Ayer me dijeron “viejo sabroso”
un par de chicas que regresaban
de las vueltas a las aldeas globales
Me dijeron “viejo sabroso,
le arrimamos el camarón y renuncie
a sus batallas, a la mesita de noche,
háganos el cuchi cuchi
¿Nos convida hamburguesa?”
Se sentaron frente a mí
y una de ellas metió su dedo
entre el pan y la carne
“Viejo sabroso” dijo entre dientes,
y la catsup tiró del hilo a un montón
de caballos que nada tienen que ver
con la literatura sino con la piel y
el rock
y los riesgos y las advertencias:
El amor es el guiño que abre la
tierra
Luis Daniel Pulido
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