Son las siete de la mañana:
a una cuadra los burócratas
pastan en su alberca
y los de enfrente —insisten—
que no hay Cultura más grande
que cantar a los Tigres del Norte
a una cuadra los burócratas
pastan en su alberca
y los de enfrente —insisten—
que no hay Cultura más grande
que cantar a los Tigres del Norte
Y pienso en el golpe luminoso
que les atraviese un ojo,
pero vuelvo al trinar de los pájaros:
a la calma que me da el agua del estanque,
al día que empieza en autopistas vacías,
a la fruta que madura y protejo con mis manos
que les atraviese un ojo,
pero vuelvo al trinar de los pájaros:
a la calma que me da el agua del estanque,
al día que empieza en autopistas vacías,
a la fruta que madura y protejo con mis manos
Es domingo y por salud me tapo los oídos
Luis Daniel Pulido
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