lunes, 26 de enero de 2009

VOLVER A MARINA




Volver a verte y soportar aún así la distancia
que no se detiene, transcurre,
porque lo que sobra es tiempo
y no más café soluble, ni la enredadera de luz
que pasa por tu espalda, ni el silbido
de mi barco que parte, ni tejer largas redes
que rocen tus labios.

Volver a verte Marina, la más bonita,
la que tiembla de amor en mis palabras,
la del cerrojo de granizo, la de la lluvia de ayer,
la del trigo, los castaños,
el ave que canta en mis tejas...
...la de los ojos negros
y cuatro rondas de vodka,
la que fue mi novia y es aún mi novia
porque el viento cada noche me devuelve sus besos
a sabiendas que puedo recibir una pedrada
de luciérnagas a media cabeza.

Volver a verte Marina porque el corazón
hace lo propio, lo correcto:
con mis dientes me arranco las astillas
industriales de veinticinco flores muertas
y el amor, como un ángel de sangre,
se alza sobre la ciudad como un grito...

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