Me quedó claro que no brincaría tan alto
como Michael Jordan,
que viera atunes como lenguas rojas
Me quedó claro que el amor me obliga
a “opiniones bien informadas”,
a los pájaros tristes en los cables de un anillo
periférico
Que la música punk nada tiene que ver
con el nacimiento de Dostoyevski,
el taller de poesía donde no te permiten
rascarte la nariz,
buscar gatitos bajo los coches
Me quedó claro que los ajos tiernos
–como los raros peinados nuevos,
me hacen pisar descalzo la tierra
Empezar de cero
Con la mujer más bonita
de la tienda
Luis Daniel Pulido
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