jueves, 29 de agosto de 2024

AQUELLOS VIEJOS VAQUEROS


 

Era el año de 1985, y a dos meses de terminar la secundaria,
me expulsaron; hubo una negociación porque –Sex Pistols hasta la tumba,
era nerd y contra una calificación de dieces y la hoz y el martillo,
era, como dicen en el barrio, su padre;
el evento no tuvo importancia porque no era importante,
sino años después, por su ley: “vivir fuera del presupuesto
es vivir en el error…”
Me dieron mi certificado y seguí mi largo camino,
Sonora, Guadalajara, Cancún…
el sudeste asiático, regímenes de excepción,
la lucha de clases, el rock and roll
Puros barquitos de papel
El infierno de la cocaína y mi regreso a la inocencia
en un hospital, con el corazón por todos lados,
apunto de explotar,
Le Diorama Restaurant
No sé cuál es mi papel en este país
donde ahora todo es fácil:
la abogacía, matar a un niño,
desaparecer personas,
donde sólo eres libre bajo las enaguas
de los cinismos de la República
y su escuadrón de corifeos
Qué lejos aquel 1985,
de esos jóvenes patriotas que lo único que aprendieron
es a ir tras el dinero,
ratas de basurero
Escucho a Slayer…
Les devuelvo su país,
vaqueros
Luis Daniel Pulido

martes, 27 de agosto de 2024

NO MORE RADIOHEAD


 

Me encanta esta foto,
—accidente donde Shakespeare,
Klingsman y mis lecturas cruzaron
caminos en una cafetería
(en el centro de Tuxtla Gutiérrez):
Amadeus de Miloš Forman,
gente muy amable,
bailaron
Cantamos
No leí: Piccadilly Circus, London, England,
leí: Caleidoscopio Galería Taller
No encontré a los Rolling Stones,
puro Jesús de Veracruz,
sones y fandangos,
versos picantes,
¡No more Radiohead!
Acá nadie está triste –es la consigna
Y nos unimos al “zapateado”
Texto y foto: Luis Daniel Pulido

domingo, 25 de agosto de 2024

MALDITAS CERVEZAS, BENDITAS CERVEZAS


 

Hubo una canción que me hubiera
encantado bailar contigo,
en la explanada de la prepa,
en la azotea del Edificio C,
en esa discoteca enfrente de la escuela:
Gaudimax, donde los motociclistas
de la ciudad hacían pactos con el diablo,
se dejaban la barba, eran rudos
como mis amigos Miguel Bolaños
y Tío Ranito
Bailar contigo después del festival
cultural con la banda Nicte-Ha,
folclor latinoamericano para apaciguar
pandilleros, ángeles del infierno,
la rudeza innecesaria
Bailar aunque me llevaras diez centímetros
de estatura, un año de lecturas,
era valiente
Yo solito, ya sin familia desde esos años,
en mi submarino amarillo,
como Lennon y McCartney
después de Mark David Chapman,
Ronald Reagan, La Guerra Fría,
borrado de la historia del Tec
Hoy hubo un juego y no fui convocado,
pero me llevo tu voz al corazón
y me duermo
Y ronco –dicen los cristianos,
mis vecinos que colocan almohadas
bajo mi cabeza y me salvan
de una broncoaspiración,
de montar un caballo y galopar
un largo desierto y robarte
De retar a un duelo a muerte
a tu marido
y echarle a mi perrito
Ladrido mortal
Hubo una canción que me hubiera encantado
bailar contigo…
Luis Daniel Pulido

viernes, 23 de agosto de 2024

A VECES ARDO COMO ARDEN LOS HOMBRES RUDOS FRENTE A LAS MUJERES BONITAS (PUEDEN DECIRME COCHINOTE)


 

Que hay pendientes —me dices,
mientras acomodas papeles,
tu agenda, el abrazo de vuelta;
luego, como un rayo que parte
a la mitad la tierra, vas contra
la sobrerrepresentación en el Congreso,
el Poder Judicial —entrecomillas con tus dedos
índice y medio de ambas manos,
como si aletearan dos pequeños pajaritos,
lo que dices casi gritando— “independiente”
Si supieras lo que me dicen de ti,
ahora que todo es blanco o negro
y no hay oportunidad de reivindicar el tedio,
un país, un hemisferio:
Que eres fresa y naciste con privilegios
Y es verdad, creo…
Pero lo que nos une es la amistad,
algo de cachondeo,
ciertos libros,
lavar los platos frente a la cámara,
los primeros discos de Pearl Jam
Y esos nombres tuyos “Paine, Stuart Mill,
Madison” y yo citando los míos:
Revueltas, Rulfo, Azuela
Supongo que tienes dinero,
pues haces cosas que generan mucho dinero,
hablas de números, estrategias comerciales,
(que México tiene más del 82% de comercio
internacional con Estados Unidos y Canadá)
a un señor pelón al otro lado de la pantalla
Las migajas de galletas sobre el escritorio
son parte de la ansiedad —pienso,
y añado: mientras no sea otra cosa
Vi la película El lobo de Wall Street,
sabes…
¿Qué nos une? No lo sé,
pero te alzas el vestido y dices:
“me arañó el gato”
Y yo me enciendo por dentro
Luis Daniel Pulido

lunes, 19 de agosto de 2024

LO MÁS LINDO DE LA VIDA


 

Me pregunto si me recordarán las muchachas que molestaba en la secundaria, en la prepa, siempre haciendo cosas raras para llamar su atención: a Nadia le controlé un balón, más de cien golpes con ambos pies: la estética del pádel, gimnasta chino, una cosa maravillosa. A Marina le escribí poemas, tripitas de gato con hambre, puras cosas que la hicieron reír. A Magda, mi voz engolada, mi porte de Clark Gable, mi Acorazado Potemkin, películas de Chaplin, pero ella sólo escuchaba a Vicente Fernández. Y no grabé su nombre en la penca de un maguey ni cosa que se le parezca, porque era un golpe a mi inteligencia. Sí, mamón desde chiquito. A Julissa, que es tapatía, Los cuentos de Canterbury, mi solo de guitarra al aire, la canción: Every Rose Has Its Thorn, la dedicatoria en un libro mío: El apetito de los ciegos. A Adriana, un prontuario de contabilidad rayado y con fragmentos de Los Versos Satánicos de Salman Rhusdie y un cassette con baladas de Skid Row, Motley Crue y Black Sabbath. A Erika, que vino de Tijuana, las mentiras más dulces, el encanto, el poder de las palabras y todas esas cosas que hacen los poetas que son estrellas de rock… y un pedacito de cielo. A Gina, que es tapatía también, ya grandecita, una estrellita en su frente, mi paz mental, mi dolor de rodilla, mi experiencia de todos los años de revolucionario, mi pasamontañas, mi identidad secreta… Spider Man. La que pregunta “¿Ya pudo hacer popó mi revoltoso?”
Afirmativo.
Luis Daniel Pulido

lunes, 12 de agosto de 2024

EN ALGÚN LUGAR DE LATVERIA


 

Si te pido que regreses
–efecto dominó no reconocido por la historia del arte–
es porque esto de la morosidad en la poesía
aumenta el número de administradores;
y tú sabes que un mismo radio para sesenta personas
es ya cosa del INEGI o de un buffet de contadores:
el SAT, una colonia nueva, la Secretaría de Hacienda
Hay quienes recurren a materiales orgánicos,
a los dueños de la bolsa, a la decoración
de interiores, a osos polares;
hay quienes no: recurren al coraje,
al sexo explícito, al juego al mediodía,
al club de hombres que aman el rock,
la cerveza, a las rubias que visten de mezclilla
Igual no vuelves y este país ya no tenga
centro de gravedad, tlatoanis que escriban
“los las los las los las” como ejemplo
de mestizaje del lenguaje, de tierra para todos,
de periodismo sin fronteras
Bah
Sé que la vida sigue en los sectores públicos pertinentes,
en la federación de estudiantes que elegiste,
la insurgencia de los que sí participan,
el bostezo de los que publican libros de poesía,
los que salen a correr a las seis de la mañana
y deciden morirse en la sala de su casa
Luis Daniel Pulido

domingo, 11 de agosto de 2024

EJERCICIO POÉTICO DE UN TALLER LLAMADO MI RAYO ES EL ROCK


 

Acá las cosas siguen mal,
el panorama social es muy triste,
las proporciones de pan,
como el zumo de limón y los estoicos
llevan alimento a las penínsulas del pensamiento
a cuadras, corrijo, kilómetros de clubes
de lecturas pasados y presentes
donde dicen “amamos los libros”
como si obtuvieran medallas olímpicas,
porque fuera eso –leer– un privilegio,
cuando lo que convoca –leer–
es ir la guerra, a las técnicas hortícolas,
caminar la tierra,
una relación directa
con la vida,
que a su vez (la vida) es un libro
con tarjetas de frases adentro,
digamos, la página 75,
es un ejemplo,
y sí (con énfasis) darse de golpes con el gobierno
y al mismo tiempo cerrar un libro de Bulgákov,
porque los rusos sí los rusos,
y llegar a casa y soñar con mujeres en bikini
que me llevan uvas a la boca
como llegan los recibos de luz que no he pagado
y se sabe que se viene una noche larga
y aplasto moquitos mientras tú,
bien bonita, andas en Parras,
Coahuila,
en un bonito caballo
Leer, creo, da para esto
Luis Daniel Pulido
Pulidín, City. 10 de agosto, 2024

martes, 6 de agosto de 2024

LA CITA

 



De la muerte se ha hablado desde distintas aristas, escenarios, a veces desde el lenguaje y las endorfinas de la academia, bocadillo para unos cuantos; desde la novela, el ensayo, las canciones, la sencillez inmediata, su dolor profundo, la orfandad, ese silencio contra el ruido de un pueblo bullanguero y que te aparta para que cites a François de La Rochefoucauld: “Todos tenemos la fuerza suficiente para soportar el dolor de los demás”. Ah, la muerte. Nos deja más solos. La muerte que se ha llevado a mi hermano, a mi madre y hace un siglo a mi padre. No tomé por asalto las tumbas reales de Saint Denis, caminé cien días por las calles de la ciudad. Toqué una puerta, pedí comida, tenía hambre. Vi mi reloj. Y vi al cielo. Luego la casa de enfrente, ruinas de un pasado festivo. “Tengo que regresar a casa, mamá ya hizo la comida, debe estar lista, me está esperando”, pensé. En el camino recordé que mamá ya había muerto y que no tengo casa. De eso hace cien días. El sol me quema.
Luis Daniel Pulido