miércoles, 2 de noviembre de 2022

MARCO EN YANKEE STADIUM


 

Para Marco y Ana

 

La historia la sé por mi sobrina Ana

al fondo una discusión sobre Aristóteles

y la imposibilidad de ser feliz

hace de ruido mientras leo la carta de mi sobrina.

No quiero sonar ni verme grosero,

pero la discusión para mí ya no es importante.

 

Creo que en los últimos días las bibliotecas

no arden como antes,

ni los escritores ni los alumnos ni los aspirantes

a la medusa burocrática de las premiaciones.

Prefiero el futbol soccer.

 

La soledad es el ruido continuo de mi celular,

mi gato en la puerta, mis perros durmiendo,

este 2 de noviembre con su marco de procesiones:

en cinco segundos los hombres abandonarán esta isla

 

Y lo veo. Los veo.

 

Marco estuvo con Ana viendo

un juego de beisbol en Yankee Stadium:

Yankees contra los Medias Rojas de Boston;

el juego fue una fiesta de carreras,

hits, jonrones. Un detalle: el pitcher de Boston

lee mal las indicaciones, recluso de la presión y sus ideas.

 

Ana y Marco no le van a los Yankees,

sino a Boston y dicen, juntos, “no puede ser”.

 

Los Yankees anotan tres carreras.

Mister Bruce Springteen suena en el estadio,

la canción es Working on the Highway.

Va Boston al bat.

 

La luna antes insidiosa y sombría,

ilumina una pelota que sale del estadio,

llega a la calle, rompe un cristal de un auto,

hace que Ana y Marco celebren una, dos,

tres, cuatro, cinco, seis carreras.

 

Lo hacen en silencio, sonríen entre ellos.

 

¿Pensabas que te iba a dejar solo? escribe Marco

en la parte de atrás de una postal…

 

que llegó hoy.

 

 

Luis Daniel Pulido


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