Llegué a vivir a un lugar que me es ajeno,
extraño, distante; cuenca de calor y polvo,
despoblado en sus horas pico,
escribo, trabajo, enciendo las luces,
me invento un horizonte
He olvidado cómo se escucha mi voz,
el fraseo que niega el ruido de fondo,
las aduanas con sus formas saturadas
de silencios que te impiden el paso,
vivo con los audífonos puestos
A veces se va la luz y los pájaros
se convierten en clavos
Van por mi cuerpo
y no puedo cerrar los ojos
Luis Daniel Pulido
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