A un
hombre con un pasado como el mío
no
le basta disculparse, nadar hasta el centro del lago,
arrancarse
el corazón, morder el hielo escandinavo
O
citar a Gombrowics y buscar –algo o a alguien–
en
los viejos números de la agenda
A
veces me veo con mi madre:
solos,
buscando ayuda médica,
con
mi ojo –el izquierdo– en la mano
Así
la honda huella de quien se aísla
en
una palabra hasta que se desangra
Luis
Daniel Pulido
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