A
Gina, mi pareja, mi mejor amiga
La
vida pasa entre Pascual Bruckner,
criterios
de táctica fija,
paredes
de centros universitarios
La
vida –página liminar, consuelo de vivos–
es
esto, es aquello, un paréntesis,
una
frase en un globito de Cabrera Infante
Tomar
café a las nueve de la mañana,
llevar
temas a conversar a la sobremesa;
un
habano –Pulido– como tributo a los hoteles
de
mala muerte que visitaste,
aquellos
tiempos de activista,
de
fases que culminaron en la barbarie
A
los cuarenta y tres años se platica mucho:
de
rock, de libros, de soccer
Así
la vida pasa en la dieta baja en sales,
en
Wordsworth, fallas en el suministro de energía,
velas
de parafina, Diálogos de Galileo
La
vida –estrellas fugaces, ranita en el estanque–
es
un asiento para niños,
ilustres
visitantes del Espacio,
las
antenitas de vinil que detectan la presencia del enemigo,
la
casa de cedros en Guadalajara,
el
guiño –burbuja de jabón en el aire– que explota
y
deja ver el sol más luminoso a un par de recién nacidos,
acto
de fe que bendice el mar que navegamos:
girasoles
a la vuelta de la esquina,
mantarraya
soñolienta a un par de calles
Luis
Daniel Pulido
21
de junio, 2014. Chiapa de Corzo, Chiapas; México
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