírgenes insoportables,
perdernos por este país
que somos a todas horas:
una postal con alas de serpientes.

Recorrer territorios en tus silogismos,
arrebatos, juego de palabras;
sabernos desterrados, neuróticos, solos,
que el mundo gira a los alrededores
como un tianguis de sueños ordinarios.

¿Qué me queda de ti?

La luz de un automóvil en la frente,
tu sonrisa más bonita en cada letra,
Lezama Lima, una plaquette,
mi dolor de rodilla,
los dos años que tardé en escribirte un poema
y mi caballo de burbujas que cabalga bajo la plata de la luna.

Qué bonita noche.

Yo soy el hombre.

2 comentarios:

Aleks G. Camacho dijo...

Y pienso en las calles de vírgenes insoportables, y pienso en este país como postal con alas de serpientes y pienso en Luis Daniel como pirata ataviado de corsarias navegando en bikinis en busca de metáforas.


Dime, que más se le puede decir al poeta que construye puentes y carreteras que nos llevan a la palabra?


Un saludo desde este lado del escritorio, donde nunca pasa nada.

luis daniel pulido dijo...

Estimado Aleks, gracias por tu comentario. Gracias además por las fotos y gracias por las corsarias que ya me hicieron mi table dance con su bikinito de malvaviscos

Un abrazo