Para
Gina
El
amor, cuando se suman años,
se
asemeja a un ajuste de cuentas:
te
recuerdan nombres, fechas,
cenas
en ciudades del sureste,
del
norte, del centro, en diciembre,
un
restaurante italiano y los papeles
sociales
leyendo tu defensa –y contra Paz–
a
Elena Garro, los hijos del limo,
los
juegos de tinta, el perro europeo
Nada
es negociable: la casa con jardín,
el
perro que educaste, los poemas que escribiste;
se
gana una gatillera en tu destino,
y
esta apunta a tu cabeza
Y
sin embargo (siempre hay un “sin embargo”
con
banderas de paz en balcones de la calle)
no
paramos de reír e incorporar temas a nuestra agenda:
conciertos
de rock con bandas internacionales,
luna
de miel en Chiapas, huevitos de Pascua
a
los precios del café, “amores que matan nunca mueren”
y
talquito a los pies
Y lo
entiendo: un resbalón y al sofá de la sala,
a
borrar la enorme lista de mujeres en mi vida,
a no
invitar a los dragones a la fiesta
Así
las cosas, el balón que se les mueve a los porteros,
la
caza de brujas en España, tus mensajes a mi cel:
“no
olvides –puchunguito– tomar los medicamentos”
El
amor –oso de felpa– como lo más grande del universo
Luis
Daniel Pulido
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