Uno sale a comprar un tentempie,
las formas misteriosas del pan
crujiente,
uno no piensa en cuánto dinero se
va a gastar,
hasta que se llega a la caja y la
cajera
va –sola en el mundo– por la
maxipista
de su Instagram
Disculpe –me dice y me cobra
y me guiña texturas azules
posibles
de oler: cinco segundos de magia,
de rock and roll, roles de canelas,
café caliente y barato,
corazoncito chamuscado
Recibo a las especies migratorias
de lo que será
–cuando dé la vuelta hacia la
salida–
memoria, bichitos en la arena,
cangrejito playero,
turistas, sopecito de chicharrón
Mi dinero invertido en Monterrey
Luis Daniel Pulido
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