Ayer
estuve enfermo,
algo
de fiebre, dolor de huesos
Se
me sujetó al árbol sin frutos
de los
antibióticos,
me hablaste
todo el día:
es la
primera vez que alguien
me
cuida
Vamos
a casa –dijiste
y fue
como descubrir otro mundo:
mi camita,
tus manos en mi frente,
el termómetro
y tu “no, no, no, deja,
no
es un juguete”
Tuve,
pues, fiebre todo el día,
y nunca,
nunca dejaste de abrazarme:
le hablaste
a mi médico,
me compraste
medicinas, libros,
meteoritos
que se estrellan
Y
todo –mi amor– en gravedad cero
Luis
Daniel Pulido
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