Claudia:
Ayer, por la tarde-noche, estuvo lloviendo. Un gran dedo de nubes tapó el sol y en un cráter desolado de la luna apareció un conejo de nieve.
La lluvia, me dijo la abuela, es un espejo roto que cae a consecuencia de galaxias fragmentadas por el gran frío que los dioses nórdicos exhalan.
Yo cerré mis ojos y abrí la boca para beber el origen de mis antepasados.
Fue así que me creció la barba.
Desde Pulidín City
Chincho, el pequeño vikingo
1 comentario:
no te sientas mal por lo que me cuentas, adelante ( y no, no te pareces a un integrante de los zetas)
Besos
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