Los domingos no son diferentes a los otros días,
tristemente en los ecos no se perciben manantiales cercanos;
voy con mis perros –es de madrugada,
en un país monolítico que no nos significa nada
El sol se desprende como si fuera la hoja
de un árbol de una galaxia distante,
sale y nos rodea con sus polillas de fuego,
son apenas las seis de la mañana
Sé que es domingo por los signos en los que me reconozco,
rayas que cruzan frases que algún día dijeron algo,
aves que abren sus alas y dan sombra a los gatos en las azoteas,
que camino de regreso a ¿casa?
Entiendo a los amigos que se fueron
–alcancé a repartir libros, utopías, una luz inestable,
partituras de tierra negra, lluvias;
hasta una enorme impresora para imprimir
horizontes naranjas, patitos,
lo que va del siglo
Los domingos salgo con mis perros desde la mañana,
porque el amor no es ningún evangelio apócrifo,
heredad, fantasma de malvavisco, Aqueronte,
natalicio, rutina, final abierto
Es un último aliento, un niño que recién despierta
Luis Daniel Pulido
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