El camión pasaba a las seis de la mañana;
no éramos granjeros, pero lo parecíamos:
niños raquíticos con pereza agrupados
tratando de no perder el paso
no éramos granjeros, pero lo parecíamos:
niños raquíticos con pereza agrupados
tratando de no perder el paso
El camión –espasmo de fierros viejos–
nos llevaba a la escuela:
esqueleto educativo bajo la sombra
de otras urbes, una guerra –por cierto–
que no termina
nos llevaba a la escuela:
esqueleto educativo bajo la sombra
de otras urbes, una guerra –por cierto–
que no termina
El camión: bostezo de arcos estáticos,
eco de la piedra en el tiempo,
laberinto óseo de mis dedos:
aura de alto voltaje de buenas
canciones
eco de la piedra en el tiempo,
laberinto óseo de mis dedos:
aura de alto voltaje de buenas
canciones
En el Congo alguien reza un Padre Nuestro
Y no me salvo
Luis Daniel Pulido
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