Vente, vamos por piedritas al río para quemar cal
La arquitecta
No he comprado el boleto para el último concierto de Black Sabbath, pero en los arcos de tiempos, el ocio se vuelve un compendio de ocurrencias. Me levanto a las 4 de la mañana junto, imagino, a problemas globales, un planeta en estado de emergencia permanente. Salgo a caminar con mis perros porque su levedad me funde con la madrugada. Ya ahí puedo estar en Birmingham, en los barrios donde apenas la gente despierta, en los ojos de un gato persa, en un lago profundo con puntos de luz que me invitan a bailar. No sé cuánto tiempo pasa. Todo queda encapsulado en este momento, cuando un perro con ternura se acerca a un niño con Síndrome de Down, en ese breve deslizamiento de amistad. Y no quiero abrir los ojos.
Luis Daniel Pulido
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