martes, 7 de noviembre de 2017

¿SUEÑAN LAS NIÑAS DE PROVINCIA CON OVEJAS ELÉCTRICAS?



Mi novia de la secundaria
–que en ese entonces tenía catorce años
y hoy casi cumple cuarenta y ocho–
no tenía idea de Estados teocráticos,
juego de poderes, conflictos diplomáticos,
el corte transversal de la ironía:
su pubertad apuntaba hacia otras posibilidades

Atribuyo el desfase a su Dios, sus padres,
la estampita con oraciones para los niños pobres;
a su pueblo y los corrales con gallinas,
su fe de niña desnutrida, ah, y la milpa

Ella y yo sumamos casi un siglo,
ese disparatado dato que refriega la nostalgia,
los esguinces, las penitencias intestinales;
que apuntala a los fracasos de los sistemas

Ella no lee ni le importa la poesía y los discursos
y las homilías de tan culto ejercicio

Pensé que estaba muerta  –ya saben–
la providencia, la suerte y el azar, el pan de cada día:
los aviones caen, los autos se estrellan
y además: tiembla

No es así: vive y viaja cada año a Nueva York,
París, Las Vegas y un humilde etcétera

Sabía que esos lindos ojos verdes no eran para ciudades distópicas

La belleza y su gran público

Sí, aplaude


Luis Daniel Pulido

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