En
la casa hay pocos libros
–tuve que vender algunos en galerías y
estacionamientos–
y fue
como dejar distintas teorías sin dientes,
igual
que las onegés de la América indígena
o las
entrevistas a cantantes profesionales
No
voy a recuperar esos espacios,
hoy disfruto
poner una pistola en la sien
a quien
entra a robarme,
gritarles
improperios hasta arrodillarlos
Disparar
o no disparar, that’s the question
Pero
el hombrecito llora y se orina;
olor
a orina y marihuana, qué fastidio
Reconsidero:
Nada de esto vale la pena
y salgo
a la calle a buscar forcados portugueses,
calles
amplias de terracería,
el arduo
camino que me hace extrañar los libros
Luis
Daniel Pulido
1 comentario:
No dispares, una mirada tuya basta. Eres tan imponente
Besos
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