Las caricias son los únicos procesos democráticos que conozco,
son determinadas secuencias donde el tiempo y el espacio
constituyen un solo lenguaje. Uno empieza por las manos
hasta llevar a cabo un beso, persuadiendo así tu desnudez
y la mía para ese país perfecto que es la cama, donde las almohadas
no crean distancias y los sueños descansan en cada parpadeo,
cada mirada, de frente a la vida tomados de la mano.
Luis Daniel Pulido.
Akumal, Q. Roo; México
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