Ahora que mis amigos se están muriendo
y los cineastas a los que amamos son nostalgia
de otros tiempos,
que jamás publicaremos
Acostados en la cama,
leyendo un libro,
masticando un sándwich de pavo,
las cinco reformas constitucionales
La vieja mirada fijada en el tiempo
no va más,
es el coche bomba en el estacionamiento,
el antiácido, la lidocaína, el algoritmo
Dijimos juntos:
“He visto relámpagos resplandeciendo
en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo,
igual que lágrimas en la lluvia. Llegó la hora de morir…”*
Y le di un largo trago a mi bebida
Aún son mis amigos los que escuchan
a los viejos Rolling Stones
y llegan a casa como si hubieran
cabalgado tres días seguidos
Siempre habrá whisky para ellos
Luis Daniel Pulido
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