Algo hay de cierto cuando digo te amo,
ya que no padezco de fenómenos generacionales:
Ni hippie ni tecnócrata ni revolucionario,
siempre –rayo fulminante– conservo en mis puños
el hematoma y la giba contra la falsa libertad
del pensamiento de protesta
No creo en la voluntad romántica del socialismo,
tampoco en la obvia travesía de los capitales,
aunque prefiero Cancún o Los Cabos,
ese título particular que dan las mujeres bellas
No quiero desmitificar la Conquista,
quedarme atrapado –contigo o sin ti–
en esa porción de ingenuo chantaje;
quiero romper a patadas o golpes
los agravios que dan fisonomía
a la historia que nos cuentan:
hacer perceptible, en cada orgasmo,
la sangre que como una nube de nervios
desciende por mi pecho
No puedo decir te amo sin dar, mínimo,
veinticinco panes amargos a los perros del alma;
no puedo desaparecer la sed que tengo con poemas
de agua dulce, mucho menos con el zumbido del río
a punto de desbordarse
Quiero la crueldad del niño que no tiene interés
por la vida, su falta de precaución, sus ojos aislados
del mar, lo que recorta y resguarda bajo una caja
de crayolas y no muestra a nadie por el riesgo
de convertirlos en aviones que caen
Luis Daniel Pulido
20, diciembre, 2010
*Del libro autobiográfico Prohibido degollar patos
ya que no padezco de fenómenos generacionales:
Ni hippie ni tecnócrata ni revolucionario,
siempre –rayo fulminante– conservo en mis puños
el hematoma y la giba contra la falsa libertad
del pensamiento de protesta
No creo en la voluntad romántica del socialismo,
tampoco en la obvia travesía de los capitales,
aunque prefiero Cancún o Los Cabos,
ese título particular que dan las mujeres bellas
No quiero desmitificar la Conquista,
quedarme atrapado –contigo o sin ti–
en esa porción de ingenuo chantaje;
quiero romper a patadas o golpes
los agravios que dan fisonomía
a la historia que nos cuentan:
hacer perceptible, en cada orgasmo,
la sangre que como una nube de nervios
desciende por mi pecho
No puedo decir te amo sin dar, mínimo,
veinticinco panes amargos a los perros del alma;
no puedo desaparecer la sed que tengo con poemas
de agua dulce, mucho menos con el zumbido del río
a punto de desbordarse
Quiero la crueldad del niño que no tiene interés
por la vida, su falta de precaución, sus ojos aislados
del mar, lo que recorta y resguarda bajo una caja
de crayolas y no muestra a nadie por el riesgo
de convertirlos en aviones que caen
Luis Daniel Pulido
20, diciembre, 2010
*Del libro autobiográfico Prohibido degollar patos
8 comentarios:
Cariño, si los chiapanecos tuvieran tu corazón
Me encnata platicar contigo, siempre!!!
Besos
Lolita:
Será? No sé, pero ellos tiene algo que yo no: dinero, ja
La verdad no hablo de ellos, es un rock, y como tal debe verse, digo
Un beso
Tu eres, y seguirás siendo, ese niño con falta de precaución y cruel como tu ternura lo permita
Te quiero
Besos
Yuri:
Mi amiga Gaby Barrios me envió sonidos del selva lacandona que ella misma grabó, así que hoy dormiré tranquilo y no haré travesuras
Besos
Gran poema, adorable puerquito,pero qué tiene que ver la foto con ese gran poema, aahhhhhhhh
Besos
Luis Daniel:
Si hiciera un recuento de tus maldades, de tus berrinches, de tu corazón alevoso, pero también noble, transparente y quizá por ello el de tu pasión, seguro viéramos al niño sentadito y cansado jugando a que su dedos son soldaditos de plomo que marchan a la playa, esa que siempre nos inventas y a donde llegamos, por peticion tuya, en bikini, ja
Besos, besotes, besitos
me declaro fan de las letras -y claro, de las fotos- que se alojan en este espacio. está chingón. saludos!
Karen:
Pues los ojos tristes de la muchacha, y que si la ves bien, está reflaquita y yo me ofrecí a llevarle unas frutas y también verduritas. Eso
Besos
Diana:
Una playa sin muchachas lindas en bikini es como un hot dog sin salchicha, una botanita sin cerveza, un cocol sin ajonjolí
Besos
Estimado Ariel:
Gracias por la visita, pero yo como tú también soy fan de esas muchachas pidiendo amor, que uno les tome sus manitas y las guíe a la camita.
Es bueno saber que ahora ya somos dos. Tú las rubias, yo las pelirrojas, vale?
Un abrazo
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