A Sayuri no le gusta su nombre porque dice que es como un estacionamiento vacío, un taxímetro o un mollete en salsa verde. Yo le digo que es bonito, que he detenido mis palabras frente a su casa sin necesidad de pasarme un semáforo en rojo –de los que ella dispone– en sus avenidas de pequitas cuando en un desentendido de estaciones le suda la nariz y parpadean las luces de la cocina. Debe ser porque ambos estamos a dieta, pienso.
Pero Sayuri insiste en encontrar uno libre, de los que a la mitad de cada letra no la remitan a la embajada japonesa, o a serenatas de inexpertos boleros, o a rockcitos sostenidos por pequeños pedestales. Quiere –si se le dedica– uno de Luis Daniel Pulido. Mínimo.
A Sayuri le gusta la pasta a la boloñesa y comprar revistas de entre treinta y cincuenta pesos. Olvida, al menos por un momento, que quiere cambiar su nombre al de A, Fuego, Colmena, Mediodía.
Yo le digo que se vaya a vivir a mi casa. Tengo libros, Gatorades, baño con agua caliente y un colchón bien bonito donde caben todas las técnicas pre-matrimoniales que he aprendido a lo largo de la vida.
Y no, no te visitará la cigüeña. Hay una farmacia cerca.
4 comentarios:
Jajajaja Eres un coqueto, Chincho
Besos
ma o meno, chica, ma o meno
Besos (y cúbrase, le va a dar un resfrío, ja)
Mira nada más con qué me encuentro cuando vuelvo a visitar tu blog después de mucho tiempo.
Las revistas ya subieron a $38.00 :(
Beso de búho :)
p.d. AMO a Ramona, quiero ser como ella cuando sea grande ;)
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