Antes uno bebía caguamas en las
banquetas
y reconstruir el país era común en
esa especie
de bohemia pandillera –comunismo
asociativo
contra el Estado
con Marx y los Rolling y Megadeth:
el trenecito que nos llevó a escribir
libros
y pegar fanzines antigobierno:
gritar “aquí no pasarán”
Nos retábamos a golpes
–nos importaban de verdad los
detalles
de la revolución y el lenguaje y el
sexo
con mujeres que en el verano llegaban
de la Ciudad de México
Fuimos descuidados con nuestra
higiene,
jugábamos futbol hasta la más alta
hora
de la noche y coreábamos Lucha de
gigantes
y todas las canciones del mítico Metal caído del cielo
Antes uno bebía caguamas en las
banquetas
y nos pasábamos el walkman para
escuchar canciones,
no enmarcábamos “likes” ni sabíamos
de economías
informáticas ni naranjas ni
emergentes ni de apoyos sociales
Descubrimos el mundo a golpes,
hablábamos de bunkers, jamás de
oficinas
Hoy van al McCarthy's Irish Pub los
sábados
por la noche y beben cervezas
importadas
y aceptan la pequeña muerte de su
salario
y son limpios y visten como
profesores
de filosofía de la Universidad de
Yale
y escriben poesía –ese gran tirano
del mérito
de clase,
y corean covers de bandas de otras
bandas
Yo acaricio mi barba y mi panza
y recuerdo a mis amigos muertos
Ya estaríamos repartiendo madrazos
–pienso,
pero ahora los hombres son feministas
y políticamente correctos
y aman a los gatos y los perritos
y qué pena
Perdón, voy a cerrar la puerta
Luis Daniel Pulido
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