La música rock ha estado
presente en mi vida desde los catorce años. Mis primeros discos fueron 1984 de
Van Halen y el de Iron Maiden titulado así: Iron Maiden. Susceptible a los fenómenos
sociales y a negarme a ser una región de nervios y neuronas que aceptara todo
lo que te exigía (creyera) la escuela, me daba vergüenza aceptar tener un presidente, en ese entonces,
como Miguel de la Madrid, un partido político absoluto que aseguraba su
posición mientras se adormitaba al pueblo con telenovelas y programas como Siempre en domingo y el “cosmopolismo”
noticioso de un tal Zabludosky y su 24
horas.
Destaco la revista Proceso –más por cómo
se fundó por lo que fue después–, y el suplemento Sábado, del Uno más uno. Ya en los 90, la revista cultural de la
Jornada dirigida por Roger Bartra. Pero eso, años más tarde.
Siendo adolescente, por el rock, me
inventé otras formas de vida no analizadas, según yo, y que después supe se dividían
en utopía y ucronías. Sobra decir que desde ahí, pero sin estar consciente, el
único punto de apoyo que se me permitió fue el de la soledad; y por decisión,
renuncié a los dieces por ceros. Reprobé. Era parte ya del diseño conceptual y
gráfico de Pink Floyd y su mítico álbum y película The Wall; de Whitman y Tommy* y El
Cuervo de Edgar Allan Poe.
Un día me levanté con ganas de matar a
Chabelo, pero me di cuenta que era más fácil golpear a un compañerito de la
escuela. Y lo golpeé.
Me expulsaron.
Nadie dijo que escuchar rock en este país
sea fácil. Sin duda. Qué importa, pues después vinieron los libros y las novias
y las drogas y hoy sólo tengo los libros y mis discos y para olvidar lo perdido
digo que soy El Hombre Araña y es bonito porque cuando eso pasa es síntoma de
que mi corazón de niño cruza la calle en una fila de patitos como en las
antiguas caricaturas que veo en Boomerang.
La vida es un vinilo, y este día no
argumento ideas sino decibeles; y voy a la cocina por otro plato de sopita con
la determinación de ser (ya) buena persona.
Y la sopita ayuda, y más
cuando la acompaño con aceitunas y nueces y mi soda favorita.
Gracias Rock, por todo lo que me diste.
Luis Daniel Pulido
*The Who
*The Who
6 comentarios:
Maestro, no noto la línea entre el adulto y el niño o ambos se me confunden, como el mar con el cielo, la luna con marte y un beso en la frente con un beso en tus labios
Sos grande Luis Daniel, Chincho y no estás solo, es el precio por ser diferente, especial y maravilloso
Cuídate, la banda de Zcatecas está contigo, jijijijijiji
Coincido, acá solo rock. Poco a poco, pero vas allegar con bien. Tus amigas de toda la vida
Y salud por tus enseñanzas
Besos
GRACIAS A TI POR TODO LO QUE NOS HAS DADO
TQM
Y qué linda casa, Luis Daniel
Cuídate y pa' adelante
besitos!!!!!!!!!!
15 años de leerte y querer seguir haciendolo siempre
beso, abrazo
muack!
Yo, creo en ti...
Yo, creo en ti...
Yo, creo en ti....
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