Hubo una canción que me hubiera
encantado bailar contigo,
en la explanada de la prepa,
en esa discoteca enfrente de la escuela:
Gaudimax, donde los motociclistas
de la ciudad hacían pactos con el diablo,
se dejaban la barba, eran rudos
como mis amigos Miguel Bolaños
y Tío Ranito
Bailar contigo después del festival
cultural con la banda Nicte-Ha,
folclor latinoamericano para apaciguar
pandilleros, ángeles del infierno,
la rudeza innecesaria
Bailar aunque me llevaras diez centímetros
de estatura, un año de lecturas,
era valiente
Yo solito, ya sin familia desde esos años,
en mi submarino amarillo,
como Lennon y McCartney
después de Mark David Chapman,
Ronald Reagan, La Guerra Fría,
borrado de la historia del Tec
Hoy hubo un juego y no fui convocado,
pero me llevo tu voz al corazón
y me duermo
Y ronco –dicen los cristianos,
mis vecinos que colocan almohadas
bajo mi cabeza y me salvan
de una broncoaspiración,
de montar un caballo y galopar
un largo desierto y robarte
De retar a un duelo a muerte
a tu marido
y echarle a mi perrito
Ladrido mortal
Hubo una canción que me hubiera encantado
bailar contigo…
Luis Daniel Pulido
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