lunes, 8 de octubre de 2018

ACEREROS Y VIKINGOS




Alguna vez percibimos
el choque de un pistón de fuego
en la profundidad de la Tierra;
y se te cayeron las llaves del auto,
llamaste a tus padres
–no te importó que el aire se llenara de polvo–
marcaste

Eran los años del bachillerato,
el Tec Regional de Tuxtla Gutiérrez:
el camino más largo y complicado de la historia,
transcripción Verbatim o invención de otra lengua,
tentativas frustradas de pertenencia

Te llamabas Mónica o Marisa
–mi idea de universalidad posterga
las divisiones sociales y las relaciones de clase–
y en los años 80 no encajaba en el repertorio
de la moda marcada por las familias tradicionales

Así que igual te llamas Mónica o Marisa

De treinta años atrás padezco de recuerdos
que no son míos

En Sonora –dice una postal– vive mi padre

Luis Daniel Pulido

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