A Nadia
El amor, si existe, ha de ser un ataque de ansiedad
Nadia Villafuerte
Nadia Villafuerte
He llorado por ti, por tu ausencia,
por tu viaje relámpago a Chiapas,
por ese día maravilloso que tuvimos,
por la sorpresa de verte en mi casa
a las siete de la mañana y que,
cómo carajos no, a pesar que el avión
Mig de tu novela se estrella en mis ojos
y sus veintiocho provincias bombardeadas,
veo caminar sobrevivientes que dieciséis
años después deciden ser amantes,
niños exiliados de un país en guerra
y que de la noche a la mañana descubren
que el dinero no lo es todo pero sirve
para pagar un cuarto con jacuzzi,
para darle cuerda a las mariposas
que revolotean sobre la miel que eyaculo
en tu rostro, que ser felices cuesta
y por ello tu corazón y el mío proyectan
la sombra de un abrazo cálido,
diálogos casuales en la terminal
de autobuses (los aeropuertos
son egoístas y autosuficientes)
que se recargan exhaustos –en la pared
de al lado o de enfrente– porque mañana
lees en Minería y apenas, después de hacer
el amor como un par de adolescentes,
tienes tres horas para escribir sobre Esther Selligson,
para abrazarme fuerte, fuerte porque el amor,
aún grande, carga la incertidumbre de las despedidas
y no, no me preguntes si eso duele
por tu viaje relámpago a Chiapas,
por ese día maravilloso que tuvimos,
por la sorpresa de verte en mi casa
a las siete de la mañana y que,
cómo carajos no, a pesar que el avión
Mig de tu novela se estrella en mis ojos
y sus veintiocho provincias bombardeadas,
veo caminar sobrevivientes que dieciséis
años después deciden ser amantes,
niños exiliados de un país en guerra
y que de la noche a la mañana descubren
que el dinero no lo es todo pero sirve
para pagar un cuarto con jacuzzi,
para darle cuerda a las mariposas
que revolotean sobre la miel que eyaculo
en tu rostro, que ser felices cuesta
y por ello tu corazón y el mío proyectan
la sombra de un abrazo cálido,
diálogos casuales en la terminal
de autobuses (los aeropuertos
son egoístas y autosuficientes)
que se recargan exhaustos –en la pared
de al lado o de enfrente– porque mañana
lees en Minería y apenas, después de hacer
el amor como un par de adolescentes,
tienes tres horas para escribir sobre Esther Selligson,
para abrazarme fuerte, fuerte porque el amor,
aún grande, carga la incertidumbre de las despedidas
y no, no me preguntes si eso duele
8 comentarios:
"Porque el amor, aun grande, carga la incertidumbre de las despediadas"
nada más amoroso, cierto y tierno
Besos
Bellísimo, bellísimo
Es lindo leer a dos muchachos como tú y Nadia que se aman y brillan no solo por su talento
Un beso
Daría la vida por ser la protagonista de ese poema, sin embargo soy feliz cuando tú estas feliz
Tu Lolita de siempre
Besos
Luis Daniel, eres mi heroe!!!!!!!
Besos!!!!!
Chincho, eres un atrevido,jajajaja
Tu poema es un beso
Mariana:
Gracias; me siento como en Cancún,ja
Besos
Yuri:
Como dos espadas láser
Un beso
Lolita:
Deberías llamarte Wynona y ser un tatuaje, pero...
Besos
Karen:
Y derrotado muchos súper villanos
Besos
Diana:
Inteligente desde niño, abuelitas!
Besos
Por eso me gustas, por valiente, condenadote,jijijiji
beeeesooossss
Mi amor, eres tierno, buganllero y lindo ¿Cómo negarte un beso,pues'n?
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